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El hambre no espera

En Cali, en 2024, la pobreza extrema afectaba a cerca de 190.000 personas, y el Programa Mundial de Alimentos estima que unas 490.000 viven con inseguridad alimentaria.

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Paola Andrea Gómez.
Paola Andrea Gómez. | Foto: El País.

9 de nov de 2025, 02:48 p. m.

Actualizado el 9 de nov de 2025, 02:48 p. m.

En Colombia, uno de cada cuatro hogares afronta inseguridad alimentaria moderada o grave. Eso se traduce en 14 millones de personas que hoy, quizá, no tendrán cómo suplir las tres raciones de comida que deberían tener garantizadas, según el Dane y la FAO. A ellos se suman quienes habitan en las calles y esperan un gesto de solidaridad para calmar el hambre. Y también quienes a diario buscan alimento entre las sobras de los platos o las bolsas de basura.

La crisis se agudiza en el suroccidente del país, en la ruralidad profunda, en los lugares azotados por el conflicto persistente, en los barrios sobrepoblados y sin oportunidades. En departamentos como Cauca y Nariño, las cifras superan el promedio nacional: hay zonas donde más del 34 % de los hogares no tiene garantizado el acceso a tres comidas diarias. En el Valle del Cauca, aunque el indicador descendió a 20,7 %, todavía más de un millón de personas están acechadas por el hambre. En Cali, en 2024, la pobreza extrema afectaba a cerca de 190.000 personas, y el Programa Mundial de Alimentos estima que unas 490.000 viven con inseguridad alimentaria.

Pero más allá de las cifras, el hambre tiene miles de rostros. Está en los niños que van al colegio sin desayunar, en los cinturones de miseria donde un vaso de aguapanela es la vida, en las caras que se cruzan en los semáforos, en quienes viven debajo de un puente. En el que llegó buscando futuro y todavía no encuentra cómo ganarse la vida.

Frente a esa realidad, el Banco de Alimentos de Cali se ha convertido en una mano extendida. Hoy atiende a 456 organizaciones y beneficia a más de 349.000 personas en todo el Valle del Cauca. Entre las personas beneficiadas hay niños, adultos mayores, habitantes de calle, comedores comunitarios, juntas de acción comunal y centros de rehabilitación.

Este mes, el Banco ha puesto una nueva meta: recolectar un millón de raciones y 700 millones de pesos para apoyar a los sectores más vulnerables del departamento y del suroccidente colombiano. Bajo el lema “El hambre alimenta la violencia, tu solidaridad alimenta la paz”, se realizará la Ayudatón 2025, el sábado 29 de noviembre, en una transmisión de 12 horas por Telepacífico, desde el Teatrino del canal, en Imbanaco. Habrá artistas invitados, historias de vida, voluntarios y una sola meta: que nadie se quede sin aportar.

Desde ya se puede donar en los puntos de acopio del Banco de Alimentos de Cali (Calle 24 #6–103, barrio San Nicolás), en el Centro Comercial Calima, en supermercados y parroquias del Valle y el suroccidente (Buga, Popayán, Tumaco, Pasto, Palmira, Putumayo e Ipiales). También se puede donar virtualmente, comprar un mercado o hacer aportes en dinero a través de la página web: www.bancodealimentoscali.org/ayudaton-2025-2.

La invitación está servida, y hay tantas formas de unirse. En esta época del año en que empiezan las compras y los afanes, que calmar el hambre de quienes más lo necesitan sea también una meta que incluir en nuestra lista de regalos.

El hambre no espera. Pero la solidaridad, cuando llega, puede hacerlo todo posible. Quizás no podamos cambiar el mundo de un solo bocado, pero sí el día de alguien con un plato servido. Compartir el pan es un acto de fe en la vida. Donar es creer que todavía somos capaces de mirarnos a los ojos y reconocernos humanos. En tiempos de tanta indiferencia, dar es resistir. Y resistir, cuando el hambre aprieta, es también otra forma de amar.

@pagope

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