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Esta es la historia de Flor Alba, la periodista asesinada en el Huila

Recorrido por la vida y recuerdos de la comunicadora que fue asesinada hace un mes.

15 de noviembre de 2015 Por: ElPaís.com.co | Colprensa

Recorrido por la vida y recuerdos de la comunicadora que fue asesinada hace un mes.

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La flor recién pintada en el lado del corazón parece sangrar, está irritada. Aris se tatuó en el lugar donde Flor Alba Núñez Vargas recostaba su cabeza todas las noches. Así quiere recordar a su pareja, la periodista que asesinaron el 10 de septiembre del 2015 en la puerta de la emisora La Preferida, uno de los tres medios donde trabajaba en Pitalito (Huila).

El profesor de física luce pálido.  Sus ojos están cargados de un dolor que a veces parece rabia. Le arrebataron a su ‘ángel’, como la llamaba. 

Aris Hernández Claro se pregunta  ¿por qué la mataron?, ¿quién ordenó su muerte? Los mismos interrogantes que se hacen los alumnos de Flor Alba de la Institución Educativa Montessori, el maestro de literatura que la aceptó como practicante, los colegas reporteros que intentan sobrevivir haciendo periodismo en un municipio que, según la Administración Municipal, tiene 161.000 habitantes, con sobrados problemas y, por supuesto, los padres de la  víctima.

Lo posible en lo imposible 

A los 31 años de edad Flor Alba quería comerse el mundo. Comenzó 8 años atrás haciendo periodismo en la emisora Uno A Stereo, del municipio de San Agustín. No se cansaba de darles gracias a los que consideraba sus mentores. Álex Hernández y Álvaro Delgado Guzmán, quienes le enseñaron, lo que la falta de recursos no le permitió recoger en la universidad.

Flor Alba terminaba un curso en el Sena cuando se presentó al canal de Telmex, hoy Canal Seis de Claro. Allí habría de conocer al camarógrafo que la acompañó durante cinco años, José Antonio Guzmán Flórez. Él la recuerda llena de ilusiones: “Chiquita y bien plantada, dejó a todos con la boca abierta cuando presentó una nota y se ganó la oportunidad”. Desde entonces tuvo claro lo que quería hacer de su vida , recuerda José Antonio.

Aris Hernández volvió a verla. Había estudiado con ella nueve años atrás y se enamoró de la chica con la que casi nunca estuvo de acuerdo en el colegio. Compartieron su vida 4 años, 8 meses y 10 días, y él sabe más que nadie que Flor era un aluvión en permanente avanzada. Se levantaba a las 5:00 a.m., dictaba sus clases de español y comunicaciones, desayunaba en casa de su suegra  a las 9:30 a.m. 

A las 11:30 a.m. se iba a hacer el noticiero en la emisora comunitaria La Preferida, se daba una hora y media para almorzar y a las 2:30 p.m. regresaba al canal a redactar las noticias que enviaría a La Nación TV, con sede en Neiva.  Llegaba a casa a las 6:30 p.m.  a preparar clases, a hacer las tareas de la licenciatura que cursaba en Lengua Castellana. 

Flor Alba reporteaba duro en una región plagada de inseguridad. Armada de micrófono y grabadora indagaba sobre las capturas de criminales que duraban pocos días tras las rejas, el entramado político que se tejía alrededor de las elecciones y, de las penurias de las víctimas de la violencia y de la pobreza que llegaban a diario a Pitalito. Muchas veces ella era su propia camarógrafa y editaba sus entrevistas. 

Sus ingresos provenían de la corresponsalía para La Nación TV y de la venta de pauta publicitaria en el canal local y la emisora. Al final del mes, lo que ganaba por tanto esfuerzo no superaba 1.200.000. 

Flor Alba  tenía un sueño más allá del mundo periodístico, se imaginaba enseñando el valor de la palabra. La periodista, locutora y profesora era una incansable lectora, recuerda su esposo.

Flor creyó que podía salvar a la humanidad desde el periodismo. Eso creen ver quienes la conocieron. Cuando eran insuficientes los tres espacios noticiosos en los que trasmitía sus reportes, volcaba sus denuncias a las redes sociales.  El Facebook, para Flor, era su plataforma de trabajo preferida. No le costaba dinero y allí podía extenderse todo lo que quería. Muchos laboyanos (gentilicio de los habitantes de Pitalito) preferían enterarse de lo que ocurría en su territorio por lo que publicaba la periodista en su muro. 

Incómoda

Flor Alba era una periodista incómoda. Para algunos comunicadores de Pitalito, su trabajo no era distinto al que hacían los demás. Asistir a las ruedas de prensa y recoger información oficial y de los ciudadanos de a pie para trasmitir. Sin embargo, se diferenciaba en que a esas notas les sumaba su capacidad interpretativa para formular de manera directa o a través de sus redes sociales la pregunta clave.

A través de su red social denunció peligrosas bandas delincuenciales de Pitalito. En noviembre del año 2013, a través de Nación TV, La Preferida y Canal Seis denunció el atentado que sufrió la médica veterinaria Julieth Marcela Henao. Según el expediente del proceso, Juan Camilo Ortiz, alias el Loco, habría sido el responsable. 

El 11 de julio del 2014 capturaron a los autores intelectuales y materiales de los  ataques contra la zootecnista, entre ellos Juan Camilo Ortiz. Pese a las pruebas presentadas por la Fiscalía, un juez de Timaná les concedió la detención domiciliaria, lo que llevó a Flor Alba a cuestionar la decisión. 

Ortiz o el Loco fue detenido de nuevo en Palmito (Sucre), sindicado de haber disparado contra la periodista de Pitalito. Y los informes judiciales dan cuenta de que a él y a la persona que conducía la motocicleta en la que huyeron para alejarse de la escena del crimen, la puerta de la emisora La Preferida, les habrían pagado 6.000.000 de pesos por cometer el atentado. 

Dentro de las pruebas de la Fiscalía para probar los hechos, está la interceptación de llamadas, procesos judiciales, testimonios de muchas personas y los videos de seguridad que grabaron el momento en que le dispararon a la comunicadora.

“Yo le insistía en que semejante esfuerzo era demasiado. Sin embargo, seguía. Yo me contentaba con verla desde lejos, sentada, escribiendo”, menciona Aris.

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