El pais
SUSCRÍBETE

La herencia del desempleo

Uno de los principales retos del próximo gobierno es el de solucionar...

4 de julio de 2010 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Uno de los principales retos del próximo gobierno es el de solucionar la trágica situación de los millones de colombianos que no tienen trabajo, o que están en el rebusque con empleos de baja calidad y mal remunerados. De hecho una de las promesas de Santos en su campaña fue la de crear dos millones y medio de nuevos empleos y formalizar otros 500.000 que hoy son informales.No la tendrá fácil en este campo el nuevo gobierno, sobre todo porque es muy mala la herencia que recibirá del gobierno Uribe que en ocho años no sólo no logró reducir el número de desempleados en Colombia, sino que aumentó la cantidad de trabajadores en la informalidad y el rebusque, a pesar de haber pasado por una de las épocas de mayor crecimiento de la economía mundial. Las más recientes cifras del Dane muestran la magnitud del problema. En mayo la tasa de desempleo nacional se situó en el 12,1% y la de subempleo en 45,3%, mientras que el año pasado eran de 11,7% y 42% respectivamente. Esto significa que el número de desempleados aumentó en 160.000 personas y el de subempleados en casi un millón. Como al mismo tiempo el número de personas ‘ocupadas’ aumentó en 468.000, la conclusión es que en el último año se destruyeron medio millón de empleos formales. Lo más preocupante del deterioro laboral es que ocurre cuando la economía está creciendo a un ritmo del 4,4% anual, muy por encima de lo esperado, como también lo acaba de divulgar el Dane. Se confirma así que el modelo económico que implantó Uribe es uno de crecimiento sin empleo. El caso extremo es el de la industria manufacturera que en el último año incrementó su producción en 8% mientras que recortó en 2% el número de trabajadores contratados. La reactivación económica no se refleja en el empleo.Si Santos quiere cumplir con la generación de los empleos prometidos deberá abandonar las políticas uribistas que ya fracasaron. En primer lugar la mala política agropecuaria que no logró dinamizar el sector a pesar de los innegables resultados en materia de seguridad en el campo y la repartición de subsidios y regalos por parte de ‘Uribito’. En efecto, en el último año el sector agrícola se contrajo un 1,5% mientras que el resto de la economía se recuperaba rápidamente. En los ocho años de Uribe el PIB agrícola sólo creció 16% mientras que los demás sectores lo hicieron a una tasa del 36% y, lo más grave de todo, en este período el empleo agrícola sólo creció un mísero 2%, es decir que en la agricultura sólo se crearon 9.000 empleos por año.La otra política que debe abandonar Santos es la de dar subsidios y gabelas tributarias a las empresas para abaratar la compra de activos fijos. Estas no sólo son inútiles para estimular decisiones sobre nuevas inversiones, sino que reducen el precio relativo del capital frente al trabajo, induciendo a los empresarios a despedir trabajadores. Por eso en los años de Uribe la producción industrial creció 30% a la vez que el número de trabajadores disminuyó 6%. Afortunadamente el nuevo Ministro de Hacienda ha anunciado que va a revisar estas gabelas y, en su lugar ofrecer estímulos tributarios a las empresas que contraten nuevos trabajadores.Aunque es responsabilidad compartida con el Banco de la República, el nuevo gobierno también tendrá que revisar la política cambiaria porque el otro factor que impide la creación de empleo es la revaluación del peso. Con un dólar por debajo de $1.900 el salario mínimo en Colombiano no es competitivo, 260 dólares; por supuesto la solución no es bajar el salario sino propiciar la devaluación del peso frenando el endeudamiento público externo y ahorrando los excedentes de las exportaciones mineras.

AHORA EN Mauricio Cabrera Galvis