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Los tentáculos del 'Clan Úsuga' en Colombia

‘Los Úsuga’, la banda criminal más poderosa del país, desafió a las autoridades con un segundo paro armado.

3 de abril de 2016 Por: Redacción de El País.

‘Los Úsuga’, la banda criminal más poderosa del país, desafió a las autoridades con un segundo paro armado.

El hombre  salió en interiores a recorrer las calles de su municipio, aprovechando la soledad. Era el único que deambulaba por Lorica, población de Córdoba que lleva dos días como un pueblo fantasma. El comercio permanece cerrado y muchas paredes aparecen pintadas con  grafitis que anuncian el ‘Paro Armado ACG’.

“Las calles están solas. Solamente permanece abierto un supermercado de cadena que está custodiado por policías. El jueves los niños no fueron al colegio y ayer los hicieron ir pero antes de las 10:00 a.m. los mandaron de regreso a las casas. Se dice que llegan hombres con la cara tapada para advertir a  los comerciantes que no pueden abrir. El jueves quemaron una buseta que venía de Montería. En todos mis años de vida no había  visto que algo así pasará en este pueblo”, relata una mujer loriquera. 

La Defensoría del Pueblo anunció el viernes que el paro armado de las denominadas ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’, que en realidad son los llamados ‘Urabeños’ o Clan ‘Úsuga’, ha paralizado las actividades en Lorica (Córdoba) y Apartadó, Riosucio y Turbo (Antioquia). En otros puntos del país se han presentado obstrucción de vías, interrupción de clases en colegios y pintada de grafitis en casas y vehículos. De  los 25 municipios de Córdoba, 14  estaban semiparalizados. Y en Antioquia, en 35 municipios se registraron alteraciones al orden público.

Entre jueves y  viernes cuatro policías y un militar  habían sido asesinados en el llamado ‘Plan Pistola’. A estos se suman los tres uniformados asesinados ocho días atrás en Cartagena. Y un camionero asesinado en la vía que de Valdivia lleva a Tarazá, Antioquia. 

‘Los Úsuga’, la banda criminal más poderosa del país, desafió a las autoridades con un segundo paro armado. En 2012 ya habían realizado uno en el Urabá antioqueño, César y Córdoba. 

Con presencia en 17* departamentos del país, su mayor área de influencia actual sigue siendo el Urabá antioqueño- donde nacieron- y  zonas de Córdoba y Chocó. Un oficial de la Dijín de la Policía, que participa en la operación Agamenón, creada para perseguir al jefe de esta banda Darío de Jesús Úsuga, alias Otoniel, explica que esta agrupación se ha expandido por el país de diferentes zonas.

“En Urabá, sectores de Chocó y Córdoba funcionan como una estructura organizada armada y uniformada. Allí ejercen control territorial en sectores. Pero en otros departamentos del país han enviado emisarios para tener contacto con los grupos locales. Algo así como una tercerización criminal. En el norte del Valle en una época se aliaron con la banda ‘Los Machos’; en los Llanos Orientales establecieron alianzas con Libertadores del Vichada”,  agrega.

Un informe del centro de investigaciones del crimen organizado en América, Insight Crime, indica que  ‘Los Urabeños’ cuentan con al menos 1.200 miembros en su primer nivel de mando, el cual está especializado en desplegar equipos (o células) de hombres entrenados y fuertemente armados en las zonas rurales vitales para las operaciones de narcotráfico. Una vez establecidas, las células tratan de reclutar informantes locales, especialmente colaboradores que puedan informar sobre las acciones de las fuerzas de seguridad en zonas como puertos marítimos naturales a lo largo de la costa del Caribe, así como en los lugares en los que se compra la pasta base de coca, como Caucasia o Tarazá en Antioquia”.

También se explica que contratan bandas delincuenciales locales que les ayudan con el microtráfico, la extorsión y los homicidios selectivos. “Esta es la táctica que han estado empleando en  Medellín, donde se han enfrentado con los remanentes de la Oficina de Envigado, irrumpiendo en nuevos territorios y contratando a pandillas locales que se oponen a la Oficina y a los grupos que son leales a ese grupo. Igualmente, hay indicios de que el grupo ha tenido éxito en términos de reclutamiento, incursionando en territorios claves como Barrancabermeja, en Santander, uno de los principales puertos petroleros de Colombia”.

