Farsa en Venezuela
Los centros de votación vacíos y las casetas del Partido de Gobierno con colas de gente que mostraban su carnet para tener acceso a los alimentos que les prometió la dictadura si votaban por sus listas. De esa manera puede resumirse la farsa que tuvo lugar ayer en Venezuela
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

6 de dic de 2020, 11:55 p. m.
Actualizado el 24 de may de 2023, 12:44 a. m.
Los centros de votación vacíos y las casetas del Partido de Gobierno con colas de gente que mostraban su carnet para tener acceso a los alimentos que les prometió la dictadura si votaban por sus listas. De esa manera puede resumirse la farsa que tuvo lugar ayer en Venezuela con la cual el régimen protocolizó la toma de la Asamblea Nacional, el poder que les faltaba a Nicolás Maduro, a los militares que lo rodean y a la podredumbre que lo mantiene.
Así culminó la jornada de ayer en la destruida y empobrecida Venezuela del 2020. Luego de cinco años de haber perdido de manera sorpresiva el control del Legislativo, lo único seguro es que esta vez no habría más sustos como esos, cuando votó el 70% de los venezolanos. Ni sería necesario prorrogar una asamblea constituyente para anular la oposición o exiliar, extorsionar y meter a la cárcel a los diputados contrarios a su causa, o seguir comprando legisladores para neutralizarlos.
Eso sí, quedó en el aire alguna preocupación sobre la marcada abstención que se reflejó en la soledad de los centros donde ubicaron las mesas de votación, al punto en que uno de sus gobernadores chavistas, Julio León Heredia, exclamó: “Verifiquemos quién ha votado y los que no han ido a votar los empezamos a buscar de las distintas maneras y aplicando cualquier método”.
Fue una reacción espontánea a la soledad que padeció ayer la tiranía, y que según cálculos puede llevar la abstención a más del 70%. No obstante, Diosdado Cabello el segundo a bordo de la dictadura y quien había amenazado diciendo “quien no vota no come”, salió en forma despreocupada a anunciar una caudalosa votación.
No sería extraño entonces que la votación llegue a cifras jamás alcanzadas, donde las citas oficiales tendrán un arrollador triunfo. Así mismo, los opositores que se entregaron al régimen por un plato de lentejas tendrán su cuota como pago de su contribución a la pantomima que pretende legitimar la usurpación como un ejercicio democrático.
Y a su lado están personajes como el expresidente de España, José Luis Zapatero y el de Bolivia, el derrocado Evo Morales, quienes darán fe de la transparencia del proceso mediante el cual extorsionaron a los electores diciéndoles que si querían comer tenían que votar, para robarse lo que quedaba de democracia en la patria de Simón Bolívar.
Debe anotarse también que seis millones de venezolanos están en el censo electoral pero no pueden votar. Ellos fueron expulsados de su patria por el hambre, la miseria y la desesperanza que la dictadura utiliza para mantener su aberrante e inhumano control.
Quién sabe qué ocurrirá con Juan Guaidó quien como presidente de la Asamblea se mostró como el gobernante legítimo y fue respaldado por sesenta naciones, no obstante la eterna y estéril división de la oposición que impide tener un liderazgo contra la tiranía. Lo que sí está claro, es que el mundo democrático rechaza la farsa de Maduro para eternizar su dictadura.
Salvo, claro está todos aquellos regímenes, caudillos y expresidentes para los cuales es legítimo explotar el hambre a que llevaron a los ciudadanos para obligarlos a votar.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
6024455000






