El superalimento que mejora la salud de las arterias y favorece la salud cardiovascular

Velar por el bienestar físico y emocional es tarea de todos. Para ello, recomiendan mantener una alimentación saludable que permita cuidar el organismo de manera integral y eficiente, en especial cuando se trata del corazón y las arterias, por lo que algunos superalimentos resultan indispensables para ayudar al cuerpo humano.

Así entonces, los frutos secos son la opción indicada, para mantener el corazón palpitando saludablemente, pues contienen ácidos grasos insaturados y otros nutrientes que aportan las propiedades necesarias para fortalecer este órgano. Sin embargo, una de sus desventajas es el alto contenido calórico que tiene, por lo que expertos del tema recomiendan consumirlo en pequeñas porciones.

De acuerdo con varias investigaciones, comer frutos secos disminuye los niveles de inflamación relacionada con los problemas cardiacos e incluso, con la diabetes. Seguir una dieta balanceada y correcta puede aportar significativa en los siguientes aspectos:

• Mejora la salud de las arterias
• Disminuye la inflamación relacionada con enfermedades cardíacas
• Merma el riesgo de coágulos sanguíneos, que pueden causar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares
• Reduce el riesgo de tener presión arterial alta
• Previene el riesgo de muerte prematura debido a una enfermedad cardíaca
• Rebaja los niveles del colesterol no saludable, en particular el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés, o “malo”) y los triglicéridos, que pueden bloquear las arterias

Beneficios de los frutos secos para el corazón

Según algunos profesionales del tema, los frutos secos son fuente de proteínas como grasas insaturadas, ácidos grasos Omega-3, fibra, entre otros.

• Grasas insaturadas: Estas ayudan a reducir los niveles de colesterol malo.
• Ácidos grasos omega-3: Los ácidos grasos omega-3 ayudan a mermar el riesgo de tener un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
• Fibra: Está comprobado que todos los frutos secos contienen fibra, que ayuda a reducir el colesterol. Además, ayuda a controlar la ansiedad por comer.
• Esteroles vegetales: Algunos frutos secos contienen esteroles vegetales, una sustancia que puede ayudar a reducir el colesterol y se encuentran alimentos como la margarina y el jugo de naranja para obtener beneficios de salud adicionales, pero también en los frutos secos de forma natural.
• L-arginina. Algunas investigaciones señalan que la L-arginina controla la presión arterial, mejorar el colesterol y la salud general de los vasos sanguíneos.

Porción de nueces

Como bien se dijo, los frutos secos deben comerse como moderación debido a su alto contenido de grasas, por lo que expertos recomiendan que para adultos las porciones deben estar entre 4 y 6 semanales. Eso sí, sin sal. Para los niños, la cantidad de este alimento varía dependiendo de la edad, por lo que es el pediatra quien debe establecer la cantidad necesaria para cada menor.

“Elija frutos secos, crudos o tostados en seco, en lugar de frutos secos cocidos en aceite. Una porción es un puñado pequeño (1,5 onzas o 43 gramos) de frutos secos enteros o 2 cucharadas de mantequilla de frutos secos”, indican el portal web MayoClinic.

Es de resaltar que la mayoría de los frutos secos parecen ser saludables, pero algunos pueden aportar menos que otros al corazón. Por ejemplo, las nueces contienen altas cantidades de ácidos grasos omega-3.

“Las almendras, las nueces de macadamia, las avellanas y las nueces pecanas también parecen ser bastante saludables para el corazón. También lo son los maníes (que técnicamente no son frutos secos, sino legumbres, como los frijoles)”, agregan en el mismo portal.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en Estados Unidos. Sin embargo, existen formas de prevenir y controlar muchas enfermedades del corazón. La misma entidad especializada afirmó en su portal web que las causas de las enfermedades del corazón dependen de varios factores como el estilo de vida, la genética, las infecciones, los medicamentos y otras afecciones.