Editorial

El tren de carga, una prioridad

La importancia del Tren del Pacífico no admite discusión.

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Instalación del Congreso 2025, 20 de julio.
Lo que no puede seguir pasando es que el proyecto quede enredado en discusiones interminables o que se lo relegue frente a otras obras también necesarias... | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

27 de ago de 2025, 02:34 a. m.

Actualizado el 27 de ago de 2025, 02:34 a. m.

Son varios los gobiernos que han querido rescatar la red férrea del país y ponerla operativa para el transporte de carga, sin embargo, son pocos los proyectos que están funcionando.

Ahora se priorizaron seis iniciativas, entre ellas está de nuevo el Tren del Pacífico, una concesión que ha resultado fallida en varias ocasiones. Hablar del Tren del Pacífico es hablar de más de dos décadas de promesas incumplidas y de un sueño que el Valle del Cauca ha visto pasar de gobierno en gobierno sin convertirse en realidad.

La importancia del Tren del Pacífico no admite discusión. Por Buenaventura se mueve el 40 % del comercio exterior colombiano y el tren sería una importante alternativa para la industria nacional que se enfrenta a costosos fletes.

Los beneficios están claros. Diversos estudios señalan que el tren permitiría reducir en más de 25 % los costos logísticos de las empresas, disminuir entre 30 % y 40 % los fletes terrestres y garantizar una conexión de respaldo con el principal puerto del país en el Pacífico.

El proyecto, además, no se limita a un interés regional. Un tren que arranque en Buenaventura y se conecte con el centro del país tendría un efecto multiplicador sobre toda la economía nacional.

Pese a esto, Colombia ha carecido de una política férrea sostenida en el tiempo. Cada gobierno anuncia, cada ministerio incluye estudios, pero ninguno se compromete en firme a convertir el Tren del Pacífico en una realidad, cuando en otros países, esta es una alternativa.

Es cierto que existen retos técnicos, como el trazado de montaña entre Buenaventura y Cali, o la necesidad de revisar el ancho de la trocha y las velocidades de operación. Pero estos desafíos son solucionables, si se acompaña la estructuración con recursos, ingeniería de calidad y respaldo institucional.

Lo que no puede seguir pasando es que el proyecto quede enredado en discusiones interminables o que se lo relegue frente a otras obras también necesarias. La priorización, por parte del actual Gobierno, es un paso importante en el futuro de la iniciativa, pero el camino por recorrer es largo, apenas está terminando la etapa de prefactibilidad y se ha establecido un año más para la factibilidad.

Es decir que le tocaría al siguiente Presidente continuar esta propuesta, que implica cuantiosos recursos, por lo que debe estar abierta a la participación de la inversión extranjera, dado que la Nación no tendría condiciones económicas para realizarlo.

Por ello, se requiere que haya un plan serio que estimule la inversión privada. No basta con priorizar el tren en documentos: se necesita acelerar los procesos licitatorios y blindar el proyecto como política de Estado, de manera que trascienda los vaivenes de los gobiernos de turno.

Solo así se podría pensar en que algún día el Tren del Pacífico tengan posibilidades de ser una realidad. Colombia no puede darse el lujo de esperar otros 20 o 30 años para ver rodar el ferrocarril. El Pacífico y el país entero lo necesitan ya.

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