Preocupaciones del G-20
Por supuesto, hubo oportunidad para el diálogo bilateral que permite encontrar acuerdos sobre los problemas inevitables entre los países asistentes, así como se habló de las dificultades creadas por la inflación, la recesión y el cambio climático.
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17 de nov de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:18 p. m.
Convertida en una reunión política de presidentes y jefes de Estado que dejó en segundo plano los asuntos económicos, la Cumbre del Grupo de los 20 en la isla de Java puso en evidencia la preocupación mundial sobre la invasión a Ucrania, el desarrollo de la guerra y la necesidad de encontrar una solución negociada.
En sus inicios, a las reuniones del también llamado G-20 asistían los ministros de Hacienda de las que eran las naciones con las economías más grandes del planeta. Como punto de encuentro para tratar temas distintos a los que ocupan escenarios como la ONU, allí se hablaba de los problemas y de los progresos en los asuntos que trajeron la globalización, los desarrollos de la tecnología y la integración que impulsó el intercambio comercial, superando las tradicionales reuniones diplomáticas.
Pero esta vez, la reunión se concentró en la necesidad de detener la confrontación bélica en Ucrania, por lo cual hizo presencia a través de una teleconferencia su presidente Volodimir Zelenski. “Tenemos que terminar la guerra. Si la guerra no termina, será difícil para el mundo avanzar”, dijo Joko Widodo, presidente de Indonesia, el país anfitrión, con lo cual reflejó el pensamiento de la inmensa mayoría de asistentes a la Cumbre.
Widodo se refería a los desastres que causa la invasión de Ucrania, tanto desde el punto de vista económico como desde la tragedia humanitaria que padece el pueblo ucraniano. Pero, ante todo, desde la perspectiva de un riesgo absurdo pero cercano, así Rusia lo haya descartado por ahora: el uso de armas atómicas.
Por ello, a la Cumbre llegaron los presidentes y jefes de Estado de las potencias y de los países de más peso en el concierto internacional. Menos Rusia, que envió a su ministro de relaciones exteriores, el cual debió soportar el reclamo constante de los asistentes para que su país se proporcione para terminar un conflicto que no tiene sentido y está causando graves inconvenientes en todas partes del planeta y no solo en Europa, donde el bloqueo al gas ruso lleva a anticipar un invierno más que difícil.
Y fue común registrar las reuniones del presidente de Estados Unidos y de los demás países de Occidente con su homólogo de China, Xi Jinping, en las cuales se reforzó el mensaje de cordialidad con el líder de la segunda potencia mundial. Aunque hubo tiempo y espacio para tratar los temas que se acostumbran en las reuniones de ese grupo, lo más notorio fue la insinuación generalizad para que Xi se prestara a servir de intermediario frente a Putin para detener una confrontación que destruye a Ucrania y tiene a Rusia en el aislamiento mundial.
Por supuesto, hubo oportunidad para el diálogo bilateral que permite encontrar acuerdos sobre los problemas inevitables entre los países asistentes, así como se habló de las dificultades creadas por la inflación, la recesión y el cambio climático. Sin embargo, lo más notorio, incluso en la declaración final que eludió una condena frontal a Rusia y mostró la posición prudente de la India y China, fue la guerra en Ucrania y la necesidad de evitar el uso de cualquier tipo de armamento nuclear.
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