El pais
SUSCRÍBETE

La conquista del espacio

El conocimiento del espacio se convirtió en un atajo, hasta entonces impensable y si se quiere absurdo, que llevó a revolucionar la investigación, la ciencia y la tecnología. Sus resultados se reflejan hoy en más progreso para el Planeta y mayor bienestar para la humanidad.

8 de octubre de 2011 Por:

El conocimiento del espacio se convirtió en un atajo, hasta entonces impensable y si se quiere absurdo, que llevó a revolucionar la investigación, la ciencia y la tecnología. Sus resultados se reflejan hoy en más progreso para el Planeta y mayor bienestar para la humanidad.

Cincuenta años son un ínfimo periodo de tiempo frente a la edad que tiene la humanidad. Pero esas cinco décadas cobran trascendencia si en ellas se ha dado la mayor evolución del planeta para beneficio de quienes lo habitan. Es entonces cuando se reconoce la importancia de la carrera que emprendieron en la mitad del Siglo XX las potencias mundiales por la conquista del espacio exterior.El 12 de abril de 1961, cuando el astronauta ruso Yuri Gagarín se convirtió en la primera persona en tripular un cohete espacial y orbitar alrededor de la Tierra, el mundo no imaginó los frutos que recibiría. El conocimiento del espacio se convirtió en un atajo, hasta entonces impensable y si se quiere absurdo, que llevó a revolucionar la investigación, la ciencia y la tecnología. Sus resultados se reflejan hoy en más progreso para el Planeta y mayor bienestar para la humanidad. Es lo que quiere resaltar Naciones Unidas con la celebración de la Semana del Espacio Exterior entre el 4 y el 10 de octubre, en homenaje a ese primer vuelo tripulado. Los viajes espaciales han permitido la investigación científica aplicada a la industria, la medicina, la agricultura, las ingenierías, la educación, y a todas las áreas del conocimiento humano. El desarrollo de las comunicaciones satelitales es el mejor ejemplo del efecto que ha tenido esa conquista en la vida de la gente. Hoy el mundo entero está conectado desde el espacio de forma precisa y veloz. Los satélites son herramientas imprescindibles para mover la economía global y para mantener las interrelaciones personales. Esa mirada desde el espacio exterior permite además predecir los fenómenos naturales y evitar tragedias o hacer más ágil su atención; también hace posible analizar el deterioro que sufre el mundo o cómo volver más productivas sus tierras sin afectar el medio ambiente. Esas antenas que orbitan alrededor del Planeta son los ojos, los oídos y las voces de la humanidad.Si bien los beneficios son incalculables, la incursión en el espacio ha significado inversiones astronómicas. Los costos de las misiones tripuladas, la construcción de la Estación Espacial Internacional -una expresión de unidad y cooperación entre naciones con intereses políticos y sociales diferentes-, o las sondas enviadas a recorrer el universo para tener un conocimiento más preciso de él, ya se sienten en las economías de países como Estados Unidos o Rusia. No es de extrañar, entonces, que se estén recortando los presupuestos de las agencias y los programas espaciales. Y que la participación en la carrera espacial sea una utopía para países como Colombia. Sin embargo, será imposible que se eche marcha atrás en la conquista del espacio exterior. Como lo dijo en la década de los 50 Konstantin E. Tsiolkovski, el padre de la cohetería rusa, “la Tierra es la cuna de la razón, pero no se puede vivir en la cuna para siempre”. Hace cinco décadas el mundo se arriesgó a irrumpir en el espacio sideral como una fuente de conocimiento, desarrollo y oportunidades. Pese a los conocimientos adquiridos, aún falta todo por explorar.

AHORA EN Editorial