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La película del Brexit

La alternativa es convocar un nuevo referendo para que sean los británicos los que ratifiquen su intención de salir de la Unión Europea o se echen atrás, aprovechando un fallo de la Justicia que les permite tomar esa decisión sin consecuencias.

18 de diciembre de 2018 Por: Editorial .

Si la Cámara de los Comunes lo aprueba, Gran Bretaña sufrirá graves consecuencias. Y si lo rechaza y no puede aplicarse el acuerdo firmado por la primera ministra Theresa May, las consecuencias serán también duras para la orgullosa Albión.

Estamos hablando del Brexit, como se denominó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Pasada la nube nacionalista que se infló a partir del apretado triunfo de sus partidarios en el plebiscito realizado el 23 de junio de 2016, y una vez conocidas las duras condiciones que tendrá que afrontar de acuerdo con los términos alcanzados por la señora May, hoy reina la incertidumbre y se barajan las más extrañas fórmulas para tratar de hacer prevalecer lo que sin duda resultó un mal negocio.

En efecto, cuando se impuso el sí, sus promotores anunciaron una arcadia llena de virtudes y riquezas para el pueblo británico. Rápidamente, quienes lo impulsaron, miembros del partido conservador, desaparecieron del escenario, y quedó al frente la que fuera elegida como Primera Ministra del Imperio. Ella, que en un primer momento pensó pasar a la historia como la gestora de la separación, empezó a perder respaldos y a recibir críticas, al punto en que los negociadores de su gobierno y los más caracterizados defensores del Brexit fueron abandonándola.

Y su partido empezó a perder la confianza en la señora May, al ver que se reblandecía en su defensa de la salida y debía aceptar imposiciones duras de la UE, entre las cuales está un cambio en la frontera con Irlanda del Norte, uno de los miembros del Comunidad y de los más cercanos a la corona. Tan grave es la situación que la Primera Ministra ha debido resistir ya dos intentos por retirarla de su cargo y se arriesga a una nueva posibilidad de que se apruebe una moción de censura.

Mientras tanto, debió retirar de la Cámara de los Comunes la solicitud de aprobación del Brexit ante la certeza de su derrota el pasado 11 de diciembre. Ahora, y ante el rechazo de la UE a una nueva renegociación, la señora May anuncia que lo presentará de nuevo a mediados de enero, a sabiendas de su derrota, de que significará el fin de su gobierno y con ello la pérdida del poder para los tories.

La alternativa es convocar un nuevo referendo para que sean los británicos los que ratifiquen su intención de salir de la Unión Europea o se echen atrás, aprovechando un fallo de la Justicia que les permite tomar esa decisión sin consecuencias. Por supuesto, ello significará una gran derrota para el Gobierno y para el pueblo al que un día convencieron de las ventajas de abandonar a Europa, además de consecuencias impredecibles para su economía y para la integración.

Es decir, Gran Bretaña parece condenada a perder en la aventura del Brexit y de lo que se trata ahora es de conseguir el escenario menos dañino posible para un país que siempre se ha ufanado de su independencia frente a Europa. Es una película de acción, de suspenso y de alta política que empezará su desenlace a partir del próximo 14 de enero, cuando la Cámara de los Comunes decida la suerte del acuerdo que pondrá a su consideración su Primera Ministra.

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