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Este es uno de los alojamientos de los soldados que es urgente remodelar para una mejor calidad de vida de los uniformados. | Foto: Foto: Jorge Orozco / El País

VALLE

El Batallón Rodrigo Lloreda, un bastión de la seguridad en el Valle que se mantiene firme

El Batallón de Alta Montaña No. 3 Rodrigo Lloreda Caicedo tiene más de 500 hombres. Es urgente remodelación de alojamientos.

29 de enero de 2023 Por: Anderson Zapata Reyes / Editor de Orden

Hace dos meses circuló una versión según la que el Batallón de Alta Montaña No. 3 Rodrigo Lloreda Caicedo, ubicado en el corregimiento de Felidia, a una hora de Cali, iba a desaparecer. Los habitantes del sector entraron en pánico porque es gracias a esta guarnición militar que se ha logrado contener el avance de grupos criminales que hacen presencia en el Valle del Cauca, especialmente en los Farallones de Cali, donde la minería ilegal es una amenaza constante.

“El batallón va a permanecer aquí porque es de los vallecaucanos. Ese rumor de que nos íbamos obedece a una motivación de nivel político. Aquí seguiremos”, dijo enfáticamente el coronel Raúl Llano, comandante del Batallón de Alta Montaña No. 3, quien tiene a cargo aproximadamente 500 soldados. Eso sí, reconoce que hay algunas dificultades en el tema de los alojamientos, pues ya están deteriorados por el paso del tiempo, la humedad y las temperaturas tan bajas que se registran en este lugar.

Además de combatir a los grupos ilegales que hacen presencia en la zona rural de Jamundí y proteger la Central Hidroeléctrica Bajo Anchicayá, los soldados de este batallón hacen presencia los 365 días del año en los Farallones de Cali para evitar que el problema de la minería ilegal se agrave y genere daños en el medio ambiente que impactarían de forma directa e inmediata en Cali.


Según el coronel Llano, se ha logrado determinar que hay grupos criminales que están en Cali y dependen directamente de la economía ilegal de estas minas. Actualmente hay más de 24 socavones abiertos a los que se debe llegar caminando porque las condiciones del terreno son tan complejas que ni los caballos son capaces de subir.

“La finalidad de nosotros es que las personas migren de esa economía ilícita, que es la minería, y su sustento y ganancias sean por el turismo. Los Farallones de Cali tienen un atractivo muy importante. Lastimosamente siempre se cuestiona al que está haciendo la tarea, pero otro sería el escenario si nosotros no estuviéramos impactando en el territorio. Hemos estado permanentemente a la ofensiva porque conocemos las particularidades de cada lugar”, dice el Coronel, quien desde hace 18 meses está al frente del Batallón de Alta Montaña No. 3.

Según los reportes del Ejército, durante el 2022 fueron aproximadamente 36 las operaciones que se generaron en este sector y que afectaron, principalmente, a la disidencia de las Farc Jaime Martínez, quienes pretenden adueñarse de la zona.

Uno de los puntos con más atención en los Farallones es el conocido como Cuatro Vientos, pues en este lugar está parte de la infraestructura que le provee Internet a Cali y también ayuda a las comunicaciones del Ejército, la Armada Nacional y la Policía.

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“Poco a poco nos hemos ido fortaleciendo y hemos venido aumentando el número de nuestros soldados profesionales para poder darle cubrimiento a toda esta zona que es muy amplia. En el 2021 la disidencia Jaime Martínez quería consolidarse en los municipios de La Cumbre y Dagua, por lo que cada ocho días había un hostigamiento. Por este motivo empezamos a ejecutar una serie de operaciones ofensivas que nos dieron unos muy buenos resultados pues desarticulamos las dos estructuras que nos estaban haciendo el daño. Eso nos generó estabilidad en Dagua pero esa amenaza se movió hacía los límites con Buenaventura”, explicó Llano.

En el batallón hay soldados de todas partes del país, especialmente del sur, y son ellos mismos los que se encargan de preparar sus alimentos, hacer la limpieza del lugar, prestar guardia y hasta de realizar labores de modistería.

