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El mundo en el 2022

La esperanza es que termine la absurda guerra de Rusia contra Ucrania, la recesión económica impacte menos de lo que se prevé y la estabilidad política se imponga

26 de diciembre de 2022 Por: Vicky Perea García

El año que termina debió ser para el mundo el del retorno a la normalidad luego de la pandemia del Covid-19, así como el de su recuperación económica y social. Fue, sin embargo, el de las guerras absurdas y las protestas impensables, también el de los cambios políticos o la inflación global que alcanzó límites impensables. Todo ello marca la llegada de un 2023, que no se presenta más tranquilo ni esperanzador.

En el calendario está marcado a fuego el 24 de febrero. Ese día, con la excusa de proteger a los separatistas de Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin invadió a la antigua república soviética pensando que sería cuestión de horas o de días su caída. No imaginó que la resistencia y el valor de los ucranianos le impedirían cumplir su propósito y que la guerra se prolongaría hasta hoy, con un saldo trágico y a un alto costo político y económico.

Se calcula que cada ejército ha perdido 100 mil soldados, siete mil civiles han muerto y ocho millones de ucranianos huyeron de su país. A las sanciones impuestas a Rusia por la comunidad internacional, Putin respondió limitando el mercado de gas hacia Europa, lo que produjo escasez y un alza en los precios que repercutió en la economía mundial.
El ataque a las centrales de energía en Ucrania tiene a su población viviendo el invierno más frío y desolador, mientras la amenaza nuclear pende de un hilo.

Las consecuencias de esta guerra y de los dos años de recesión debido a la pandemia, resintieron las finanzas internacionales y provocaron una inflación global que afectó los bolsillos de todos. La escasez de personal, de contenedores para transportar mercancías, el alza del precio del petróleo, llevaron a un incremento de los fletes y encarecieron los productos básicos.

Crisis políticas marcaron la agenda en países como Gran Bretaña, que tuvo tres primeros ministros este año luego de la renuncia de Boris Johnson, por los escándalos que lo rodearon y los resultados del Brexit, y la dimisión de la efímera Liz Truss, quien duró 45 días en el cargo. La muerte de la Reina Isabel, quien celebró en el 2022 los 70 años de su coronación, significó un golpe a los ingleses, para quienes la institución monárquica es sinónimo de estabilidad.

Lo impensable sucedió en regímenes como el de Irán, donde la muerte de Mahsa Amin, luego de ser detenida por la ‘policía de la moral’, llevó a que mujeres y jóvenes salieran a las calles a protestar. Las manifestaciones son reprimidas de manera violenta y decenas de personas han sido ejecutadas por el gobierno de los ayatolás. En Afganistán, con los Talibán en el poder, regresaron prácticas arcaicas como prohibir a las mujeres estudiar.

Las hambrunas, los conflictos y la falta de oportunidades llevaron a millones de personas a emigrar de sus países. En las fronteras de los Estados Unidos este año van 2,3 millones de inmigrantes detenidos y en Colombia 212 mil personas llegadas desde Venezuela, Cuba, Asia o África cruzaron el Tapón del Darién en busca del sueño americano.

El 2022 en América Latina merece capítulo aparte. En el resto del mundo, la esperanza es que termine la absurda guerra de Rusia contra Ucrania, la recesión económica impacte menos de lo que se prevé y la estabilidad política se imponga. Y ojalá se contenga una posible confrontación bélica entre las dos Coreas, que por estos días de fin de año amenazaba con desatarse

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