Las vías de hecho

Son tres ejemplos de lo que está sucediendo en la región: grupos que se apropian de vías claves para la comunicación con puntos neurálgicos del país como Cali, Buenaventura, Popayán y el sur de Colombia, aduciendo el incumplimiento de las promesas de ayudas y aprovechando para soltar listas de exigencias.

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21 de nov de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:19 p. m.

Como si no fuera suficiente con los derrumbes producidos por el invierno y que afectan las carreteras que comunican a Cali y Buga con Buenaventura, ahora son las vías de hecho disfrazadas de protesta social las que interrumpen la comunicación por carretera en el Valle. Son movimientos calculados que causan daño a todo el país y desafían al Estado, generando inconformidad y originando el rechazo contra esas tomas.

Hace una semana fue el cierre de la vía Panamericana entre Cali y Popayán a la altura de Cajibío, donde transportadores establecieron un bloqueo para reclamar por el estado de una carretera. Esa protesta fue levantada sin que se tuviera que recurrir al uso de la fuerza, pero quedó la inconformidad de quienes sufrieron perjuicios por una acción ilegal que afectó el derecho a la movilidad desde y hacia el sur del país.

Ayer, un movimiento que dice representar comunidades indígenas se tomó la vía a Buenaventura en la zona comprendida entre Cisneros y la Delfina. Su reclamo: la falta de ayudas humanitarias a los damnificados por la ola invernal en Dagua. Al parecer, no han tenido la respuesta que esperaban de las ofertas de cooperación para atender los daños causados por la creciente del río Dagua, no obstante que el municipio de Buenaventura afirma haber repartido los auxilios que ofreció.

Y de manera simultánea, grupos de comunidades afrocolombianas bloquearon la vía Panamericana entre los municipios de Cerrito y Guacarí, exigiendo la presencia de una delegación encabezada por el presidente Gustavo Petro y sus ministros. En un comunicado firmado por las “Etnias de los Valles Interandinos” exigen iniciar una mesa de diálogo “en la que se puedan lograr acuerdos que reivindiquen sus derechos étnicos e identidad cultural”.

La lista de sus peticiones es extensa, y aunque los bloqueos se levantaban cada quince minutos, el tránsito y el flujo de vehículos fueron interrumpidos, lo que se prolongó hasta el atardecer y, según el vocero de los manifestantes, se prolongará de manera indefinida en caso de que no haga presencia el Gobierno Nacional para atender sus reclamos. Al parecer, de poco sirvió que las autoridades locales y regionales se acercaran al sitio y mostraran su disposición para entablar el diálogo e impedir la toma de la vía.

Son tres ejemplos de lo que está sucediendo en la región: grupos que se apropian de vías claves para la comunicación con puntos neurálgicos del país como Cali, Buenaventura, Popayán y el sur de Colombia, aduciendo el incumplimiento de las promesas de ayudas y aprovechando para soltar listas de exigencias. Son las vías de hecho que además de desconocer las leyes causan daño a todo el país y obligan a tomar medidas que pueden llegar al uso de la fuerza legítima para proteger al resto de la sociedad colombiana.

Es imposible que esos problemas, sin duda importantes, no puedan ser tratados y solucionados sin llegar a la interrupción de las vías y al desafío que puede llevar a la actuación de la Fuerza Pública. Colombia es un Estado de Derecho y tiene canales apropiados para discutirlos y encontrarles la solución, como corresponde.

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