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Autopsia de Napoleón

Diecisiete personas, entre ellas ocho médicos, participaron en la autopsia en la...

20 de enero de 2016 Por: Jorge Restrepo Potes

Diecisiete personas, entre ellas ocho médicos, participaron en la autopsia en la isla británica de Santa Helena del cadáver de Napoleón 1°, el Gran Corso, el emperador francés que se convirtió con la fuerza de las armas en el amo de Europa, hasta que cometió el craso error de invadir a Rusia -el mismo que en el siglo siguiente cometiera Adolfo Hitler- y allí comenzó el descenso hasta recibir el puntillazo final que le asestó el duque de Wellington en Waterloo.Casi dos siglos después de su deceso, ocurrido el 5 de mayo de 1821 tras seis años de cautiverio en el islote volcánico del Atlántico, el expediente médico del emperador suscita debate apasionado entre los historiadores, médicos e investigadores.Tuberculosis, sífilis, epilepsia, úlcera o cáncer gástrico, y, finalmente, envenenamiento con arsénico, las hipótesis son incalculables, escriben los historiadores Thierry Lentz y Jacques Macé en su libro ‘La muerte de Napoleón’. La tesis del envenenamiento surgió en 1960 cuando se analizaron los cabellos de Napoleón.Al día siguiente del fallecimiento tras ocho semanas de agonía, el bisturí del doctor Francesco Antommarchi, legista experimentado y quien fuera el médico del cautivo durante su permanencia en Santa Helena, abrió el ilustre cuerpo para la autopsia, que el mismo Napoleón había solicitado que se hiciese para que su hijo, el rey de Roma, también llamado ‘El Aguilucho’, fuera advertido por si había tumor hereditario. Exiliado -mejor dicho, preso por los vencedores ingleses- desde 1815 en esa isla, Bonaparte vivía obsesionado por el temor de un mal familiar. Su padre había muerto a los 40 años de un tumor en el píloro.El primer concepto de Antommarchi, fechado el 8 de mayo, relativamente corto consta de seis puntos. Su contenido aparece en la obra de Jacques Bastien y Roland Jeandel ‘Napoleón en Santa Helena. Estudio crítico de las patologías y causa de su fallecimiento’, en el que dictaminan que corazón y pulmones estaban en buen estado pero el hígado mostraba un grosor más que natural.Al final de cuentas, ¿de qué murió Napoleón? La mayor parte de los historiadores han descartado el envenenamiento con arsénico y apuntan a que el deceso se produjo por una úlcera estomacal que le causó intenso sangrado, quizás producto de la depresión en que vivía por haber pasado de ser el dueño de Europa a simple preso de sus peores enemigos, los ingleses.Otro investigador, Alessandro Lugli, patólogo de la Universidad de Berna, estima que el peso corporal de Napoleón bajó de 90 kilos en 1800 a 79 en 1820, habiendo perdido 11 en su último año de vida. Una pérdida de peso coherente con la evolución de un cáncer gástrico. Concluye que sufría una forma de úlcera cancerosa en fase avanzada.Dice los que saben que el estómago de Napoleón y su corazón se pusieron en un frasco que está entre las piernas de su cadáver. Pero parece poco probable que su tumba en ‘Los Inválidos’ construida en 1840 se abra para practicar un nuevo estudio forense.Déjenlo quieto y Dios permita volver a extasiarme frente a la imponente tumba en ese mausoleo espectacular levantado en obedecimiento al deseo del héroe, quien dejó para la posteridad esta hermosa orden: “Quiero que mis cenizas reposen en las orillas del Sena, en medio de ese pueblo francés que tanto he amado”, tal como aparece en uno de los tomos del ‘Memorial de Santa Helena’ del conde Las Cases.

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