Las cifras no mienten
Además del crecimiento del Producto Interno Bruto, que según el presidente Iván Duque superaría el 10% al finalizar el 2021, el de las remesas de divisas enviadas desde el extranjero puede marcar el cambio que requiere Colombia.
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20 de ene de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 11:33 a. m.
Además del crecimiento del Producto Interno Bruto, que según el presidente Iván Duque superaría el 10% al finalizar el 2021, el de las remesas de divisas enviadas desde el extranjero puede marcar el cambio que requiere Colombia. Son buenas noticias que bien interpretadas sirven para medir la salud de nuestra economía y la capacidad de reactivar el empleo y la confianza en nuestro país.
La del crecimiento económico fue una agradable sorpresa que se fue labrando a lo largo de los últimos ocho meses y no obstante las dificultades y las amenazas que significaron los paros y las protestas o los desmanes que ocurrieron en ciudades como Cali. Y aunque no ha sido suficiente aún para recuperar los niveles de empleo que existían antes de la pandemia y de las drásticas medidas adoptadas para proteger la salud de los colombianos, esa cifra muestra la capacidad de la economía nacional para recuperarse de las dificultades.
Uno de los factores más importantes de ese crecimiento fue la reacción sostenida del consumo en los hogares, lo que puso a muchos especialistas a indagar la razón de ese incremento. Ahora, sabiendo que las remesas que enviaron los más de cinco millones de colombianos residentes en el exterior pueden llegar a los US$ 8500 millones, es decir, $34billones en doce meses, se empieza a encontrar una de esas razones por las cuales hay crecimiento aunque el indicador de desempleo siga siendo alarmante.
Pero también sirve para explicar por qué la demanda de bienes y servicios crece mientras el ahorro no parece tener el mismo comportamiento. Al parecer son millones de familias que tienen un ingreso asegurado a través de los recursos que sus integrantes residentes en el extranjero les envían, ofreciéndoles una capacidad de consumo que se aumenta con la devaluación que valoriza esas transferencias frente a nuestra moneda.
Sumada a la vigorosa reacción que ha tenido el petróleo y su impacto en las finanzas públicas, y al buen comportamiento de sectores como el cafetero, la conclusión es que el 2021 fue un buen año para la economía colombiana y que las nuevas realidades construidas por las remesas le dan mejores posibilidades para enfrentar lo que hace doce meses se veía como un futuro económico y social oscuro y lleno de grandes peligros. Más aún, cuando el tesoro nacional recibió $186 billones de impuestos, además de que el déficit fiscal no llegó a las cifras que en su momento anunciaron los expertos.
Sin duda, nuestro país tiene grandes desafíos por resolver, como la inequidad, la corrupción y el oscuro panorama que le plantea la violencia, en especial la que alimenta el narcotráfico. Pero todo está demostrando que también tiene la capacidad de superarlos si desde la dirigencia se actúa con la sensatez que requiere el momento.
Y sin necesidad de caer en la seducción de un populismo empeñado en mostrar el desastre como argumento para conseguir votantes o de aumentar la abstención que beneficiará su interés. Para ello es impostergable buscar el cambio sin destruir la capacidad demostrada de nuestra Nación para superar las dificultades y construir un mejor futuro.
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