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El Espectador

El 22 de marzo cumplió 130 años de fundado el diario El Espectador, el más auténtico vocero de la filosofía liberal, como lo pregona la frase que aparece desde el primer número: “El Espectador trabajará en bien de la patria con criterio liberal y en bien de los principios liberales con criterio patriótico”.

19 de abril de 2017 Por: Jorge Restrepo Potes

El 22 de marzo cumplió 130 años de fundado el diario El Espectador, el más auténtico vocero de la filosofía liberal, como lo pregona la frase que aparece desde el primer número: “El Espectador trabajará en bien de la patria con criterio liberal y en bien de los principios liberales con criterio patriótico”. Esa lapidaria sentencia sigue apareciendo, y a decir verdad, el diario es hoy en Colombia el único medio que continúa fiel a esa doctrina política.

No la ha tenido fácil el periódico en su larga existencia. Fundado por don Fidel Cano Gutiérrez, en Medellín en 1887, en plena Regeneración que estrenaba la centralista Constitución de Rafael Núñez, que liquidó la radical surgida en Rionegro en 1863, don Fidel se vio enfrentado no sólo al gobierno de extrema derecha que acababa de triunfar en una de las treinta y dos guerras civiles del Siglo XIX, casi todas perdidas por los liberales, sino también a la enconada furia de la jerarquía católica que veía la presencia del demonio en todo lo que hiciera relación con el Partido Liberal. Creo que todavía hay gente que piensa lo mismo.

Los obispos, encabezados por Mgr. Bernardo Herrera Restrepo, amenazaban con excomunión a quienes se atrevieran a leer el periódico, y aliados con los gobiernos conservadores, urdían cada cierto tiempo la manera de clausurar el periódico, lográndolo muchas veces. Ante esa situación, don Fidel resolvió mantener una edición en Medellín y otra en Bogotá, dejando a su hijo Gabriel al frente de la que salía en la capital antioqueña, y a don Luis, el mayor de sus hijos, en la de Bogotá.

En mis épocas de estudiante de bachillerato en el Gimnasio Moderno, esperaba que fueran las seis de la tarde para comprar El Espectador. Dicho sea de paso, doña Adelaida Cano, cónyuge de don Agustín Nieto Caballero, rector del colegio, era hija de don Fidel.

Estábamos en plena 'guerra civil no declarada' entre liberales y conservadores y El Espectador junto con El Tiempo, eran los heraldos de la bandera roja. En una de las fechas más aciagas de la historia colombiana, el 6 de septiembre de 1952, ambos diarios liberales fueron incendiados por las turbas gobiernistas, con apoyo de la Policía, a la sazón totalmente politizada.

Ya en la universidad, todas las tardes adquiría El Espectador, pues allí estaban los mejores columnistas de entonces. Ahí descubrí a Gabriel García Márquez, que hacía crónicas estupendas como la del náufrago que sobrevivió varios días en el mar. Y Alberto Lleras, de magistral pluma, se propuso demoler la dictadura de Rojas Pinilla y juzgo que sus columnas fueron causa eficiente del 10 de Mayo de 1957, cuando Rojas abandonó el poder. Y cómo poder olvidar a Eduardo Zalamea Borda, y a Luis Eduardo Nieto Caballero y a Alfonso Castillo Gómez, que manejaba un humor exquisito en su ‘Coctelera’.

Aparte las persecuciones políticas, El Espectador tuvo que soportar la violencia del narcotráfico pues fue el primero que se atrevió a denunciar las andanzas de Pablo Escobar, quien ordenó la muerte del director Guillermo Cano en diciembre de 1986, y luego la bomba que destruyó las instalaciones de periódico el 2 de septiembre de 1989.

Hoy el diario pertenece a la familia Santo Domingo, pero su director Fidel Cano Correa, de la misma estirpe del fundador, continúa siendo el intérprete de la filosofía que movió la mano de don Fidel para escribir el primer editorial hace 130 años.

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