Liderazgos fatales
Todo está arruinado y el Narciso es el único que tiene la fórmula mágica, pero siempre hay un enemigo que daña los planes
Hace 75 años Adolfo Hitler se pegó un tiro y pidió al último guarda que lo incinerarse o enterrarse con Eva, a la salida del bunker. No quería que su cuerpo se convirtiese en el espectáculo macabro que había protagonizado Mussolini. Muchos politólogos de la posguerra quedaron convencidos que un Narciso loco e irracional, nunca más iba a desacomodar el mundo.
Los horrores que siguieron, se consideraron exclusivos de tiranuelos de tercer mundo. Pol Pot en Camboya, Mao en China, Castro en Cuba, Sadam en Irak, Idi Amin en Uganda, Kadafi en Libia, los tres Kim en Corea del norte, Chávez-Maduro en Venezuela, para mencionar solo los más horrendos. Algunos fueron linchados, otros exiliados y varios murieron cómodamente en el poder al que estaban atornillados.
Compiten en los libros de historia por el número de muertos que generaron en sus guerras internas y externas, las hambrunas, los desplazamientos, las migraciones.
Si se dispone de la paciencia para revisar el discurso de todos, resultan una serie de patrones comunes que comparten con Hitler, Mussolini y muchos otros enfermos mentales que han conquistado el poder, precisamente en virtud de un narcisismo desorbitado. Han subido con elecciones o golpe, diseminando la mentira de un país desastre. Todo está arruinado y el Narciso es el único que tiene la fórmula mágica, pero siempre hay un enemigo que daña los planes, por lo que hay que combatir, encarcelar, liquidar o expulsar.
Las fuerzas armadas se doblegan hasta convertirlas en policía secreta al servicio del régimen, y en paralelo se organizan milicias (paracos que llaman por acá) leales al líder. Se controlan precios y se manipula la moneda, para esquilmar a todos los que tengan algún poder económico, y se reparten dádivas, siempre a nombre del salvador. Los políticos, si adulan, concentran todos los privilegios económicos. Los críticos se compran o silencian. A los empresarios se los deja operar con la cabeza agachada. El guión se repite con precisión para desgracia y sufrimiento de los súbditos y la gloria, que a veces parece eterna, del iluminado.
Invariablemente se ha tratado de mentes, que no pasarían sin diagnóstico en la primera hora de un examen psiquiátrico. A estos prudentes profesionales se les prohíbe por ley referirse a la salud mental de los presidentes. Y así ha ocurrido lo que nadie creía posible. Otra vez narcisos desquiciados en posiciones de gran poder, con el dedo en el botón nuclear. Putin logra con éxito, convencer a millones con su discurso egocéntrico plagado de falacias, que invalida todo lo que se salga de sus designios.
Después de años de un relativo equilibrio, el espectro MAD vuelve a asustar al planeta. Destrucción mutua asegurada o LOCO por sus siglas en inglés.
Un país en el norte de Suramérica, vive su drama, gracias a la misma enfermedad. Después de 20 años de estabilidad y prosperidad, comienzan a caer todos los indicadores. Siempre ha sido la pasividad de la sociedad la que permite que los neotiranos vayan acabando la democracia en forma lenta y decidida. Cuando una gran masa empobrecida y engañada se da cuenta que todos los poderes están concentrados en una élite corrupta, ya no hay nada que hacer.