Moral pública

El tema de Israel y Palestina es sumamente complejo porque las emociones, las creencias y las posiciones políticas, hacen imposible un diálogo sin satanizar. O se es bueno o se es malo. O se está de un lado o se está del otro. Lo que no es cierto. Es obvio, claro, contundente, que quienes desafiaron fueron los de Hamás y que Israel debía defenderse.

Sin embargo, hay un límite y creo que hace varios números de muertos, se sobrepasó. Pero traigo a colación el tema de Israel y Palestina, a raíz de la prohibición del gobierno Petro de venderle carbón a Israel, porque “con ese carbón fabrican bombas que matan niños palestinos”. Pero mi comentario va, aterrizando en Colombia, con las declaraciones del presidente de la Asociación Colombiana de Minería, Juan Camilo Mariño, quien expresó “el argumento de moral pública no puede ser utilizado para justificar decisiones desproporcionadas e inadecuadas que afectan gravemente la economía del país y el bienestar de las regiones”.

Las palabras claves son esas dos ‘moral pública’, porque para este dirigente el dinero y la economía están por encima de criterios de respeto y valoración de los seres humanos. Creo que Mariño o no dimensionó la gravedad de lo que dijo o esta creencia la tiene tan interiorizada en sus genes que ni siquiera cayó en cuenta.

El dinero es la prioridad, la economía manda. Entonces, ¿por qué se persigue al narcotráfico si es tan rentable y “podría” aportar tantos beneficios a las regiones? ¿Si el dinero y el bienestar hay que priorizarlos por encima de la dignidad y un respeto a la vida, qué estamos haciendo educando generaciones dizque para que respeten y valoran al ser humano?

Esas ‘espontaneidades’ son muy significativas porque se expresan sin filtro y retratan mejor que nada lo que hay en el interior, en el corazón de cada quien. Aquí, retratan la prioridad de esta organización… Para este dirigente colombiano, la moral pública es una entelequia (invención, fantasía) que sobra y no hay que incluirla, ni tenerla en cuenta en el desarrollo de la sociedad.

Lo importante es la plata, el dinero. Por ello por plata somos capaces de asumir cualquier actitud porque es el dinero lo prioritario de nuestra sociedad. No soy tan ingenua para creer que viviremos del aire y que el dinero sobra y no se requiere como motor de desarrollo. Pero hemos llegado a una desproporción donde el consumismo y la inequidad nos han hecho perder el norte como humanidad (si es que alguna vez lo tuvimos).

Si se tuviera que escoger entre envenenar niños o promocionar un producto muy rentable que produzca mucho dinero, ¿usted que escogería? Ah, fácil, me contestará no envenenar niños, pero la prostitución infantil, los secuestros de niños en todas las guerras del planeta, el abandono y violencia contra ellos, sus caras de terror y desesperanza, tienen como fondo el negocio de armas, el abuso del poder patriarcal, la necesidad del consumismo, el billete priorizando la calidad de vida.

Entonces, ¿qué estamos haciendo como humanidad? Sí, aquí en Colombia hay atropellos, abusos para el mundo infantil, pero hay momentos en que ciertas posiciones políticas ayudan a caer en cuenta. Petro tiene miles de contradicciones, pero es obvio que ‘camina’ diferente y para muchos es imposible aceptar que se salga del libreto. Un disruptivo como él, permite descubrir guardados en la mente y corazón de otros, porque al ‘descolocarlos’, los desnuda… ¿No habrá manera de encontrar un equilibrio?