¡No más mentiras!

Estamos como la letra de aquel tango: “Verás que todo es mentira”. Estamos saturados, por decir lo menos, de noticias falsas, videos con encapuchados, amarillismo, venta al por mayor de miedo y desconcierto, ganas de buscar escondite a peso y no querer ver exactamente qué está sucediendo.

A título personal, sin ánimo de ofender y con una lógica primaria, es que estamos viviendo en un mundo de mentiras desde el inicio de este gobierno. No sé si se deba a falta de información, a ganas de ocultar la realidad, a la visión torpe y manipuladora de unos ministros, o a una verdadera política diabólica para justificar represiones, censuras, bombardeos; o a la soberbia solapada de un Presidente sacado del sombrero de Frankestein.

No se puede tragar entero. Las fotografías falsas presentadas en la ONU, la actitud despectiva de un Mandatario en funciones a una pregunta concreta sobre un hecho demencial, el oído sordo a los continuos asesinatos de líderes sociales, el autismo ante la persecución de los indígenas del Cauca a quienes se les niega el derecho fundamental de ser escuchados, el bombardeo feroz donde murieron menores secuestrados y arrancados de sus hogares y tratados como guerrilleros en combate, la absurda abstención de voto para no apoyar a Cuba, el arrodillamiento vergonzoso a Trump, los nombramientos en embajadas y consulados. Y la lista sería infinita.

Y ahora las mentiras sobre el paro nacional, planeado desde hace mucho tiempo, para salir a la calle en forma pacífica y visualizar la inconformidad de muchísimos ciudadanos, organizaciones obreras, sindicatos y trabajadores. Derecho inalienable en toda democracia.
Lo que en principio se planificó con tranquilidad, se está convirtiendo gracias al terrorismo amarillista y las fake news en un monstruo que quiere destruir Colombia, superar en vandalismo a Chile y Ecuador, tumbar al Presidente, logrando introducir ese miedo y pánico en las células de cada individuo.

Rechazo contundentemente la violencia en todas sus formas. Los encapuchados y pirómanos me parecen gamberros dementes que aprovechan cualquier cosa para desfogar sus resentimientos personales. No niego que las células urbanas del ELN están perfectamente organizadas, ni que los ánimos se están caldeando cada vez más.

Simplemente hago una llamada a la sensatez. Y una llamada sobre todo al presidente Duque, a que inicie su gobierno. Ya perdió un año largo. Ya no es cuestión de chistes ni de caricaturas. Ya nos hartamos de su falta de liderazgo, su visión estrecha que califica a todo el que no le aplaude como castro-chavista, guerrillero o asesino. Estamos hartos de que sea el ventrílocuo de otras voces fundamentalistas. Como ciudadana del común tengo derecho a exigirle que sea Usted el que tome las riendas. No me importa ya como lo montaron en ese potro. Ya está montado y el que lo cabalga es usted. No el patrón que puso la cincha.

No soy castro-chavista. No recojo café, ni milito en el comunismo, ni porto armas, ni pertenezco a ninguna célula clandestina, aparte de mis amigas de juego y chismorreo. No tiro piedras, tengo terror al fuego, incluyendo la pólvora navideña. Soy una ciudadana que simplemente le pide que empiece a gobernar y salga de áulicos, incompetentes, fichas de otros ajedreces. Encuentre su propia voz. Es posible, y por favor, ponga la cara, diga la verdad. Le aseguro que le irá mejor. Requiere eso sí, un poco de humildad, autocrítica y valor. El país se lo demanda. Somos cuarenta millones. ¡Y tenemos voz!

PD. Tengo la esperanza de que usted puede cambiar su actitud. Le llegó el momento. Aprovéchelo. Fui amiga de su papá, en su primer matrimonio. Tiene en sus venas berraquera y herencia política. No la desperdicie más. Es Colombia lo que está en juego. ¡No la deje incendiar!