Menos política
Como Petro ya no es candidato sino presidente, uno esperaría más actos de administrador y director y menos botadera de corriente; a lo Rafael Reyes: menos política y más administración.
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El miércoles se cumple el primer mes del mandato del presidente Gustavo Petro y dos meses y medio desde su triunfo en segunda vuelta. A ese punto llega con altísimos niveles de popularidad, muchos debates públicos abiertos con los sectores productivos y gremios económicos y una preocupante interinidad en muchas áreas del gobierno.
Petro se le ha medido a los escenarios más difíciles: industriales, mineros y banqueros están entre los 28 discursos que dicen que ha dado. Qué tanto sirvan los discursos, más bien teóricos y abstractos, exploratorios si se quiere, está por verse, porque una característica del nuevo presidente es que parece en campaña, sigue lanzando ideas para el debate más que iniciativas. “Estudiemos cómo financiar la descarbonización de la producción, cómo apoyar la economía popular” no es exactamente una propuesta, ni un acto de gobierno, sino una declaración política.
Pero como Petro ya no es candidato sino presidente, uno esperaría más actos de administrador y director y menos botadera de corriente; a lo Rafael Reyes: menos política y más administración.
En Colombia el tiempo entre la elección y la posesión servía para definir equipos de gobierno en sus más altos niveles: ministros, directores de departamentos administrativos, agencias nacionales, superintendencias, embajadas. Pero a Petro el periodo de empalme se le agotó sin mayores avances y llegó a la posesión presidencial con el gabinete incompleto. Hoy no está posesionado el ministro en Tecnologías de la Información.
La interinidad es sensible en sectores estratégicos del programa del nuevo presidente, como agro, conectividad y desarrollo. Las cabezas de Finagro, Findeter, Procolombia, EnTerritorio (Fonade) son del anterior gobierno. No hay aún director de la Agencia Nacional de Tierras. Todas las embajadas en Europa y Asia están sin embajador y en América Latina solo se conoce que Armando ‘Single Malt’ Benedetti presentó credenciales a Nicolás Maduro, los demás son trinos. El vacío en la OEA fue la excusa para la controvertida ausencia colombiana de la votación sobre la moción contra Nicaragua.
Es muy extraño y bizarro ver exfuncionarios del gobierno Duque coreando consignas del gobierno Petro desde las cuentas oficiales. Pero, sobre todo, es preocupante, porque no se entiende la razón de la interinidad en cargos que debieron haberse designado en la primera semana. Y es grave porque hay entidades con unas funciones de articulación interinstitucional para proyectos claves que deberían estar en manos 100 % de confianza del nuevo presidente.
Unos dicen que la causa son las rencillas en la coalición de gobierno, otros, que en el equipo de campaña no había gente para ocupar la cantidad de cargos claves que tiene el sector central, otros, que hay demasiados profesores buenos para exponer, pero sin una corazonada de cómo hacer, con qué recursos o con qué instituciones, conocimientos que vienen con la experiencia de gobierno.
Por ahora Petro tiene un alto capital político, lo acompaña la paciencia que se le tiene a todo recién llegado y el espejo retrovisor le funcionará un año por lo menos. Pero la interinidad tiene que terminarse porque no es bueno no tener responsables en la alta burocracia.
El tiempo es corto y la paciencia poca cuando los problemas son tan graves. La falta de equipo le va a costar al presidente, porque el vacío tendrá qué llenarlo él como vocero de su propio gobierno.
Si es poca la credibilidad de exfuncionarios de Duque recitando las consignas del gobierno Petro, es peor la sensación de que hay presidente, pero no gobierno.
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