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Los retos del Valle

Enfrentar y reparar esos estragos es un reto para el Valle, al que se le debe reconocer el trabajo que adelanta hoy para recuperar las cuencas, detener la deforestación y restaurar sus bosques, o para proteger sus páramos.

19 de octubre de 2018 Por: Editorial .

Como sucede en el resto del mundo, el Valle y Cali ya sienten el cambio climático. Los ecosistemas están afectados, el recurso hídrico es vulnerable, los desastres naturales golpean con fuerza y aún no se hace lo necesario para minimizar los riesgos. Por eso es importante formular planes de mitigación, pero sobre todo cumplir con las metas que ahí se han trazado.

Si hay una región de Colombia que comprendió tempranamente la necesidad de cuidar su medio ambiente, aprovechar de manera sostenible sus recursos naturales, promover a partir de ellos el progreso y de paso proteger a su población de los eventos que podía causar la naturaleza, fue el Valle. Esa fue la intención del Plan Lilienthal, eje sobre el cual se levantó en 1954 la CVC, en sus inicios una entidad promotora de desarrollo en la cuenca del bajo Cauca que por cuenta de la Ley 99 de 1993 fue desmembrada, vendidos sus activos eléctricos y transformada en la Corporación Autónoma Regional que es hoy.

Esa reforma significó para el Valle dejar a medias el que era su más importante plan de desarrollo sostenible y marcó un retroceso en muchos de los avances ambientales que había conseguido. Ahora, con el deterioro que sufre el Planeta más las consecuencias que ya se sienten en todas partes, y con la responsabilidad que tiene la humanidad de enfrentar la realidad del cambio climático, del daño a sus ecosistemas y de los riesgos que ello conlleva, la región ha visto la necesidad de actuar.

No podría ser de manera diferente cuando es evidente el daño ambiental que han sufrido el departamento y su capital. A la vista están los estragos causados por la minería ilegal a sus ríos y a sus reservas naturales; el narcotráfico ha deforestado, se ha metido a los páramos y ha afectado el equilibrio de los ecosistemas; los invasores y quienes los promueven queman las montañas, arrasan con centenares de hectáreas de vegetación cada mes para cumplir su propósito. Ahí están como muestras el río Dagua, los siete afluentes que bañan a Cali, los Farallones, el cañón del Garrapatas y en general las dos cordilleras que atraviesan la región.

Enfrentar y reparar esos estragos es un reto para el Valle, al que se le debe reconocer el trabajo que adelanta hoy para recuperar las cuencas, detener la deforestación y restaurar sus bosques, o para proteger sus páramos. La meta está aún muy lejos y debe coincidir con el Plan Integral del Cambio Climático que se encuentra en construcción y que es uno de los primeros que se hacen en Colombia.

Cómo recuperar y preservar los ecosistemas, qué hacer para que la región contribuya a alcanzar el compromiso colombiano de reducir en un 20 % la emisión de gases de efecto invernadero antes del 2030, cómo evitar la vulnerabilidad frente al calentamiento global o a los desastres naturales que desata, cómo coordinar a todas las entidades del orden departamental en ese mismo propósito y cómo conseguir los recursos para poner a andar el plan, son los desafíos que tiene hoy el Valle.

Hacer que las metas escritas trasciendan el papel y se ejecuten es un reto grande. Pero el mayor de todos será enseñarles y convencer a los vallecaucanos que ellos también son responsables de cuidar el medio ambiente de su departamento, de sus municipios y de su enorme biodiversidad.

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