El pais
SUSCRÍBETE

Empleo sin producción

Un grave error de la práctica de un gobierno progresista es precisamente creer que se puede mejorar la vida de la gente sin desarrollar la producción

19 de marzo de 2023 Por: Vicky Perea García

Aunque en el nivel del discurso el gobierno articula los objetivos de incrementar la producción con los de incrementar el salario, en el nivel práctico de las propuestas legales lo único que por ahora se ve es una intención clara de mejorar las condiciones salariales de los trabajadores.
No solo con el restablecimiento de la remuneración extraordinaria de las horas nocturnas y dominicales, sino consagrando garantías de estabilidad a los empleados para que la norma sea la contratación a término indefinido.

Estas decisiones no salen del cubilete, son el resultado de la experiencia negativa con las leyes de flexibilización que se dijo eran necesarias para reducir la informalidad laboral, la gran mancha de la política de empleo y una vergüenza para cualquier política de desarrollo social basada en la expansión del ingreso desde el fortalecimiento del trabajo formal.
Recuerdo las advertencias de los sindicatos de que no se iba ni a mejorar el ingreso de los trabajadores formales, ni a reducir la informalidad. Terminaron teniendo razón, pues el problema empeoró.

La situación ahora es saber si la reforma laboral conduce a ese objetivo, porque aunque evidentemente mejorará los ingresos de los empleados actuales, no es tan claro que mejore la oferta de empleos formales porque a la estrategia para mejorar el trabajo, le falta una estrategia sobre cómo se va a mejorar la producción.

De eso se trata la controversia en la que vivimos inmersos no solo Colombia, todos los países. Si al mejorar las condiciones del empleo se deterioran las de la producción, o viceversa, las políticas que producen ese resultado no están logrando sus objetivos. Como diría Deng Xiaoping, el gato, blanco o negro, no está cazando ratones. Un grave error de la práctica de un gobierno progresista es precisamente creer que se puede mejorar la vida de la gente sin desarrollar la producción.

En 1947 Mao Zedong publicó un tajante escrito que advertía que China no podía incurrir en la “errónea política ultraizquierdista de imponer condiciones de trabajo demasiado exigentes, establecer excesivas tasas de impuestos sobre la renta, perjudicar los intereses de los industriales y comerciantes, y adoptar como objetivo el llamado ‘bienestar de los trabajadores’, concepto miope y unilateral; en vez de proponerse el objetivo de desarrollar la producción, promover la prosperidad económica, dar la debida consideración a los intereses públicos y privados a la vez y de beneficiar tanto al trabajo como el capital”.

A la agenda progresista en favor del trabajo le falta una estrategia en favor de la creación del capital productivo. La coyuntura económica ha absorbido la energía del gobierno en el control de metas de sostenibilidad fiscal y la pugnacidad con el sector empresarial está rompiendo los vasos comunicantes con el empresariado que son otra rueda dentada del engranaje del desarrollo económico. El Presidente diserta, como profesor unas veces y como candidato otras, mientras el tiempo le corre en desfavor, ya va para un año de gobierno de un periodo de cuatro y la alianza parlamentaria que lo llevaría a buen puerto se hace cada día más tenue y menos convincente, por falta de orientación específica.

Mientras tanto la desinversión es cada vez más tangible, no está llegando al ritmo, la calidad, ni la cantidad necesarias. El anuncio del retiro de Colombia de Emerald Energy muestra la incapacidad del gobierno de dar una solución equilibrada a las tensiones entre capital y trabajo. La fórmula de incrementar los ingresos de las familias sólo reforzando los derechos laborales y subsidios puede ser una equivocación porque, como dirían los chinos, no cura la enfermedad salvando al paciente.

AHORA EN Guillermo Puyana Ramos