Editorial

La elección del Contralor

La Contraloría caleña no es ni puede ser botín de clanes políticos, estar bajo el interés de la gestión pública ni favorecer a unos cuantos.

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El recinto de la Asamblea del Valle se colmó durante la elección del nuevo contralor departamental. Foto: Asamblea.
El recinto de la Asamblea del Valle se colmó durante la elección del nuevo Contralor departamental. Foto: Asamblea. | Foto: El País

19 de oct de 2025, 12:53 a. m.

Actualizado el 19 de oct de 2025, 12:53 a. m.

La responsabilidad que tienen los concejos y las asambleas departamentales a la hora de elegir a quienes tendrán la responsabilidad de hacer control fiscal, vigilar el manejo de los recursos del erario y estar al tanto del desempeño de quienes ejercen la función pública comienza por garantizar la transparencia del proceso de escogencia.

Ello aplica hoy para la elección del Contralor Distrital de Cali, sobre la cual han surgido dudas y existen denuncias de presiones y desconfianza en el trámite de selección.

En las semanas recientes los ánimos se han caldeado en torno a la decisión sobre quién será el elegido para ejercer como titular del ente de control local durante los próximos cuatro años. Lo que ha visto la opinión pública es cómo a la convocatoria pública adelantada desde el hemiciclo caleño le han llovido críticas desde diferentes frentes.

Hay partidos políticos inconformes con la terna seleccionada, aspirantes que se quedaron en el camino reclamando por la decisión y denuncias de presiones que se estarían ejerciendo desde la Alcaldía, así como cuestionamientos a la evaluación realizada por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, a la cual se le encargó la convocatoria y la evaluación de candidatos, que en esta ocasión superaron los 60 y entre los cuales ya se escogieron los tres que continuarán en la contienda.

Poco de nuevo hay en las críticas que surgen en esta ocasión en el trámite de elección del Contralor de Cali. Como si fuera una obra teatral que se reencaucha cada cuatro años, se repiten las acusaciones de politiquería en el Concejo, de injerencia indebida de la Administración local de turno o de manipulaciones a favor de uno u otro aspirante.

Esta vez la Procuraduría General de la Nación, a través de la Delegada para la Vigilancia Preventiva de la Función Pública, ha exhortado a revisar el proceso y a aclarar aspectos sobre la publicación del borrador de la resolución de convocatoria, cuál fue el alcance de la participación de la universidad y si, como se ha rumorado, el cuestionario a los candidatos aplicado para Cali fue el mismo que se usó para escoger Contralor en Girón, Santander.

El Ministerio Público advirtió que la elección podría ser “objeto de demanda de nulidad electoral ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo, si se comprueba vulneración de los principios de transparencia, igualdad y objetividad”.

De ahí el llamado para que, antes de proceder a la votación en el Concejo, que determinará el nombre del nuevo Contralor de Cali, se subsane cualquier duda que exista.

Es el momento de demostrarles a los caleños que las viejas prácticas de luchas politiqueras o de injerencias indebidas se han superado.

La Contraloría caleña no es ni puede ser botín de clanes políticos, estar bajo el interés de la gestión pública ni favorecer a unos cuantos.

Es, ante todo, la entidad llamada a vigilar que los dineros públicos sean utilizados como ordena la ley. Y de investigar y sancionar las conductas que causen detrimentos al patrimonio común a todos los ciudadanos, así como de procurar la devolución de los recursos que han sido mal usados por funcionarios inescrupulosos.

A Cali y a sus ciudadanos hay que garantizarles una Contraloría Distrital blindada contra el clientelismo y la corrupción.

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