Vivir el ahora

Nos olvidamos del ahora, lo único que tenemos. Ahora, el momento más importante que estamos viviendo, irrepetible.

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6 de feb de 2023, 11:40 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:45 a. m.

En los últimos días, curiosamente, en reuniones con amigos hemos estado hablando de la importancia de vivir el ahora, el instante. Como el refrán de Alcohólicos Anónimos: “El que vive con una pata en el pasado y otra en el futuro, se caga el presente”, suena vulgar y basto, pero es la verdad. Y no se necesita ser adicto a sustancias psicoactivas, la mayoría de las personas que conozco no están conscientes del momento, porque están angustiadas por lo que dejaron de hacer o hicieron mal y proyectados hacia un futuro incierto y oscuro.

Temores, angustias, enfermedades, terror de que a los hijos o nietos les suceda, algo, arrepentimientos tardíos por esos diálogos que nunca tuvimos con algún ser querido que ya no está, frustraciones por lo que pudo haber sido y no fue. En fin, el presente se convierte en una constante de sinsabores y emociones incontrolables y tenaces.

Nos olvidamos del ahora, lo único que tenemos. Ahora, el momento más importante que estamos viviendo, irrepetible. La vida corta o larga está hecha de ahoras. El almuerzo que acabo de comer ya es el pasado y lo que voy a hacer esta tarde todavía es futuro. Este preciso momento en que escribo la columna es lo único real, ya escrita y enviada se convertirá en pasado.

Saco el tema al despertar con la tragedia del terremoto en Turquía. En segundos más de cuatro mil seres que dormían, soñaban, estaban llenos de ilusiones, nunca vivieron su despertar, yacen inertes bajo los escombros. Mujeres, hombres, jóvenes, niños, adolescentes “que tenían la vida por delante”, ancianos, ya no existen. El pasado y el futuro se esfumaron. ¿Cómo fueron sus vidas? ¿Las lograron vivir día a día o sumergidos en culpabilidades y rencores antiguos y expectativas futuras sin jamás acercarse al momento único de sus presentes?

Yo después de muchas terapias hago lo posible por vivir el momento. Muchas veces lo logro, ese solo por hoy que encierra la sabiduría de la existencia. Trato de elegir mis pensamientos para, a su vez, escoger las emociones y actuaciones. La ‘loca de la casa’ (pensamientos) sigue acechándome y si le doy cuerda llega a invadirme de pánicos, depresiones y confusiones. La loca me gana.

Aprendí a monitorear ‘la loca’ y no le doy cuerda, repito algún mantra, una estrofa de algún poema o alguna canción hasta que se va del todo. Puede ser una técnica elemental, primaria, pero me funciona y disfruto el instante.

El Carpe Diem nos enseña. Ítaca en el poema de Kavafis nos muestra con gozar en el caminar de nuestra vida, sin esperar arribar a Ítaca. El Padre Nuestro nos dice: “El pan de cada día”. El Ave María al final pide protección: ”Ahora y en la hora de nuestra muerte”. La meditación es concentrarse en el instante, la filosofía Zen. Sidharta se sentó debajo de un árbol a no pensar en nada y descubrió todo.

Como escribe Pablo D’Ors: “¿Qué nos ha pasado? Persigo algo que no deseo, lucho por algo que me es indiferente. Hago un viaje y no veo nada. Me voy de acciones y no descanso. Leo un libro y no me entero”. Ojalá, solo por hoy, hagamos “silencio dentro de nosotros mismos para que Dios se siente a nuestro lado”.

Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.

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