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Colombianos y venezolanos se asocian para secuestrar

El plagio de Wilson Ramos evidenció que estos delitos son planeados por ciudadanos colombianos.

20 de noviembre de 2011 Por: Beatriz de Majo, especial para El País.

El plagio de Wilson Ramos evidenció que estos delitos son planeados por ciudadanos colombianos.

El secuestro del pelotero venezolano Wilson Ramos, cátcher de los Nacionales de Washington en las Grandes Ligas, puso en el tapete de la opinión pública venezolana el tema de la colaboración entre criminales venezolanos y colombianos para la comisión de este tipo de delitos. La retención forzada del destacado jugador, considerado una de las “más grandes promesas” del deporte norteamericano según la prensa de Washington, mantuvo en vilo durante dos días al país y hasta el FBI se hizo presente para la investigación del caso. Wilson fue noticia de primera página en las 48 horas que duró su plagio. No es para menos: el pelotero es uno de los jugadores profesionales más destacados fuera de las fronteras venezolanas, en un país en donde el baseball es el deporte nacional y el que genera más pasiones.Ramos, de 24 años, fue secuestrado la noche del miércoles 9 de noviembre en la casa de su familia, ubicada en la zona de Santa Inés, en la ciudad de Valencia, y fue rescatado 48 horas después, mediante un complejo operativo aéreo, autorizado por el presidente Hugo Chávez Desde las primeras declaraciones, las autoridades venezolanas revelaron que los autores del plagio eran de nacionalidad colombiana. El ministro del interior, Tareck El Aissami, señaló que “la investigación apunta a personas vinculadas con grupos paramilitares colombianos”.De inmediato se empezó a hablar de que bandas criminales colombianas serían las artífices de la escalada de secuestros que enfrenta la sociedad venezolana. En efecto, una vez resuelto el caso, fue posible constatar que, tanto el organizador del secuestro, como quienes lo vigilaron en cautiverio, eran colombianos. Y, por las características del crimen, es posible decir que fue necesario algún grado de organización logística para llevar a cabo el plagio. Lo que no es cierto es que fueran solo ciudadanos de este país los implicados en el plagio, pues también hubo cooperación venezolana. Sin embargo, los autores intelectuales, estrategas y generadores de la logística del secuestro, eran colombianos. La evolución del secuestroDos décadas atrás, un destacado empresario colombiano de la industria plástica emigró a Venezuela luego de haber sido protagonista de un conocido secuestro en Bogotá, que duró varios meses y que costó varios millones de dólares. El empresario comentaba en los círculos sociales: “en Venezuela nunca habrán secuestros como en Colombia. Los venezolanos son demasiado poco profesionales, demasiado desestructurados para organizar un delito que requiere de una elaborada capacidad logística y de negociación para resultar un negocio eficiente”.Su vaticinio se convirtió en una indiscutible realidad en la década de 1990. Tanto así, que los criminales venezolanos, luego de capturar a sus víctimas, los trasladaban al otro lado de la frontera donde eran puestos en manos de “profesionales” colombianos para la negociación y cobro del respectivo rescate. Ese fue el caso, en el año 2000, de Richard Boulton, un conocido y acaudalado ganadero del Estado de Carabobo , que estuvo cautivo más de dos años en un departamento fronterizo colombiano, tras ser retenido en su finca. Este emblemático y visible caso, que quedó grabado en la memoria de los venezolanos, se atribuyó a las AUC, sin que fuera probado. Boulton repitió en radio, prensa y televisión que sus secuestradores eran colombianos. Actualmente, los secuestros se realizan en coordinación colombo-venezolana. Del lado colombiano se hace la concepción del delito: cómo hacer la captura, el traslado, la organización, la logística y la negociación del rescate, mientras que del lado venezolano se consigue quiénes hacen el “trabajo de carpintería”: estudiar la rutina de vida y plagiar al rehén, conseguir un primer escondite en Venezuela y colaborar en su custodia. Esa es la característica común a numerosos casos en los últimos dos años. Muchas de los secuestros son perpetrados en el interior del país, preferiblemente en las zonas fronterizas. Los cerebros de los plagios son, o bien criminales que residen en Colombia y que se asocian con sus pares venezolanos, o colombianos que residen temporalmente en Venezuela para perpetrar sus fechorías.Cifras en aumentoSegún la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Ciudadana realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela, 16.917 personas fueron secuestradas entre julio del 2008 y julio del 2009, lo que equivaldría a más de 46 secuestros diarios.En el 2011, ese promedio ha escalado a 66 plagios por día. Esta cifra sólo registra raptos declarados ante las autoridades. No considera la modalidad de ‘secuestro express’.Fermín Mármol García, profesor de Criminalística en la Universidad Santa María de Caracas, afirma que en Venezuela de cada cien delitos, 90 quedan sin resolver.

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