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Relaciones fundamentales

Son pues infinidad de logros que la relación con los Estados Unidos ha traído a Colombia, aunque también han existido y subsisten diferencias. La amistad y la afinidad en el respeto por la democracia y las libertades nunca ha significado la sumisión que pregonan quienes se declaran enemigos del “imperialismo yanqui”.

30 de octubre de 2022 Por: Editorial .

El cambio de gobierno en Colombia ha significado también una variación de carácter ideológico en la conducción de las relaciones internacionales de nuestro país. Sin embargo, ello no puede llevar al rompimiento de lazos que se han construido a través de nuestra historia con naciones basadas en el respeto a la democracia y, sobre todo, con profunda importancia para el progreso de nuestra Nación.

El caso más significativo es la relación con los Estados Unidos que cumplió doscientos años, productiva y fecunda que ha significado beneficios indudables para los colombianos en muchos campos. Está en primer lugar la relación comercial que en los últimos diez años ha permitido exportar US$127.000 millones a través de un Tratado de Libre Comercio que si bien necesita revisiones y desequilibrios ha servido para asegurar un mercado estable y creciente, al punto en que en el primer semestre del 2022 se vendieron $US7.314 millones, correspondiendo el 58,3% a productos minero-energéticos y el 41,6% a productos agrícolas y elaborados, así como a materias primas y químicos.

Y luego está la ayuda económica que por US $30.000 millones ha recibido Colombia de los Estados Unidos en los últimos diez años para campos como la justicia. También debe hacerse mención principal de lo que esa relación ha significado para la educación de millones de colombianos, así como para la tecnología y los desarrollos científicos de nuestro país, o su apoyo permanente a los esfuerzos para combatir el narcotráfico, en especial a finales del Siglo XX cuando estuvo en riesgo la estabilidad de la democracia y del Estado.

Son pues infinidad de logros que la relación con los Estados Unidos ha traído a Colombia, aunque también han existido y subsisten diferencias. La amistad y la afinidad en el respeto por la democracia y las libertades nunca ha significado la sumisión que pregonan quienes se declaran enemigos del “imperialismo yanqui”.

Ahora, según su embajador en Washington, el interés se centra en “tres pilares fundamentales: cambio climático y protección ambiental, sobre todo el bloque de transición energética y socioecológica; y la ‘paz total’, relacionada con implementación del acuerdo de paz”. Pero el gobierno del presidente Gustavo Petro pretende darle un vuelco a esa relación, y ha producido altibajos mediante declaraciones del Mandatario de los colombianos y actuaciones con respecto a la dictadura que manda en Venezuela.

Por supuesto, el manejo de las relaciones internacionales es de resorte casi exclusivo del Jefe del Estado. Pero en ellas debe pesar la importancia que la nación, y no sólo el Gobierno, le da a una relación que ha sido fructífera y es reconocida por sus bondades para nuestra economía, nuestra estabilidad democrática e institucional y para el desarrollo de nuestra nación.

Como también debe consultarse a los colombianos si es mejor el establecimiento de nexos con dictaduras que han protegido grupos criminales que delinquen en Colombia, como está ocurriendo con la dictadura de Venezuela. Ojalá, las ideologías no dañen lo que nuestro país ha construido durante dos siglos.

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