Espiritualidad vs religión

Yo me voy con la espiritualidad y con lo que las religiones tienen de ella. A lo demás, paso.

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15 de nov de 2021, 11:40 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:29 a. m.

Saco el tema a colación porque durante muchísimos años viví bajo el terror de las imposiciones, mandatos, amenazas y obediencia total a la religión católica. Pertenecí a la primera promoción del Colegio Bolívar, en una casona de la Circunvalación que lindaba casi con la Quinta.
Éramos pocos y la sensación era de felicidad. Mis primeras palabras en inglés fueron “¿May I go to the bathroom?”. Para evitar vergüenzas.

Allí conocí mis primeros amigos, ya casi todos en otras dimensiones. Pedro Alcántara, Eduardo Navia, Lalito Ochoa, Sandra Granger, Carlos Becerra. Jugábamos, aprendíamos, estrenábamos idioma.

Mi papá decidió que me iba a volver atea y arrastrada me llevó al Sagrado Corazón. Abrió la puerta una monjita que descubrí no era monja sino hermanita. Apareció la Madre. Hábito negro, cofia blanca, olor agrio, terror. Mi papá le contó que yo era inquieta y me gustaba decir malas palabras. De una me sentí señalada.

Primaria. Bachillerato. Finishing school en Londres y Roma, siempre bajo la tutela de las monjas. Éramos las ‘escogidas del Sagrado Corazón de Jesús’ entre millones de niñas en el planeta. Si nos portábamos mal había que desfilar con una espina en la mano y clavársela a ese corazón de terciopelo rojo que sufría por nuestros pecados. Era prohibido ‘tocarnos’ y para poder ir al baño había que poner una tabla parada en el pupitre hasta que a la madre de turno le daba la gana de tocarla y darnos permiso; vale decir que muchas veces ya era tarde. El pavor al infierno, las pesadillas sobre la paila de aceite hirviente donde me cocinaría toda la eternidad, en fin.

Cuando el arzobispo Urdaneta en nombre de Dios me quitó 2 de mis 4 hijos y me excomulgó, ya mi aversión contra Dios, curas y monjas tenía dimensiones infinitas. Por eso me encantó un mensaje que llegó por Whatsapp y lo quiero transcribir. Su autor es Teilhard de Chardin.

“La religión no es solo una, hay cientos. La Espiritualidad es una.

“La religión es para los que duermen / la espiritualidad es para los que están despiertos.

“La religión es para aquellos que necesitan que alguien les diga qué hacer y quieren ser guiados / la espiritualidad es para aquellos que prestan atención a su voz interior.

“La religión tiene un conjunto de reglas dogmáticas /la espiritualidad invita a razonar todo, a cuestionar todo.

”La religión amenaza y asusta / la espiritualidad da paz interior.

“La religión habla de pecado y culpa / la espiritualidad dice ‘aprende del error’.

“La religión reprime todo y en algunos casos es falsa / la espiritualidad trasciende todo y te acerca a tu verdad.

“La religión habla de un dios. No es dios / la espiritualidad es todo y por lo tanto esta en Dios.

“La religión inventa / la espiritualidad encuentra.

“La religión no tolera ninguna pregunta / la espiritualidad cuestiona todo.

“La religión es humana, es una organización con reglas de hombres / la espiritualidad es Divina sin reglas humanas.

“La religión es un culto/ la espiritualidad es meditación.

“No somos seres humanos que pasan por una experiencia espiritual. Somos seres espirituales que pasamos por una experiencia humana”.

Durante muchas sesiones de terapia, en las que pude establecer una relación estable de reconciliación y amor con mi ‘poder superior’, aprendí que lo que no pueda ser intervenido por un bisturí, o sea mis emociones, mis intangibles, son mis valores espirituales. El amor, la ternura, el perdón, la amistad, la alegría, la compasión, la tristeza, lo que no puede comprarse ni venderse, la esencia de nosotros mismos. Nadie, ni Gillinsky o el mismísimo rey Midas pueden ir a una droguería a que les vendan un tubo de alegría o al mercado a comprar 3 libras de ternura.

Yo me voy con la espiritualidad y con lo que las religiones tienen de ella. A lo demás, paso. Ya no tengo las pesadillas con pailas hirvientes y digo ‘malas’ palabras cuando se me antoje, y abrazar a mis hijos y a mis amigos, ¡así me siento mejor!

PD. Agradezco todas las excomuniones y sentencias que recibí de la Iglesia Católica porque gracias a ella conocí el infierno. ¡Salí adelante y me conecté con mi espiritualidad y mi libertad

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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