Según el Coronel, allí llegan jóvenes con situaciones familiares dramáticas a las que el Ejército les abre las puertas y los apoya. “Nos gusta conocer a los hombres, escucharlos y ayudarles no solo a ellos sino también a sus familias”, dice.


Uno de esos casos es el de Harlyn Perea, un soldado de 26 años, oriundo de Tadó, Chocó, quien mientras manejaba su moto, en febrero pasado, fue arrollado por un conductor de un vehículo que se encontraba en estado de embriaguez.

A Harlyn lo alcanzaron a dar por muerto, incluso en el lugar del
accidente le colocaron una manta. Producto del choque estuvo tres meses y medio coma, se fracturó la clavícula, una mano y perdió parte de su memoria.

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“He ido recuperando la memoria poco a poco y ando con un cuaderno para saber qué voy a decir. Al principio no recordaba la fecha de cumpleaños, tampoco sabía quién era mi mamá y dónde vivía”, contó este soldado profesional quien lleva cuatro años en la Institución y es el encargado de la modistería del Batallón.

“Decidí ingresar al Ejército para ayudar a mi madre. Ella me enseñó a coser desde los 12 años y aquí arreglo los uniformes, las gorras y todo en lo que pueda ayudar”, explicó el soldado Perea, quien a un lado de su cama tiene su máquina de coser.

Precisamente son estos cuartos en los que está Perea los que se tienen que mejorar, pues están hechos de madera, costales de arena y rodeados de paredes de concreto.

“No podemos desconocer las realidades del batallón en este momento. La infraestructura está desde el 2003 y no se han realizado algunos proyectos, muchas veces por situaciones ajenas directamente al mando. Hay que recordar que esto es una zona protegida y por eso no se pueden hacer construcciones que afecten el medio ambiente. Las que se han hecho, como el rancho de tropa, ha cumplido con todos los requerimientos”, sostiene el coronel Llano.

El líder del batallón explica que lo más urgente que hay que remodelar son los alojamientos de los militares, pues por la agresividad del conflicto que se vivía en 2003 se construyeron bajo la modalidad de búnker. Las baterías sanitarias también hay que repararlas. “Esta zona hubo que recuperarla y se le quitó a las Farc. Fue con sudor y sangre que se le ganó cada espacio”, recordó.

Según el uniformado, único vocero autorizado por el Ejército para hablar de tema, ya se han realizado los trámites necesarios para tener unos mejores alojamientos y la necesidad ya está en conocimiento de la Gobernación del Valle y la Alcaldía de Cali.

“Ya estamos en una fase de estudios. La necesidad ya está visibilizada y esperamos que el 2023 sea el año del fortalecimiento de la infraestructura del batallón. Queremos darle un mejor bienestar a nuestros soldados y al personal que pernocta aquí. Esto es un batallón normal, común y corriente y nadie se va a quedar a Cali o a algún otro sector. Aquí permanecemos las 24 horas del día”, reclamó el Coronel, y añadió que la Gobernación del Valle los apoyó con unas carpas para el alojamiento de los jóvenes porque era la forma más próxima de resolver la necesidad.

Cuentan varios soldados que a los búnker se les ha hecho mantenimiento, pero que aún así el paso del tiempo ya inicia a cobrar factura. “Si no se realizara el mantenimiento adecuado estas instalaciones no existirían”, dicen.


Sobre un rumor que afirmaba que no habían chalecos y armamento para que los soldados patrullaran la zona, dijo que era falso.

“Eso no obedece a la verdad porque nosotros contamos con lo que se llama fondos de seguridad. Según las premisas y valores del Ejército, es claro que hay que solventar esa prioridad en chalecos, equipos, ponchos y botas y hasta el momento esas necesidades se han podido satisfacer”.
Según el Coronel, por lo que quizás sí se han visto impactados los patrullajes es por la problemática de incorporación que están atravesando en este momento las Fuerzas Militares, pues “el joven de hoy ya no quiere prestar servicio militar”.

Pese a las dificultades el lema de los uniformados del batallón, próximo a cumplir en mayo 20 años de servicio, es claro: seguir defendiendo a la comunidad, cueste lo que cueste, de cualquier ataque del enemigo.

Guardianes de los vallecaucanos

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