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De 48.131 llamadas recibidas por el CDA a través de la línea 123, en febrero de 2016, en 10.280 casos el motivo fue una riña. | Foto: Gráfico | El País

HOMICIDIO

¿Por qué Cali se convirtió en un 'Club de la Pelea'?

Líos pasionales o la exclusión social en algunos sectores generan peleas. Siloé, Oriente y Caney, donde más riñas hay.

26 de marzo de 2017 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Un hombre borracho que acusaba a su mujer de que ella le estaba revisando el celular e intentaba pegarle. Y ella alegaba que no estaba haciendo tal cosa. Ese fue el lío de celos que encontraron los policías del cuadrante del barrio El Caney, el sábado pasado, justo en el puente que celebra el Día de los Esposos, cuando los vecinos llamaron a la línea 123 para reportar una riña. Lea también: Intolerancia, una 'epidemia' que ha causado decenas de homicidios en Cali

Los agentes trataban de apaciguar los ánimos de la pareja, cuando la mujer se fue quitando toda la ropa y se desnudó por completo, para demostrar a los uniformados y a su marido que ella no tenía en su poder ningún celular. Los policías solo atinaron a alcanzarle una toalla y pedirle que se cubriera.

De ese calibre puede ser una, solo una, de las miles de peleas que la Policía Metropolitana de Cali debe atender en toda el área metropolitana en un solo mes. Solo en febrero pasado fueron 9630. Y de esas, 3304 ocurrieron en El Caney, uno de los barrios con mayor índice de riñas, en su gran mayoría “pasionales”, como las llaman los agentes del orden.

En lo que va corrido del año, ya han atendido 38 casos de conflictos solo en ese sector. Pero también se presentan en el barrio Primero de Mayo, en La Hacienda y otros estrato 4 o 5. Lo cual significa que no solo los de estrato 1 o 2 se pelean por todo y por nada.

Cifras del Observatorio Social de la Alcaldía de Cali, muestran que del total de 1378 homicidios que hubo en 2015 en la ciudad, 204 se originaron en una riña. Casi la cantidad de gente que cabe en una sala de cine promedio, pero que hallaron la muerte por no saber dirimir sus conflictos por la vía del diálogo.

Y aunque en 2016 estas víctimas se redujeron un poco menos de la mitad, de los 1297 homicidios que hubo, 132 encontraron la muerte en medio de una pelea. Fueron 132 riñas que terminaron con un desenlace mortal.

El intendente Olguer Muñoz, de la Estación de Policía El Caney, refiere que son comunes las riñas derivadas de líos de pareja: la esposa que encuentra a su esposo con otra, o viceversa; o el esposo que llega en estado de alicoramiento a agredir a su cónyuge. Casos que abundan los fines de semana, y tienden a disminuir en los puentes festivos, cuando la gente viaja.

Pero también se incrementan las riñas por la alteración a la convivencia, leáse el caso recurrente del vecino bulloso que irrita a los demás residentes con una fiesta a alto volumen. La mayoría de las veces se presentan con familias afrodescendientes, porque tienen la costumbre de escuchar música a todo volumen hasta el amanecer y sale el vecino a protestar y a tratar de que bajen el volumen “a las malas”.

“El Policía hace el procedimiento del llamado de atención, si no hace caso lo cita a la contravención en la Estación de Policía, pero generalmente no van y no acatan la norma”, señala el agente.

Otro factor desencadenante de riñas, dice el intendente Muñoz, son las deudas gota a gota. Este de tipo de enfrentamientos sucede en días de semana y en horas hábiles. Llega el cobrador y el deudor no tiene el dinero para pagar, comienzan las amenazas, el deudor llama al cuadrante y éste va para intentar conciliar.

A partir de estos casos se está haciendo un trabajo para identificar a los cobradores: se llama al Gaula de la Policía para verificar quiénes son y cómo se organizan, dice el subteniente Juan Montenegro, subcomandante de la Estación de Policía El Caney.

Para él, el mayor detonante de peleas es la intolerancia, que alcanza niveles insospechados cuando la persona está en estado de alicoramiento. “Generalmente se dan por diferencias culturales, porque en Cali vive mucha gente que viene del Pacífico, de Chocó, con una educación diferente, con su música a todo volumen y la gente de la comunidad se molesta”, comenta.

La intolerancia mezclada con licor es tan grave que pone a pelear a los mejores amigos, señala el intendente Muñoz. Solo el viernes 17 de marzo, a eso de las 6:00 p.m., varios amigos departían felices en un estanco del barrio El Caney. Hasta que uno le dedicó un piropo a la mujer de uno de ellos.

Como ya estaban alicorados, la pareja de la piropeada empezó la pelea y se formó lo que la Policía llama una riña múltiple: la mujer partió una botella y con el pico le cortó el cuello al amigo que supuestamente la irrespetó. Los uniformados le brindaron los primeros auxilios y lo remitieron a una clínica, y la mujer fue capturada y puesta a disposición de la Fiscalía por lesiones personales, pero podría ser acusada de tentativa de homicidio, según como avance el proceso.

Móviles sociales

Si las peleas de los barrios estrato 4 y 5 son por amor, las causales de las de los barrios estrato 1 y 2 son más complejas, teniendo en cuenta la problemática social que hay en estos sectores, en especial, donde predominan los asentamientos subnormales.

El mayor Jhonatan Camargo, comandante de la Estación de Policía El Vallado, explica que en las riñas en los barrios de la comuna 15, que ellos atienden, abundan y resultan de una mezcla explosiva de consumo de licor y drogas psicoactivas, sumada a conductas de intolerancia o de violencia intrafamiliar en los hogares.

