¿Desaparecerá el MÍO?
Así las cosas, el proyecto que fue pensado como la revolución que resolvería el problema del transporte público en Cali y la transformación de su vida urbana, hoy está a punto del colapso, no sólo por el incumplimiento en el pago de los subsidios a la demanda.
Todo indica que el sistema de transporte masivo de Cali, el MÍO, está al borde de su desaparición. A pesar de las evidencias, el Gobierno Municipal guarda silencio y salvo declaraciones del gerente de Metrocali las soluciones no aparecen para rescatar el proyecto de desarrollo urbano más importante en la historia de la capital vallecaucana.
La última crisis es el incumplimiento en el pago del subsidio para cubrir el costo de movilizar a los caleños mediante un sistema seguro que abarcara toda la ciudad y atendiera la demanda de transporte seguro, cómodo y oportuno. Son seis meses de no pagar a los operadores el subsidio, lo que en plata blanca significa $80.000 millones que adeuda la entidad encargada de administrar el sistema a quienes movilizan hoy poco más de 270.00 pasajeros por día, lo que está a punto de ocasionar una parálisis debido a que los operadores se quedaron sin recursos.
Pero el problema es estructural, y viene desde el momento mismo en que empezó el MÍO. Era imposible para el sistema financiarse con los recursos que generaría, por lo cual el subsidio estatal era más que imprescindible. Y si bien la Nación debería aportar para la construcción de su infraestructura, estaba claro que a la Administración Municipal le correspondía disponer lo necesario para la prestación del servicio.
Eso es lo que no ha ocurrido. Por el contrario, ha sido imposible controlar la competencia que genera el transporte ilegal o el individual contrasta con la negativa a tomar las medidas que aseguraran la demanda que requiere el sistema para ser viable. Y por si fuera poco, la desidia y el abandono que padeció el sistema en las épocas del vandalismo desatado el 28 de abril de 2021 fueron el anuncio de lo poco que le interesaba al Gobierno Local la recuperación del MÍO.
Hoy, Metrocali está en ley 550 debido a una condena por incumplimientos con un operador, los buses ya están en la obsolescencia, los usuarios abandonan el sistema porque es incumplido, inseguro y no llega a los sitios que ellos necesitan, mientras los operadores se quedaron sin liquidez y anuncian la parálisis. Y entre tanto, la delincuencia ha convertido sus estaciones en epicentro de robos porque no ha sido posible firmar un acuerdo y pagar a la Policía Metropolitana la seguridad y la vigilancia en la infraestructura y dentro de los mismos buses.
Así las cosas, el proyecto que fue pensado como la revolución que resolvería el problema del transporte público en Cali y la transformación de su vida urbana, hoy está a punto del colapso, no sólo por el incumplimiento en el pago de los subsidios a la demanda. Y no hay una voz de la Administración Municipal que oriente su rescate o su reestructuración, como corresponde a su obligación de atender las necesidades de la ciudadanía.
Infortunadamente, y si no existe voluntad de salvarlo en el Gobierno Municipal, el MÍO puede cesar su funcionamiento en muy poco tiempo, sus problemas estructurales no tendrán solución y Cali se quedará sin uno de los servicios públicos más indispensables para cualquier ciudad del mundo. Y quien pague la factura serán los caleños.