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El Palacio de la Mujer

Descorre velos, quita máscaras, cauteriza cicatrices, hurga heridas, tiende manos, devuelve sonrisas y dignidad, invita a la introspección.

2 de agosto de 2021 Por: Aura Lucía Mera

No tenía ni idea de su existencia. Al inicio de Las Vencedoras de Laetitia Colombani (una obra en filigrana) creí que esta escritora francesa tenía una imaginación desbordante.

Que El Palacio de la Mujer era una fantasía. En pleno París, un edificio monumental y único, rescatado de la ruina por una mujer indomable obsesionada en ayudar a mujeres abandonadas por la vida, anónimas, violadas, sumidas en la más absoluta indigencia, prostituidas, marginadas, inexistentes, era, creí, fruto de la imaginación.

Pero no. Laetitia logra narrar en paralelo la verdadera historia de Blanche Peyron, esa mujer indomable, casi olvidada por la historia y rescatarla a través de su protagonista, con más de cien años de diferencia, logrando en el lector una catarsis interna, página tras página, tocando fibras del corazón, esas intangibles y sensibles que preferimos no enfrentar.

Descorre velos, quita máscaras, cauteriza cicatrices, hurga heridas, tiende manos, devuelve sonrisas y dignidad, invita a la introspección.
Escrito como “sin querer queriendo”, pero apuntando profundidades dolorosas. Lo leí de nuevo y lo volvería a hacer.

Comprendiendo una vez más que son tan grandes el sufrimiento y la injusticia, la inequidad, la violencia de género, la tragedia de las emigrantes, que lo único que justifica la vida es salir de uno mismo y tender una mano a las más vulnerables, y así, una mano, más una mano, como decía Gonzalo Arango, son muchas manos unidas, y de granito de arena en granito de arena ayudaremos a que el mundo sea un poco más amable.

Las Vencedoras es casi un grito desesperado pero silencioso de miles de mujeres anónimas, cuyo destino es seguir naufragando en un mar de lágrimas, visibilizarlas.

El Palacio de la Mujer está en todas partes. No tiene la fachada suntuosa ni imponente del parisino, está en cada refugio dedicado a ayudar mujeres, aquellas que existen sin existir, todas con una historia que compartir, y también la redención de una mujer joven, en un momento crítico de su vida, que aprende el verdadero sentido de existir. No les cuento más. ¡Laetitia Colombani lo hará!

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Posdata. Cali no tiene palacios para mujeres, pero en el barrio Alfonso Bonilla Aragón existe La Casa Fundación y Hogar para el Anciano Abandonado, donde habitan dignamente más de cien seres, hombres y mujeres, que fueron tirados a las calles sin documentos, por sus propios familiares.

Gracias a una mujer que les ha dedicado su vida y su amor. Ella es Ana Beiba Lasso Fori. Y está en una casona que ha ido creciendo milagrosamente, que ha sobrevivido inundaciones, crisis, penurias, pero que sigue adelante como un faro de luz que ofrece una vida digna, ternura y calor humano a aquellos ya olvidados, que también fueron niños, tuvieron ilusiones, pasiones y están próximos a partir.

Ana Beiba Lasso Fori. Su celular es 3164593051. La cuenta de Ahorros en Bancolombia No. 06111285428. Para quienes le quieran ayudar.
También le pueden escribir al correo directora@fundacionancianoabandonado.com.

Ella es una Vencedora. Todos podemos tenderle una mano, ¡no es mucho pedir!

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