Opinión

Deslucimientos íntimos y agresividad machista

Hemos visto más cachos en la vida por tipos tacaños, egoístas, trabajadictos detrás de su éxito personal, obsesivos por el dinero, que engañados por sus parejas porque no dan la talla de Nacho Vidal, el actor porno.

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Eduardo José Victoria Ruiz

20 de ago de 2023, 02:41 a. m.

Actualizado el 20 de ago de 2023, 02:41 a. m.

Este no es un escrito para jóvenes. Ya verán más adelante por qué. La preocupación surge por la cantidad de feminicidios que están sucediendo en Colombia y especialmente porque el Valle del Cauca encabeza ese vergonzoso ranking. ¿Qué hace que muchos hombres se sientan propietarios de sus parejas y les priven la posibilidad de reconstruir sus vidas cuando el amor acabó y la relación de pareja no va más? Las historias de la violencia contra las mujeres están plagadas de escenarios infames; de presunciones de infidelidad porque la vida íntima es pobre, pero también habrá sospechas de presencia de un tercero, si ella presenta reacciones inusuales. A esto se suma otra injusticia: cuando con los años o por razones clínicas, los hombres decaen en su desempeño sexual, a muchos se les incrementan los celos por considerar que tarde o temprano ellas terminarán buscando satisfacer sus expectativas íntimas en camas ajenas.

Por las edades en las que estamos, el tema del desempeño sexual es tema de conversación entre hombres. Me he encontrado con amigos que confidencialmente comparten con total naturalidad su curva en descenso, usualmente acompasada de la ruta de la relación en pareja, también madura y comprensiva de los ciclos que ambos viven. Un amigo me contaba que a raíz de una intervención quirúrgica perdió la erección. Con risa lo resumió mostrándome su elegante corbata: “Se levanta más fácil esta Hermés. Pero a lo largo de la vida probé Angus, Kobe, Jabugo, chunchullo, bofe. ¿Qué más pido? ¡A disfrutar de nuevos momentos!”. Otro amigo, más divertido aún, por cierto una de las personas más agradables que yo haya conocido, además de exitoso profesional, me contaba que su novia le decía: “Tú no me haces ya mayor cosa, pero me río tanto contigo”. Un tercer ejemplo de la apertura que se va dando en este tema duro (a pesar de lo blando): en un grupo de amigos, en su mayoría llegando a los 70 y otros de 80, uno de ellos envió un video demostrando su estado físico, corriendo en la banda eléctrica con las estadísticas de tiempo, distancia, velocidad, pulsaciones, etc. Otro de los del grupo le preguntó: “¿Ángulo de la grúa?” El atleta setentón contestó “Cero, después de mis quimios. Pero feliz en mi relación de pareja y en la vida”.

Otros no logran superar esa circunstancia. Tuve en Bogotá un admirable personaje muy cercano, autor de importantes libros, quien confesó que a raíz de su impotencia y la imposibilidad de ayudarse con el rombito azul o con otros motivadores, él prefería morir. Yo no creí y a los pocos meses falleció de una profunda depresión.

¿Qué hacer para que ellos entiendan que la vida tiene ciclos y cada etapa debe tener su encanto? Que mientras haya posibilidades de poner en práctica el kamasutra, es una delicia, pero que habrá que trascender en caricias y nuevas formas de gozar, hasta que el roce de las manos arrugadas sea fuente de placer. Hemos visto más cachos en la vida por tipos tacaños, egoístas, trabajadictos detrás de su éxito personal, obsesivos por el dinero, que engañados por sus parejas porque no dan la talla de Nacho Vidal, el actor porno. Y precisamente porque el egoísmo es la característica principal de un mal amante; quien piensa en su propio placer, en disfrutar la vida en primera persona y no en pareja o en familia, tiende a perder la admiración de su entorno, y muchas veces ese el origen de encontrar terceras personas que con su generosidad, ternura o inteligencia emocional terminan llenando espacios que los celosos no comprenden.

Es necesario entender que los celos hablan mal de quien lo predica y peor aún, con violencia. Es hora de entender que en la madurez, generalmente, hay más necesidad de abrazos y carcajadas que de orgasmos.

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