De las 3706 llamadas a la línea 123 de la Policía que ha atendido dicha estación en 2017, la mayoría es por riñas. De 100 denuncias recibidas por lesiones personales, 86 (86 %) ocurrieron en peleas. Y de 30 homicidios que van sin cumplirse el primer trimestre del año, 17 (56 %) ocurrieron en riñas.

“El licor es una sustancia que eleva el ánimo hasta la euforia y luego es depresora, entonces vienen las recriminaciones, los reclamos, los recuerdos: ‘Usted me hizo’, ‘usted me dijo’; sobre todo en fechas especiales como los días de la madre, Amor y Amistad, Navidad y Año Nuevo, lo que incrementan las riñas”, explica el intendente Jhon Pinto, de la Estación El Vallado.

El otro agente disparador de riñas todos los días y a cualquier hora es de orden social. La intolerancia que se ha enquistado en el corazón de los jóvenes, ya sea por pertenecer o no a un grupo, comunidad o equipo, es motivo suficiente para agredir a otro.

A veces buscan la confrontación solo porque “lo heredaron de sus padres como una doctrina y siguen replicando esa conducta, sin saber porqué”, expone el intendente Pinto.

Las autoridades tienen claro que gran parte de estas riñas tienen origen en el control del microtráfico. Está sobrediagnosticado que unos grupos marcan territorialidad y agreden a quien osa pasar sus fronteras invisibles. A veces con riñas planeadas, otras fortuitas, con tiros al aire para intimidar al otro, balas perdidas y daño en propiedad ajena de residentes que no están involucrados, pero siempre hallan una justificación para la confrontación.

No obstante, el mayor Camargo destaca la labor que viene haciendo la administración municipal para contrarrestar el fenómeno de riñas juveniles. “Ya estamos trabajando en el programa social Tratamiento Integral para Pandillas (Tips) que articula la intervención social de la Alcaldía, la Policía y algunas instituciones para presentarles a los jóvenes alternativas de inclusión a la sociedad, como capacitación, desarrollo de competencias, proyectos productivos y generación de empleo y así tengan una opción diferente a las actividades delictivas”, explica él.

Y resalta que esta intervención va articulada con el nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia Ciudadana, que está diseñado para atacar esta problemática. Se refiere a las normas sobre consumo de licor y sustancias psicoactivas en espacios abiertos, y a los establecimientos que basan su actividad económica en la venta de licor. “En este momento estamos en pedagogía, pero necesitamos que se articule con infraestructura, tecnología y talento humano para entrar en la implementación total”, sostiene.

La secretaria de seguridad de Cali, Laura Lugo, coincidió en que riñas y lesiones personales y homicidios por esta causa, se han reducido en lo que va corrido de 2017, comparado con las cifras de 2016. 

“Estamos haciendo los conversatorios en las comunidades para que conozcan el nuevo Código de Policía, ahora se está aplicando el comparendo pedagógico, que a partir de julio próximo ya será sancionatorio, pero buscamos es que haya cultura ciudadana, cambiar esa actitud de intolerancia de personas que no aceptan que les hagan ni un reclamo”, dijo la funcionaria.

El capitán Alveiro Sierra, coordinador de la Unión de Seguimiento Operacional (Unsop) de la Policía Metropolitana de Cali, confirma la tendencia a la baja del fenómeno este año, con relación a 2016. Por ejemplo, de enero 1 a marzo 23 de 2016, atendieron 31.453 riñas en todo Cali. Este año bajó a 28.077, es decir, 3.376 peleas menos.
Igual sucede con los homicidios: en ese mismo periodo en 2016 fueron 101, mientras que en 2017 van 89, para una reducción del 11 %. Es decir, doce personas que no se mataron en una riña.

Y en lesiones personales, en ese lapso del año pasado fueron 1685, este año disminuyeron a 1141. Equivalente, a 544 heridos en peleas menos qué atender en hospitales (17% menos).

Los uniformados explican que su labor es tratar de conciliar en el sitio. Si no es posible, en la estación de Policía. “Pero sobre todo, buscamos que una de las partes se retire: si está en estado de alicoramiento que se vaya a descansar y a dormir donde otro familiar. Que el cobrador gota a gota le dé un nuevo plazo al deudor, pero en ningún caso que se queden las partes en el sitio, para evitar cualquier otro desenlace”, explica el intendente Muñoz.

Sin embargo, el intendente Pinto, de El Vallado, sostiene que en ese intento, la mayor dificultad es la misma comunidad, que a veces se opone al traslado preventivo de la persona a la Estación de Policía, e incluso agranda el problema. Entonces, la riña que era de dos, se vuelve una batalla campal.

El club de la pelea

De acuerdo con el mapeo del delito realizado por el Centro Automático de Despacho (CAD) de la Policía, según las llamadas realizadas a la línea 123, los barrios donde más se presentan riñas, son El Diamante, Los Mangos, El Vallado, Desepaz y Floralia, en el Oriente de Cali, y Siloé, El Caney y El Limonar, por el sector de las discotecas.

De 48.131 llamadas recibidas por el CDA a través de la línea 123, en febrero de 2016, en 10.280 casos el motivo fue una riña. Y de 60.511 en el mismo mes de 2017, 9.630 fueron por ese mismo móvil.

El capitán Alveiro Sierra reportó que de enero 1 a marzo 23 de 2017, la Policía se ha incautado solo en riñas, 252 armas de fuego y 8454 armas blancas.

Con ello, se logró una reducción de los homicidios entre pandillas: en el mismo periodo de 2016 fueron 55 las víctimas mortales, mientras que en el mismo lapso de 2017 van 31, para una disminución del 44 %. O sea, 24 vidas salvadas.

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