El viraje de México

Junio 27, 2018 - 11:33 p. m. 2018-06-27 Por: Editorial .

A cuatro días de las elecciones presidenciales en México, los pronósticos apuntan a que Andrés Manuel López Obrador ganará la contienda con más del 50% de los votos. Si los augurios se cumplen, la izquierda asumirá el poder tras décadas intentándolo y deberá demostrar en los próximos seis años que es capaz de sacar a esa Nación de los graves problemas que enfrenta.

Luego de varios intentos por llegar al primer cargo del país, todo confluye ahora para que López Obrador alcance la Presidencia. El viraje político que se daría tiene su origen en el descontento con la situación que vive México, pero sobre todo es la respuesta al hastío que existe en la sociedad por la incapacidad que han demostrado los gobiernos más recientes así como los partidos políticos tradicionales de centro y derecha, como el Partido Revolucionario Institucional, PRI, o el Partido de Acción Nacional, PAN, para resolver los múltiples problemas que aquejan a su Nación.

En los últimos doce años la violencia se tomó la mayor parte del territorio mexicano. El narcotráfico ha llevado a cada rincón su régimen de terror y lo ha hecho frente a los ojos de todos, con la complicidad de buena parte de las autoridades regionales, incluidos los comandos locales de Policía. Casos como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos y presuntamente asesinados e incinerados en el 2014, que sigue sin resolverse, es ejemplo de ello. El Ejército Nacional, la Justicia y el Gobierno Central han sido incapaces de detener esa ola creciente de crimen e intimidación y han hecho de la política nacional de seguridad un fracaso.

México también está hastiado de la corrupción que permea a todas las instancias del Estado y que se hizo evidente durante la administración del actual presidente, Enrique Peña Nieto, con escándalos como la compra de una mansión en el sector más exclusivo de Ciudad de México por parte de la Primera Dama, negocio que se realizó con una de las mayores empresas contratistas del Gobierno. A ello se suma el crecimiento mediocre de la economía que apenas alcanzó un 2,5%, cifra muy por debajo de las expectativas.

También han influido los bandazos de Peña Nieto en el manejo de las relaciones internacionales, particularmente su tibia posición -algunos analistas y periodistas la califican como arrodillada- ante las afrentas de las que su país ha sido blanco por parte del presidente estadounidense Donald Trump en asuntos como la construcción del muro fronterizo, que insiste debe pagar México. O la guerra emprendida por su vecino contra el Tratado de Libre Comercio firmado entre las tres naciones norteamericanas.

La suma de todo ello ha abonado el camino para que el discurso nacionalista de Andrés Manuel López Obrador, junto a sus propuestas sociales en las que el pueblo es el centro de las políticas públicas, cale entre la mayor parte de los votantes, incluidos los jóvenes que suman la tercera parte de los electores y ven en él la alternativa para hacer el cambio que necesita su país. El próximo domingo se sabrá si los pronósticos se cumplen y México le entrega su confianza a un hombre de izquierda que tendrá el deber de probarse ya no como el líder de la oposición sino como un gobernante incluyente y eficaz.

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