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Basura letal

Quién diría que la tecnología llegaría a ser un enemigo de alto impacto para el medio ambiente del Planeta y para la salud de la población mundial. La realidad es que las montañas formadas por la basura electrónica son cada día más altas y el riesgo crece con la misma la rapidez en que avanza la innovación en ese campo.

23 de junio de 2017 Por: Editorial .

Quién diría que la tecnología llegaría a ser un enemigo de alto impacto para el medio ambiente del Planeta y para la salud de la población mundial. La realidad es que las montañas formadas por la basura electrónica son cada día más altas y el riesgo crece con la misma la rapidez en que avanza la innovación en ese campo.

Colombia es el primer país de América Latina en promulgar una política nacional para hacerle frente a los llamados Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, Raee. Fue presentada este mes por el Ministerio del Medio Ambiente y en ella se reúnen las recomendaciones de diferentes grupos de trabajo que analizaron el comportamiento nacional en relación con tales desechos, a la vez que presentaron las estrategias más eficientes para hacer un manejo integral de ellos.

Es un paso importante para asegurar que el país no se vea desbordado por un problema en el que tienen responsabilidad los fabricantes de los aparatos, pasa por los usuarios, incluye a los recicladores y requiere acciones de los gobiernos. Lograr que esa Política Nacional sea eficiente será otro cantar si no se consigue que los colombianos aprendan la esencia del reciclaje, una labor que hasta ahora ha mostrado su ineficiencia con todo tipo de desechos.

En el año 2014, el de más reciente análisis, cada persona en Colombia produjo 5,4 kilos de basura eléctrica o electrónica. Eso quiere decir que entre toda la población se botaron 252.000 toneladas de pilas, celulares, computadores o sus partes, televisores, baterías, neveras, estufas, lavadoras, entre otros cuantos aparatos. De esa cantidad apenas se recicló el 11% cuando se podría haber reutilizado el 75%.

Las consecuencias son más graves que sólo el impacto visual de ver crecer a diario los cerros de chatarra tecnológica. Algunos de los elementos que se usan para la fabricación de esos aparatos representan un peligro para la salud ambiental y de los seres humanos cuando quedan expuestos al aire libre. Los computadores, por ejemplo, contienen plomo; el arsénico, presente en los semiconductores, puede causar lesiones cerebrales y neurológicas; el mercurio es uno de los componentes principales de las pilas y una sola de ellas que llegue a un río puede contaminar 10.000 litros de agua. La lista es más extensa y alarmante.

Evitar los peligros que conllevan los Raee es tarea de todos. En un mundo de oferta y consumo como el actual valdría la pena preguntarse si es necesario tener el último modelo de un celular o televisor cuando la vida útil del anterior aún es larga. Así mismo, los productores tienen la responsabilidad de ser parte activa del círculo de reciclaje al decidir la clase de materiales usan y participando en la recuperación de los aparatos desechados.

En las manos de Estado está el deber de educar a la población, establecer los mecanismos que impidan que la basura eléctrica y electrónica sea un dolor de cabeza aún más grave a futuro, así como ejercer la autoridad para asegurar que ello no suceda.
Colombia ha dado sus primeros pasos, el reto ahora es que esas 252.000 toneladas anuales de chatarra tecnológica se acumulen, poniendo en mayor riesgo el medio ambiente nacional y afecte la salud de los colombianos.

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