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Protesta sin violencia

Lo que es inaceptable es que la movilización de ayer por la mañana en Cali haya sido tomada por encapuchados que desencadenaron una escalada de violencia, obligando a la intervención de las autoridades.

17 de octubre de 2018 Por: Editorial .

Ayer se cumplió otra jornada de manifestaciones que reclaman mayores recursos para las universidades del Estado. Como protesta social deben ser respetadas, lo que no evita que se condene la violencia que se tomó el sur de Cali, protagonizando actos de violencia inaceptables.

Lo que hoy se está viviendo es consecuencia de muchos años de aplazar la revisión de las normas que rigen las relaciones entre las universidades públicas y el gobierno central, en especial, en lo referente a los aportes que deben entregarse para el sostenimiento de eso centros, para la educación superior que deben suministrar y para la investigación que deben promover. Es sin duda un tema crucial para ofrecer oportunidades a los jóvenes, en especial los provenientes de familias con limitaciones económicas que necesitan del subsidio oficial.

Lo que está en discusión es la existencia de un abultado déficit en las finanzas de las universidades públicas y la posibilidad de que crezca, a causa de las rigideces que presenta la ley 30 de 1992. De otra parte, está la posición del gobierno que reconoce la existencia del problema y ha instalado mesas de diálogo para tratar de encontrarle soluciones, ofreciendo también algunos recursos.

Hay pues una disposición a enfrentar lo que parece ser una crisis que reclama cambios, y en la cual se han hecho presentes tanto los rectores de las universidades involucradas como representantes de los estudiantes, todos con el ánimo de aportar a las soluciones. Lo destacable es la manera tranquila en que hasta ayer se habían llevado a cabo las movilizaciones y las protestas, entendiendo que es uno de los más difíciles problemas a resolver, en la medida en que allí se involucra también la eficiencia con la cual se manejan recursos públicos que salen de los impuestos que pagan los colombianos.

Lo que es inaceptable es que la movilización de ayer por la mañana en Cali haya sido tomada por encapuchados que desencadenaron una escalada de violencia, obligando a la intervención de las autoridades. Bloqueos a las vías y a las estaciones del MÍO, ataques a buses del Sistema de Transporte Masivo, quemas y bombas papa fueron algunos de los hechos ocasionados durante las revueltas frente a la Universidad del Valle.

Con ello trataron de sembrar el caos y perjudicaron a cientos de miles de personas, entre los cuales se destacan los estudiantes de las universidades y de los colegios ubicados al sur de la ciudad. Es claro que durante esas protestas hubo otros intereses diferentes al de reclamar por más presupuesto para las universidades estatales.

Y como ha ocurrido en ocasiones anteriores, en la movilización hicieron presencia infiltrados con el propósito de confundir y generar una conmoción que alteró el orden y que nada tiene que ver con los reclamos para fortalecer las universidades públicas. Fue la violencia como instrumento para atemorizar a la sociedad.

Eso no puede calificarse como un movimiento estudiantil que lucha por mejorar la educación en Colombia. Y por el contrario, le ocasiona daño a la causa de quienes hacen uso del derecho a la protesta para exigir soluciones.

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