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La herencia de los Castro

Al caer la Unión Soviética, y ante los estragos que causó y sigue produciendo el bloqueo de los Estados Unidos, el régimen castrista persistió, mostrándose como víctima del imperialismo

20 de abril de 2021 Por: Editorial .

En medio de los aplausos y no pocos lamentos de sus copartidarios Raúl Castro Ruz hizo oficial su retiro de la Secretaría del Partido Comunista de Cuba, el único que existe en la isla y el poder real de una dictadura que completó sesenta y dos años. Y contrario a lo que pretenden mostrar como la renovación, su sucesor Miguel Díaz Canel representa la continuidad del totalitarismo y de la represión contra las libertades que les arrebató la dinastía de los Castro.

Cuba es de aquellos pocos países que aún son manejados con puño de hierro por un comunismo desueto y asfixiante que se afianzó como producto de la Guerra Fría. Hoy no existe siquiera la Unión Soviética y el partido que mandaba en Rusia es un amargo recuerdo para esa nación.
Pero dejó como legado la dictadura feroz y absolutista dominada por Fidel y Raúl quienes aún son reconocidos como héroes revolucionarios por una cada vez más pequeña fracción de la izquierda latinoamericana.

Su método de conservación consistió en asfixiar cualquier vestigio de oposición, acabar la libertad de empresa y concentrar el control de los cubanos mediante un sistema policivo en el cual los mismos ciudadanos se convierten en informantes y en espías de sus vecinos, a cambio de prebendas. Y en expulsar de su patria a los millones de seres humanos que no estaban de acuerdo, a quienes demandaban el respeto por sus derechos, por lo cual eran factores de riesgo para la dictadura.
Al caer la Unión Soviética, y ante los estragos que causó y sigue produciendo el bloqueo de los Estados Unidos, el régimen castrista persistió, mostrándose como víctima del imperialismo. Y desde 1959, el pueblo cubano paga las consecuencias de un sistema construido para eliminar la iniciativa individual, mientras se convertía en el foco desde el cual se pretendió reproducir comunismo en Latinoamérica o enviaba a la juventud a morir en guerras imposibles en África.

Esa dictadura subsiste ahora gracias a la manera en que se apoderó del control de Venezuela, una de las grandes potencias petroleras del mundo hace veinte años y hoy condenada a la miseria y el absolutismo que trajeron de Cuba los Castro y Hugo Chávez. Es la reedición del fracaso del comunismo del cual el camarada Raúl es el más grande exponente después de su hermano Fidel.

La obra la continuará Díaz Canel, fiel exponente de la doctrina castrista. Aunque existen asomos de un acercamiento con los Estados Unidos de Joseph Biden, como lo hizo Raúl con Barack Obama, las cosas han cambiado. Y mientras continúe la intervención cubana en Venezuela con el régimen que encabezan Nicolás Maduro y sus militares, las posibilidades de una apertura serán remotas.

Así las cosas, Cuba tiene un presidente que ahora es secretario del Partido Comunista, herencia de los Castro. Y salvo que se produzca un milagro, la patria de José Martí seguirá condenada a la miseria y el aislamiento que le dejaron los detentadores del poder durante sesenta y dos años. Salvo, claro está, que se pueda cambiar el lema de ‘patria o muerte’ del castrismo por el ‘patria y vida’ que canta hoy la juventud cubana.

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