Colombia 4.0
‘El ruido de las cosas al caer’ es el nombre de una novela del destacado escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, que es una descripción del miedo, quizá el peor de todos: a la vida.
Acudo al nombre de la novela, porque a mi parecer refleja la tendencia que parece vivir el país en este agónico 2018: el del ruido de quienes parecieran querer precipitar sus agendas por encima de la agenda de país, que es la fundamental, porque de ella depende qué tan bien o mal nos vaya frente a los retos existentes.
Y quizá también se ajusta a la intención de influir en la opinión pública a través del miedo, por parte de quienes buscan ‘atrapar’ a Colombia en una eterna campaña política. Y lo hacen generando mucho ruido, que es lo que buscan, no importa que sea el mismo país al que se llevan por delante con su apuesta.
Un poco a la vieja usanza, porque en la era de las redes sociales, en donde la información se masifica al segundo de producirse, en donde cada ciudadano es un testigo y difusor de lo que ocurre, el mejor ‘negocio’ es que al país le vaya bien y, por supuesto, que la economía crezca, porque de esta manera se genera inversión, se crean empleos y recursos para la inversión social.
En este maremágnum de información, es preocupante cómo se quedan sin abordar temas de fondo, estructurales, que están moviendo al mundo y que requiere Colombia para modelar su futuro.
Traigo a colación uno que difícilmente en Colombia estará en las primeras planas de la actualidad nacional: la Unión Europea es cada vez menos dependiente de otros países para el suministro de energía gracias a la biomasa, cuya producción superó en 2014 a la de gas fósil y en 2016 al carbón.
Pero la noticia no es sólo esa. ¿Sabía usted, amable lector, que en el Valle del Cauca, gracias al impulso de sus empresas e instituciones, se ha estructurado el Clúster de Bioenergía, que comprende a casi 3000 empresas relacionadas con el proceso de generación de energía eléctrica y biocombustibles a partir de biomasa (vegetal, forestal, animal, pecuaria)? Lo mismo ocurre en otras regiones del país con formas alternas de producción de energía.
Puede parecer poco relevante hablar de bioenergía en estos momentos en que el país se sumerge en tantos temas urgentes como la ley de financiamiento. Con todo, se relaciona en la medida en que los vaivenes de los precios del petróleo generan incertidumbre sobre el papel que cumplirá en el 2019 como fuente de recursos fiscales. Y, en este marco, es fundamental generar otras industrias que sean nuevas fuentes de ingresos para el Estado. Además, porque las alarmas sobre el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera demandan el uso de energías limpias.
O poner en primer lugar de la discusión nacional a la Industria 4.0, de la que depende cada vez más la competitividad de los países. Se trata de un nuevo paradigma de desarrollo basado en el talento humano y las nuevas tecnologías para transformar y hacer más eficiente a las empresas.
De la que se desprende el comercio electrónico, un asunto que está cambiando de manera profunda las transacciones de productos o servicios en el mundo. Y que a la vez enmarca una discusión importante, que son las metas de transformación digital de las empresas y de la misma sociedad, para que el país no se quede atrás en los nuevos desarrollos.
Son muchos otros los temas que quedan relegados por la actual agenda nacional, sin perjuicio de la importancia de las materias que están hoy en el orden del día. Ojalá logremos profundizar la discusión y las acciones en aspectos adicionales de primer orden, que nos permitan asimilar y potenciar en nuestro país las nuevas tendencias, para que no nos deje el tren en adoptar los cambios que están marcando el crecimiento mundial.