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Áriel Ávila, analista  de la Fundación Paz y Reconciliación, califica a esta agrupación como una  red neoparamilitar, que se “caracteriza por tener una organización definida y jerarquizada con mandos de poder visible y especializado. ‘Los Urabeños’ dentro de su estructura de poder tienen tanto jefes militares como políticos encargados de manejar las relaciones de esta banda tanto con otras organizaciones criminales como con representantes del sector económico y productivo, políticos y representantes de la institucionalidad. Muestra de ello es que Otoniel, jefe de los Urabeños, reconoció que siete alcaldes del Urabá eran fichas de él”.

Es que esta organización, considerada la última banda criminal de  importancia en Colombia, nació tras la desmovilización de las autodefensas y fue creada por antiguos paramilitares.

Su primer jefe, Daniel Rendón  Herrera, alias Don Mario, fue quien manejó las finanzas del Bloque Centauros de las AUC. Al ser capturado en 2009, asumieron el poder los hermanos Úsuga: Juan De Dios, ex integrante del Bloque Calima que hizo presencia en el centro del Valle, y Darío Antonio, ‘Otoniel’.

 En 2012 los ‘Urabeños’ se dividieron el país con la banda criminal ‘Los Rastrojos’, pero tras la entrega a Estados Unidos de dos de sus líderes y la captura del jefe militar, esta estructura quedó diezmada y los Úsuga empezaron a asumir el control de varias zonas de estos.

La muerte de Juan de Dios en un operativo de la Policía en Chocó no los frenó. Con ‘Otoniel’ al mando de la estructura, los ‘Urabeños’ expandieron su territorio.

Una de las órdenes de ‘Otoniel’ fue hacerse del control de las rutas del narcotráfico en el Pacífico, desde Nariño hasta Valle, zonas que tenían una mayor injerencia de ‘Los Rastrojos’ y actualmente  de los llamados Carteles del Pacífico, estructuras independientes que se reúnen para sacar droga y trabajan para el cartel mexicano de Sinaloa, quienes son los que ahora controlan el narcotráfico.

 ‘Otoniel’ primero se había aliado con los herederos de  ‘Los Machos’, grupo que trabajó para uno de los capos del Cartel del Norte del Valle. Pero con la captura de varios de sus nuevos jefes, Úsuga decidió enviar sus propios hombres para cobrar ellos mismos las ‘vacunas’ por la droga y tener las rutas. 

 Fue así como delegó a varios de sus hombres de confianza, entre ellos alias Guagua y El Ahijado. El primero desde Chocó intentó apoderarse de Buenaventura. Al ‘Ahijado’ (también apodado ‘Guajiro’) revelan fuentes de inteligencia, le delegaron Cali y el centro del Valle. En febrero pasado un grupo especial de la Dijín lo arrestó en Buga.  

Aún queda otro hombre, al que también le dicen Guajiro, enfrentándose con las disidencias de los ‘Rastrojos’ en Cali. Una fuente del CTI de la Fiscalía explica que el alias de Guajiro, al parecer, es empleado para los jefes delegados en el Valle.

Y en marzo fue abatido en un operativo de la Policía, ‘Guagua’ en Chocó. Fue la muerte del tercero de esta organización la que, según las autoridades, llevó a que los ‘Úsuga’, una vez más decretaran un Plan Pistola y un paro armado para intentar presionar al Gobierno a una negociación.

Municipios afectadosEl paro armado del ‘Clan Úsuga’ afectó a 36 municipios de ocho departamentos del país,  de acuerdo con el informe del Centro de Recursos para el Análisis  del Conflicto (Cerac).Según el observatorio, en los dos días del llamado ‘paro armado’  se registraron 27 acciones ofensivas violentas de los cuales se atribuyen 27 % contra la Fuerza Pública y 10 % contra infraestructura”.El Cerac también habla de quince acciones de carácter no violento  pero intimidatorio en especial a través de redes sociales en tres ciudades capitales y diez municipios más.Estas acciones, agrega el análisis,  dejó siete personas muertas: dos civiles y cinco integrantes de la Fuerza Pública. La última víctima del Paro fue trabajador de una estación de gasolina en el municipio de Planeta Rica,  Córdoba, fue asesinado por no acatar la orden del paro armado que lideran en Córdoba los miembros de las bandas criminales y que motivaron un consejo extraordinario de seguridad con la presencia del presidente Juan Manuel Santos. La víctima fue identificada como Sergio González.

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