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Ignacio López Tarso

Desde esta esquina colombiana, rindo tributo de admiración a Ignacio López Tarso, uno de los mejores actores que he visto en mi larga vida de aficionado al cine

12 de abril de 2023 Por: Vicky Perea García

Mi juventud corrió parejas con la época de oro del cine mexicano, cuyas películas eran el deleite del público hispanohablante. Fue el tiempo de la irrupción de Cantinflas con ‘Ahí está el detalle’, que lo convirtió en el actor amado por todos pues era el cómico por excelencia, aplaudido hasta por el mismo Charles Chaplin, el más grande de todos. Mario Moreno se apropió de las pantallas y en ellas duró por más de cincuenta años. Incluso apareció en ‘La vuelta al mundo en 80 días’, cinta norteamericana en la que compartió créditos con el inmenso David Niven, y a mi juicio el mexicano opacó al inglés.

Fueron los tiempos en los que apareció una de las mujeres más bellas del mundo en los estudios aztecas de grabación: María Félix, quien debutó como pareja de Jorge Negrete en ‘Allá en el rancho grande’, de donde pasó a protagonizar a ‘Doña Bárbara’, que considero la mejor de su larga carrera. Esa película, dirigida por Fernando de Fuentes y filmada en la llanura venezolana con libreto de Rómulo Gallegos, el laureado autor de la novela homónima, es una verdadera joya del cine, y son memorables las actuaciones de la señora Félix y de Julián Soler, en el papel de Santos Luzardo.

Competían con María Félix, en belleza y calidad interpretativa, Dolores del Río, Marga López, Silvia Pinal y Elsa Aguirre, de quien me enamoré perdidamente a los 17 años, le escribí sentida carta de amor y me envió una preciosa fotografía con dedicatoria, que ocupa sitio destacado en mi biblioteca.

En los papeles masculinos, Arturo de Córdova era el preferido de los cinéfilos, especialmente de las damas, que lo idolatraban. Su brillante actuación en ‘El conde de Montecristo’, ‘La diosa arrodillada’, y ‘Que Dios se lo pague’, rodada en Argentina, en la que De Córdova aparece con la bella Zully Moreno, le dieron reconocimiento mundial.

También surgieron Pedro Armendáriz, cuyo papel en ‘La perla’, al lado de la preciosa María Elena Márquez, le valió un Ariel, máximo premio de su país. Pedro Infante, gran cantante y actor, fue ídolo hasta el día de su fatal accidente aéreo. Jorge Negrete, adorado por las chicas por su figura y su excelsa voz para cantar los corridos, terminó su vida casado con María Félix.

No puedo dejar de mencionar a los hermanos Soler: Domingo, Andrés, Julián y Fernando, todos actores de alto coturno. A don Fernando, eje de esa familia, lo llevo en mi memoria pues su rol en ‘Cuando los hijos se van’ me sacó lágrimas cuando de niño lo vi en el Teatro Boyacá de Tuluá.

Acaba de fallecer a sus 98 años el último de los grandes del cine mexicano de esa época: Ignacio López Tarso, quien no solo fue actor magnífico porque también incursionó en la política mexicana como diputado del Congreso de la Unión, por el PRI.

Recibió el Ariel de Oro, que es el Óscar mexicano, por su trayectoria fílmica. Recuerdo bien sus actuaciones en ‘Rapiña’, ‘El profeta Mimi’, ‘Roca blanca’, y ‘Macario’, de 1960, que alcanzó el Óscar a mejor película extranjera.

Tanto el cine argentino como el mexicano han perdido la importancia que tuvieron en aquellos años de gloria. De pronto salen maravillas del país austral como ‘Argentina 1985’, que estuvo ahora a punto de ganar el Óscar, o mexicanas como ‘Amores perros’, o ‘Roma’, perfectas.

Desde esta esquina colombiana, rindo tributo de admiración a Ignacio López Tarso, uno de los mejores actores que he visto en mi larga vida de aficionado al cine.

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