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No más insensatez

Lo que está ocurriendo dejó de ser algo que pertenece al ámbito académico y administrativo de la Universidad para transformarse en un pulso de fuerza planteado por quienes dirigen el bloqueo de ahora a las autoridades universitarias y a la Gobernadora. Pero, ante todo, es el inaceptable uso de la fuerza que desconoce los derechos de la inmensa mayoría de estudiantes que quieren regresar a las aulas, además de afectar las finanzas de Univalle.

28 de enero de 2019 Por: Editorial .

Luego de meses perdidos, los estudiantes de la Universidad del Valle parecen condenados a continuar una parálisis que ya no tiene justificación alguna. Es la presión de un grupo que pretende mantener cerrado a la fuerza el centro educativo, sin importar el daño que le están causando a la comunidad de Univalle.

El paro nacional estudiantil se justificó por sus líderes en las dificultades que presentaban las universidades públicas por la falta de recursos y de decisión para incluir en el presupuesto nacional las partidas necesarias para superar los problemas administrativos y financieros. Todas esas inquietudes, expresadas también por los rectores y directivos de las entidades educativas, fueron debatidas durante los meses que duró el paro y tuvieron una respuesta del Gobierno Nacional.

Esas circunstancias llevaron a pensar que en el primer mes del 2019 se reanudarían las clases y se haría lo posible por recuperar el tiempo perdido para no tener que clausurar el segundo semestre del año anterior. Tal expectativa se cumplió en todas las universidades, con excepción de la del Valle y de la de Antioquia. En lo que respecta a Univalle, algunos de los miembros de las asociaciones estudiantiles que promovieron la parálisis se tomaron ayer las instalaciones de la Universidad, impidiendo la reanudación de las clases y desconociendo la voluntad de la mayoría de los estudiantes.

Sus argumentos fueron dados a conocer mediante un comunicado en el cual se nota el interés de sus autores por usar la parálisis para hacer política. Nada distinto puede pensarse de quienes pretenden emplazar a la Gobernadora del Valle y al Rector de la Universidad para que comparezcan ante una asamblea y expliquen las decisiones que han tomado. Y peor aún, que se les acuse de no haber cumplido el “debido proceso” frente a los promotores de la toma ni ofrecer garantías políticas.

Lo que sí es cierto es que las directivas de Univalle han sido generosas con el movimiento estudiantil, ofreciéndole garantías para recuperar el semestre y disponiendo lo necesario para reanudar las clases, mientras no han aplicado sanciones a quienes promovieron la huelga. Todo ello ha causado erogaciones considerables, ha golpeado las finanzas de la universidad y puede prolongarse si, como parece ocurrir, la minoría que mantiene el paro y sin duda tiene influencias de orden político, se empecina en impedir la reanudación de las clases.

Lo que está ocurriendo dejó de ser algo que pertenece al ámbito académico y administrativo de la Universidad para transformarse en un pulso de fuerza planteado por quienes dirigen el bloqueo de ahora a las autoridades universitarias y a la Gobernadora. Pero, ante todo, es el inaceptable uso de la fuerza que desconoce los derechos de la inmensa mayoría de estudiantes que quieren regresar a las aulas, además de afectar las finanzas de Univalle.

Ojalá se logre el regreso de la sensatez y se proteja el derecho a la educación por encima de las manipulaciones políticas y de la fuerza que tiene a la Universidad en la incertidumbre.

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