Problema eterno

En principio la estrategia parece acertada, además de necesaria, para ponerle orden a la ciudad, y en primer lugar para brindarles garantías a quienes se dedican al comercio informal, que de acuerdo con el censo son en su mayoría personas cabeza de hogar que cuentan con ese como el único medio de sustento para ellos y sus familias.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

16 de dic de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:23 p. m.

Organizar y regular a los vendedores ambulantes ha sido una tarea constante e infructuosa en Cali. En un nuevo intento por abordar el que es, sin duda, uno de los asuntos más complejos de la ciudad, la actual Administración Municipal presentó su estrategia para formalizarlos. No queda claro si el plan incluye el despeje del espacio público, como lo demandan los caleños.

Luego de un trabajo que duró dos años, la Alcaldía dio a conocer hace algunas semanas los resultados del estudio de caracterización socioeconómica realizado en las 22 comunas y los 15 corregimientos de la ciudad, con el cual obtuvo información de 16.000 personas que se dedican a las ventas informales en la capital del Valle. Sería apenas la mitad de una población que, según los cálculos, supera las 30.000 personas y que crece a diario con la migración que llega a Cali.

A partir de esa información comenzó un acercamiento con quienes están censados y se presentó un plan piloto para carnetizar y formalizar a la mayor cantidad de vendedores ambulantes, así como para reorganizarlos en los mismos espacios donde habitualmente trabajan. En principio la estrategia parece acertada, además de necesaria, para ponerle orden a la ciudad, y en primer lugar para brindarles garantías a quienes se dedican al comercio informal, que de acuerdo con el censo son en su mayoría personas cabeza de hogar que cuentan con ese como el único medio de sustento para ellos y sus familias.

Según la propuesta del Municipio hay trece puntos de la ciudad definidos donde los vendedores estarán debidamente identificados y se otorgarán los permisos dependiendo de los productos o servicios que ofrezcan. Es decir, lo que se plantea no es más que una carnetización con la cual se sabrá quién y qué se vende. Nada se habla de la recuperación del espacio público, si los andenes en zonas como el Centro se les regresarán a los peatones para que circulen con tranquilidad o se intervendrán las vías exclusivas para vehículos donde hoy impera el caos, y cómo se garantizará la seguridad en esos lugares, motivo de preocupación ciudadana.

Abordar las soluciones para el problema que significan las ventas ambulantes es complejo y más en una ciudad donde el índice de empleo informal es, según el Dane, del 44,9% y ese comercio mueve cerca de $26.000 millones al año. Ninguna de las estrategias de las administraciones locales para reorganizar a los vendedores informales y recuperar el espacio público ha tenido éxito. Basta recordar el fracaso en que se convirtió hace una década el intento de trasladar a 3000 ambulantes a los centros comerciales Cali I y II, en el Centro. Los edificios fueron abandonados e inutilizados, y las ventas volvieron a las calles a las pocas semanas.

Sin desconocer que se trata de un asunto con profundas implicaciones sociales y económicas para Cali, que ha sufrido en los años recientes las consecuencias de la pandemia y de los dos meses de paro del 2021, controlar y regular las ventas ambulantes, rescatar el espacio público y devolver el orden en la ciudad son obligaciones de la Administración Municipal. Así lo demandan los caleños

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Editorial