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¡Apuesto por Cali!

Cinco días. La ruleta ya empieza a rodar. Espero que no sea la rusa la que gane porque sería meternos un tiro en la cien.

21 de octubre de 2019 Por: Aura Lucía Mera

Cinco días. La ruleta ya empieza a rodar. Espero que no sea la rusa la que gane porque sería meternos un tiro en la cien. Antes de saber los resultados, que obviamente serán tema de la próxima columna, confieso que me duele que las campañas, y me refiero a todas, hayan sido tan polarizadas y fundamentalistas. El ‘otro’ siempre es el sinvergüenza, el corrupto, el vendedor de tamales y el mentiroso.

Cualquier elogio o reconocimiento ‘del otro’ significa que lluevan rayos, centellas, anatemas y vulgaridades al que se atreve a disentir que ‘el otro’ sea un monstruo y un canalla.

‘El que no está conmigo está contra mí’ parece ser el lema de los seguidores, porque no son los candidatos los que ofenden sino sus seguidores que se han puesto el escudo del fundamentalismo ‘negacionista’ que les impide mirar con objetividad el panorama .

Esto me parece gravísimo para Cali. Se habla de los candidatos. Se pelea por ellos. Eso está muy bien. Pero pocos se han puesto a estudiar y analizar las hojas de vida y los más y menos de los que aspiran al Concejo. Cuando a la hora de la verdad, son ellos los que manejan la ciudad por debajo de cuerda, agazapaditos y modositos. Los que aprueban o no los contratos y se hacen los de la vista gorda cuando algo non sancto se aprueba, pero les conviene. Los que exigen sus cuotas y le cobran a cada uno de los candidatos cualquier votico y apoyo. Si la base está corrupta y amangualada, lo demás son sofismas de distracción.

Cali es una ciudad compleja, inequitativa, multirracial, llena de contrastes, gente creativa y alegre, violenta. Una ciudad que apenas está logrando tener una identidad. Una ciudad que son muchísimas ciudades que no se conocen y repelen mutuamente. Con gran inconsciente colectivo de no pertenencia. ‘Cali es Cali y lo demás es loma’ es pura carreta emotiva que nada tiene que ver con la realidad.

Es una capital que se creció a empujones, sin planeación a futuro a largo plazo, ni diseño de ciudad.

La violencia la llenó de desplazados, que llegaron atraídos por su clima, en busca de paz y nuevas oportunidades, pero que encontraron y siguen encontrando toda suerte de tropiezos para poder llevar una vida digna. La mentalidad feudal sigue arraigada en la minoría que tiene el mayor poder adquisitivo. Es un hecho. Una clase ‘alta’ en su mayoría enclaustrada en sí misma.

Votaré por Eder, como me comprometí, pero estaré siempre dispuesta a apoyar desde mi columna y mis actuaciones al ganador, pues mi compromiso sagrado es con la Ciudad. Así. En mayúscula. Entiendo perfectamente la actitud del ex alcalde Rodrigo Guerrero. Su Administración y la de Armitage merecen una continuidad. Que también la tendría de ganar Eder.

Me niego a ser el palo de la rueda del futuro Alcalde de Cali. Seguiré mi monitoreo personal, y apoyaré todo que le convenga a mi ciudad. Como dicen en los toros: para el Domingo que Dios reparta suerte. Después los invito a todos a seguir ayudando a ¡nuestra capital!

PD. Apoyo los taches. En una ciudad anárquica y acostumbrada a que los carros, las motos, las bicicletas pueden hacer lo que les dé la gana, es a punta de taches que se puede medio civilizar. Acabo de llegar de Madrid, donde el peatón es sagrado. Los espacios peatonales cada vez más grandes. Las restricciones de tráfico rodante más fuertes. Una ciudad deliciosa para disfrutar y caminar. ¡Y también llena de taches!

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