Cuidados intensivos
Cada paciente es un ser humano tratado con cariño y atención verdadera.
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4 de abr de 2022, 11:40 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:36 p. m.
No me refiero a los cuidados intensivos que requiere este país, deshilachado, destrozado, polarizado, en el que el que más insulte y mienta está entre los favoritos. Un país que viene enfermo mental desde su origen. Un país esquizofrénico, lleno de rencores y ‘maturrangas’. No. Paso.
Hablo de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Valle del Lili en la sede de El Limonar.
La Clínica Amiga inaugurada por Jacobo Tovar, la que tiene el mejor diseño arquitectónico para clínicas de Latinoamérica, siguiendo los parámetros de hospitales del Japón. Antisísmica con espacios llenos de luz. Jamás los pacientes ambulatorios se cruzan con los hospitalizados. Funciona como un reloj perfecto. Gran unión de Comfandi con la Valle del Lili.
Es un bloque destinado únicamente a Oncología. Salas de cirugía, recuperación, habitaciones y cuidados intensivos (UCI).
Un acontecimiento triste y doloroso: el acompañar a una amiga del alma en su proceso de recuperación, me ha llevado a conocer y ser testigo del funcionamiento de esta UCI.
Cali tiene el privilegio de contar con estas instalaciones. Cada paciente está las 24 horas monitoreado y atendido por profesionales que conocen a fondo su labor. Nada se deja al azar o a la improvisación. Equipos médicos de última tecnología en cada una de las habitaciones, amplias, asépticas, independientes y llenas de luz.
Médicos, enfermeros, auxiliares, fisioterapeutas, higienistas y personal de limpieza, organizados, diligentes y dedicados a su trabajo. Una estación de enfermería en la que se sigue paso a paso la evolución de cada uno de los pacientes de forma personalizada.
Aparte de mis emociones personales y confiando en que mi amiga-hermana salga adelante, esta columna es para felicitar de corazón a la Fundación Valle del Lili de la cual me siento parte porque la he visto nacer, crecer y ampliarse, hasta lograr ser la mejor clínica de Colombia y tal vez de América Latina.
Porque no son solo equipos. Es la profesionalidad, es la amabilidad. Cada paciente es un ser humano tratado con cariño y atención verdadera. No es un número con una ‘pulserita’ en la muñeca. Y esto es lo que hace toda la diferencia.
Muchos de los médicos y auxiliares son jóvenes, no saben la historia de la Fundación cuando Emma Giraldo de Garcés de acuerdo con sus hijos decidieron donar esos terrenos. Su nacimiento en la casona de Álvaro Garcés y Alice Echevarría en Centenario bajo la batuta, la pasión y el conocimiento de Martín Wartenberg Villegas, en ese entonces un joven profesional brillante que le dio estructura, alma y contenido a esta -en principio- utopía de que Cali tuviera una Clínica Fundación sin ánimo de lucro para atender óptimamente a cada paciente sin discriminación alguna. Y se logró.
Se expande, se amplían servicios, llegan los mejores profesionales en cada campo de la medicina. Cuando voy de paciente me siento llegando a mi segundo hogar. Confío en cada especialista. Los quiero y los admiro. A veces peleo con ellos, pregunto, jodo, pero me toleran y me explican. Los amo.
Confió en mi Poder Superior que esta amiga-hermana salga adelante. He compartido con ella carcajadas, confidencias, viajes. Un ser fuera de serie. Confío. Mientras tanto la acompaño con amor. Entendí hace muchos años que la amistad incondicional es la forma más delicada del amor.

Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.
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