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Nacionalismos anacrónicos

Algunos analistas señalan que una Escocia independiente se verá abocada a un alza general de precios, lo mismo que a recortes en el sistema de seguridad social por la necesidad de organizar, equipar y sostener a una fuerzas armadas propias. De allí que la Reina Isabel hiciera un comentario por estos días, en el cual recomienda “pensar seriamente en el futuro”.

15 de septiembre de 2014 Por:

Algunos analistas señalan que una Escocia independiente se verá abocada a un alza general de precios, lo mismo que a recortes en el sistema de seguridad social por la necesidad de organizar, equipar y sostener a una fuerzas armadas propias. De allí que la Reina Isabel hiciera un comentario por estos días, en el cual recomienda “pensar seriamente en el futuro”.

El próximo 18 de septiembre los escoceses se someterán a un referendo histórico que decidirá el futuro de su país y tal vez, también, el de Europa. Responderán a una pregunta simple: ¿Debería ser Escocia un país independiente? Tras su simpleza se esconde un mar de fondo que podría tener imprevisibles consecuencias en caso de que la mayoría de los votantes se incline por el “sí”.Los antecedentes más cercanos de esta disyuntiva se remontan a 1707, cuando Escocia pasó a integrar el Reino Unido, un estado unitario constituido por cuatro países: Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. Con excepción de Inglaterra, los otros tres fueron en pasado países independientes, que libraron guerras constantes contra la corona inglesa, hasta que resultaron sometido. Estas naciones, que poseían su propia lengua y tradiciones se beneficiaron de la unión, en especial Escocia durante la revolución industrial, cuya nobleza entró a formar parte de la dinastía real británica desde la época de María Estuardo.Pero el nacionalismo escocés ha estado activo desde comienzos del Siglo XX, cuando logró contar con una organización y medios de comunicación propios. Y, aunque decidió participar en la política electoral británica, no contó con apoyo importante y apenas en 1940 logró elegir un diputado. Los escoceses temían por el futuro económico de su país si se separaban de la tutela inglesa.Pero todo comenzó a cambiar a partir de 1960, cuando el Partido Nacionalista Escocés comenzó a tener éxitos electorales, y cuando se encontró petróleo en el Mar del Norte en 1970, pudo contrarrestar los temores acerca de la viabilidad económica de una posible independencia con el lema “Es petróleo de Escocia”.El crecimiento de la bancada parlamentaria escocesa llevó a que se dictara una constitución autónoma para ese país y a crear el parlamento escocés en 1989. Lo cual no satisfizo a los nacionalistas, que aprovecharon para impulsar la independencia total del Reino Unido, hasta que las mayorías convocaron el actual refrendo, que tiene en vilo a Escocia, Inglaterra y el resto de Europa.Algunos analistas señalan que una Escocia independiente se verá abocada a un alza general de precios, lo mismo que a recortes en el sistema de seguridad social por la necesidad de organizar, equipar y sostener a una fuerzas armadas propias. De allí que la Reina Isabel hiciera un comentario por estos días, en el cual recomienda “pensar seriamente en el futuro”.Es claro que los distintos separatismos en Europa se sentirían alentados con un triunfo del sí en Escocia, amenazando con liquidar los esfuerzos por construir una Europa Unida. Los catalanes están a la expectativa en España, lo mismo que los vascos, también España y Francia; los bretones en el norte de Francia, al igual que los corsos en el Mediterráneo; la Liga del Norte en Italia; y, en Bélgica los flamencos y los valones, para mencionar los principales conflictos larvados y tan antiguos como el separatismo escocés, sin olvidarnos de Gales e Irlanda del Norte. La balcanización de Europa sería una regresión histórica.

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