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La defensa de los ríos

Si Cali se propusiera por fin a recuperar sus siete ríos de la contaminación, de la destrucción de sus cuencas y en general del daño que se les ha causado, tardaría al menos diez años en lograr su cometido.

21 de junio de 2019 Por: Editorial .

Si Cali se propusiera por fin a recuperar sus siete ríos de la contaminación, de la destrucción de sus cuencas y en general del daño que se les ha causado, tardaría al menos diez años en lograr su cometido. El tiempo corre en contra, por lo cual ya no valen acciones aisladas sino una política a largo plazo que garantice el salvamento de sus fuentes hídricas y de paso el futuro de la ciudad.

Lo primero es reconocer que hay diversas iniciativas locales con las cuales se busca generar conciencia y ayudar en ese propósito de rescatar los moribundos ríos caleños. Como muestras están el 7Ríos Fest que cada año trae expertos nacionales e internacionales para que analicen y presenten propuestas de recuperación; también están las jornadas de limpieza que cada cierto tiempo la comunidad realiza en el Cañaveralejo, el Pance o el Meléndez, y una que otra acción estatal de reforestación o de control de la minería ilegal en los Farallones.

Por ejemplo, esta semana se presentó el proyecto ‘Agua para todos’ en el que se han unido esfuerzos públicos y privados con apoyo internacional, para tratar de garantizar que a futuro la ciudad tenga agua en cantidad y de buena calidad. Ya se adelantan labores de protección en algunas cuencas, se están restaurando ecosistemas como los bosques secos tropicales y los bosques de niebla, mientras se ayuda a las comunidades que habitan en esas zonas que necesitan ser protegidas para que aprendan a hacer un uso sostenible de sus recursos y apoyen su conservación.

Es apenas el comienzo en ese propósito de recuperar los ríos tutelares, que debería ser de todos los caleños. La tarea es compleja; basta con mirar el estado catastrófico en que llega cada uno de ellos a la ciudad para comprender que se necesitarán seguramente más de los diez años que plantea el experto inglés Robert Oates, quien lideró la recuperación del río Támesis en Londres y quien conoce bien lo que pasa en los afluentes caleños, para empezar a ver los resultados.

El objetivo no se conseguirá, sin embargo, si cada proyecto o iniciativa no está enmarcado en una política local bien definida y permanente, con la que se garanticen los recursos económicos necesarios para adelantar un trabajo integral a largo plazo. En la que además se determine cómo se controlarán las invasiones en las riberas de los ríos y se evite que sus aguas servidas lleguen de manera directa a sus aguas. Y que decrete la lucha frontal a quienes deforestan, practican la minería ilegal o contaminan de cualquier forma.

En ello deberá comprometerse el próximo alcalde de Cali, así como quienes lo sucedan. El tiempo se agota como lo hacen las aguas limpias de los siete ríos tutelares de los que hoy depende la ciudad para su abastecimiento. Por eso será su responsabilidad definir las directrices que permitan preservar el medio ambiente y salvar los que son la mayor riqueza natural con que cuenta la capital del Valle.

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