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La de 'El Palo', una importante batalla caucana que la historia ignoró

Hoy, 5 de julio, hace exactamente 200 años, el general José María Cabal inició a las 5 de la mañana al sur del país un combate de bayoneta y caballería contra los realistas. Fue una de las más espectaculares batallas de Independencia debido a la topografía del sitio. ¿Por qué ha sido entonces olvidada por la historia?

5 de julio de 2015 Por: Alberto Silva Scarpetta l Especial para GACETA

Hoy, 5 de julio, hace exactamente 200 años, el general José María Cabal inició a las 5 de la mañana al sur del país un combate de bayoneta y caballería contra los realistas. Fue una de las más espectaculares batallas de Independencia debido a la topografía del sitio. ¿Por qué ha sido entonces olvidada por la historia?

El año de 1815 se inició con fusilamientos de patriotas en el norte de Valle. En marzo comenzaron los movimientos de tropas realistas para acercarse al Valle desde Popayán. Aparicio Vidaurrázaga, quien ya poseía más de 1500 soldados, situó algunos cuerpos de su tropa en las poblaciones de Tunía y Pescador y conminó al general José María Cabal para que se sometiera al gobierno español y recibió como respuesta el traslado de las tropas patriotas desde todas las poblaciones norteñas y del centro del valle geográfico, al cuartel general de ‘La Factoría’ en Llanogrande, Palmira. 

Cabal situó su ejército de igual número de combatientes al realista, en la orilla norte del río Palo y le preparó a su enemigo la misma estrategia que le había montado a él la naturaleza en sus campañas sobre Pasto. Alejó a Vidaurrázaga en lo posible de Popayán, para ponerlo a gran distancia de esa capital y reducirle los abastecimientos, de idéntica manera como hicieron los patianos con los patriotas en el Patía y Juanambú. Había aprendido la lección. Le envió como señuelo 300 hombres al mando del comandante patriota, teniente coronel Monsalve, para atraerle en sucesivos combates en retirada hasta el campo de Japio, donde los realistas emplazaron a gusto su campamento, a corta distancia del otro lado del río. 

Allí los esperaba el ejército republicano. Todo el país acudió al llamado del general Cabal, en su ejército estaban representadas casi todas las regiones con los batallones, Ganaderos de Cundinamarca, Cazadores del Socorrro, Antioquia, Cazadores del Cauca compuestos por vallecaucanos, el Popayán y el Neiva. Los realistas tenían batallones con hombres de Popayán, El Patía, Pasto, Perú y Quito. Concurrieron al combate un total de 3.000 hombres repartidos en igualdad, entre patriotas y realistas. 

El combate se empeñó el 5 de julio a las cinco de la mañana. Duró dos horas y el enemigo desplegó la bandera negra, un sinónimo de guerra a muerte donde no tomarían prisioneros ni habría indulto para los vencidos. Los patriotas cargaron con bayoneta calada y con caballería. Fue una de las más espectaculares batallas de Independencia debido a la topografía del sitio, por su paisaje y la belleza del entorno, que darían posteriormente un inigualable material para los pintores del arte bélico. 

La derrota de las fuerzas realistas fue contundente y el triunfo de los patriotas espectacular;  el sentido práctico del general José María Cabal puso de manifiesto sus dotes militares, que le dieron el honor para inscribir su nombre al lado de los grandes próceres de la patria, junto al del Libertador Simón Bolívar. 

Los realistas tuvieron 300 soldados y 15 oficiales muertos, entre ellos el mayor general Francisco Soriano y el comandante del Patía, Joaquín de Paz: 8 oficiales y 350 soldados prisioneros; 67 heridos, abundante material de guerra incautado, numerosas toldas de lona y hasta los altares religiosos de campaña que quedaron en poder de los patriotas. 

Todo lo perdió el enemigo. Las pérdidas patriotas consistieron en dos oficiales y 47 soldados muertos, más 9 oficiales y 112 soldados heridos. Fue un triunfo brillante que hizo respirar al territorio sureño de la Nueva Granada. 

Manuel de Serviez persiguió al resto de los realistas hasta más al sur de Popayán, mientras Cabal entraba de nuevo triunfante a esta ciudad, para dar protección a los pocos patriotas que allí residían todavía, y de igual manera, a los realistas que resolvieron acogerse temporalmente al régimen patriota, mientras las cosas volvieran a cambiar. José María Cabal permaneció en Popayán hasta diciembre, tiempo durante el cual evitó continuar la presión sobre los realistas destacados hacia el sur, quienes se hicieron fuertes en la cuchilla del Tambo. El general conocía la hostilidad de los pobladores de El Tambo, El Patía, Almaguer, El Trapiche, Mercaderes y demás poblaciones sueñas, por donde cruzaba el camino a Pasto y que eran fuentes de alimentos para cualquier campaña militar que se emprendiera. De esos pobladores Cabal recordaba sus más ingratas experiencias. 

El general propuso prepararse para hacer la guerra de guerrillas y combatir a los realistas en el Valle, tal y como lo combatieron a él y al ejército de Nariño, los patianos, indios y pastosos en la campaña del sur.

Alberto Silva Scarpetta es Miembro de la Academia de Historia del Valle

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