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ECO-NFT Sicoinco2 es el primer NFT asociado a una solución para un problema ambiental del mundo real. | Foto: Fotomontaje El País

COLOMBIA

Un criptoactivo vallecaucano, la nueva ‘arma’ para cuidar el planeta

‘Sicoinco2’ es un proyecto disruptivo que ya debutó en el mercado de los NFTs y las criptomonedas. Ahora, busca a ciudadanos que quieran reducir su huella de carbono.

17 de julio de 2022 Por: Redacción de El País

Un emprendimiento con sello vallecaucano, que aspira a convertirse en la ‘moneda verde’ del metaverso digital, acaba de debutar silenciosamente en el exótico mercado de los NFTs.

Sicoinco2 es la sigla de un ecosistema digital conformado por dos criptoactivos y una plataforma de negociación en línea, cuyo objetivo y funcionamiento está basado en el negocio de los denominados ‘bonos de carbono’.

Estos últimos, cabe recordar, son un instrumento financiero que la ONU puso en marcha en 1997, a través del Protocolo de Kioto, para estabilizar y reducir gradualmente el fenómeno del calentamiento global.

A través del mercado de bonos de carbono, los países industrializados compensan sus emisiones de gases de efecto invernadero, financiando proyectos ambientales en países en vía de desarrollo como Colombia.
Así, por ejemplo, una industria europea que emita una tonelada de dióxido de carbono (CO2) por encima del límite permitido por el Protocolo de Kioto, debe invertir en este lado del mundo en conservación de bosques, reforestación, descontaminación de ríos, generación de energía renovable o en cualquier otro proyecto amigable con el planeta.

Al hacerlo obtiene un Certificado de Emisiones Reducidas (CER), que no es otra cosa que un título valor que puede ser negociado en los mercados financieros internacionales como cualquier otro.
Efectivamente, si esa industria no se excede en emisiones de CO2, sino que por el contrario está por debajo de lo permitido, puede vender dicho título a otra empresa que lo requiera.

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Como en el caso de cualquier otro producto financiero, el precio de venta está determinado por el mercado mismo.
De esta manera, quien invierte en un título CER también está ayudando a combatir el cambio climático.

En ese contexto, el rol de los países que cuentan con grandes extensiones de bosques y selvas, las cuales funcionan como esponjas que absorben dióxido de carbono y le devuelven oxígeno al mundo, ha ganado crucial importancia en los últimos años.

Y fue justamente esa situación la que llevó a un vallecaucano, el empresario y administrador Helmer Andrés Cardona Colorado, a preguntarse cómo lograr que un ciudadano del común, en cualquier rincón del planeta, pudiera participar en ese negocio de grandes transnacionales que sustenta la lucha contra el calentamiento global.

Su respuesta fueron los criptoactivos, esos instrumentos financieros digitales cada vez más populares en un mundo que se virtualiza aceleradamente.

Virtualizar la fotosíntesis

Cardona se dio a la tarea de crear un Token No Fungible (NFT), el cual representa digitalmente la cantidad de CO2 que puede ser absorbida por cada hectárea de territorio verde existente en Colombia.

El NFT funciona como lo hace hoy cualquier contrato a futuro de un producto agrícola. A través de él se garantiza una cantidad mínima de toneladas de CO2 que pueden ser absorbidas en un terreno y el inversionista gana por todo lo que, efectivamente, esté por encima de esa cantidad.

Ese diferencial es el que convierte al NFT en un activo digital que representa un hecho real del mundo físico y puede ser negociado como instrumento financiero en el mundo virtual.

Pero, si lo que se negocia es un activo digital, ¿quién y cómo se certifica cuanto CO2 es mitigado por cada hectárea de terreno en el mundo real?
El sistema está respaldado por estudios de títulos de las propiedades rurales, estudios de campo y, sobre todo, por los registros oficiales que poseen el Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC y el Departamento de Catastro Nacional.

Y, tal como funciona en el mercado de los bonos de carbono, toda esta información finalmente es certificada por las firmas auditoras internacionales que tienen el aval de la ONU, la facultad legal y la capacidad técnica para validar que, efectivamente, existe un terreno determinado que está mitigando la emisión de CO2.

La apuesta del proyecto ECO-NFT Sicoinco2 es que, en forma gradual, las grandes multinacionales e inversionistas institucionales que hoy participan en el mercado tradicional de bonos de carbono migren al modelo de inversión en NFTs.

Pero también, que cada vez más ciudadanos del común tomen conciencia de que pueden mitigar su ‘huella de carbono’ a través de un instrumento financiero que aporta a la conservación de selvas y bosques, mitiga el impacto de los gases de infecto invernadero y, de paso, permite ganar dinero.

Pero esos dos jugadores no son los únicos que obtienen beneficios económicos de este modelo.

En realidad, los primeros en ganar son los propietarios de predios rurales que se vinculen al proyecto, quienes de entrada reciben el 50% de los ingresos derivados de la venta de cada NFT, por el solo hecho de conservar su bosque.

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El modelo estipula que, además, otro 16% de esos ingresos se destinará a proyectos sociales medioambientales en las zonas de influencia de los territorios que participan del proyecto, como acueductos rurales, planes de conservación de ríos, sistemas de energías renovables, educación ambiental para las comunidades, entre otros.

A la fecha, el proyecto ECO-NFT Sicoinco2 ya ha vinculado a más de 60.000 propietarios de predios rurales que suman más de 5 millones de hectáreas certificadas en territorio colombiano, a través de un modelo asociativo liderado por la cooperativa Open Skies.

La apuesta de sus gestores es que el modelo impulse una transformación radical en el campo colombiano, creando una fuente de ingreso legal, segura y sostenible para miles de campesinos que hoy se ven obligados a deforestar para sembrar cultivos ilícitos, así como para comunidades de resguardos y otras formas de organización social.

Pero además, que se impulse la titulación formal de grandes cantidades de tierra cuya propiedad no está clara y que se abra para el Estado colombiano una nueva fuente de ingresos a partir de los millones de hectáreas de tierra no productiva que hoy existen en el país.

Una criptomoneda ‘verde’

Los ECO-NFT Sicoinco2 ya están a la venta en la página web del proyecto (www.sicoinco2.org) y aparecen listados en OpenSea, el principal mercado de NFTs del mundo.

La primera emisión del proyecto es de 106,000 NFTs, cada uno de los cuales contempla una captación inicial mínima de 20 toneladas de CO2 por hectárea de tierra, con un precio de 25 euros por tonelada.

Pero esta no es la única posibilidad de inversión que ofrece este innovador proyecto. El sistema también cuenta con su propia criptomoneda – el Sicoinco2 –, que ya está disponible para transacción en Binance, OpenSea y otras plataformas.

El modelo es reforzado adicionalmente por otro incentivo, como son los beneficios tributarios que el Gobierno colombiano otorga a las empresas que inviertan en proyectos medioambientales medibles y verificables.
Los mismos incluyen descuentos importantes en impuesto sobre la renta y exclusiones del IVA para bienes derivados de dichos proyectos.

¿Qué es un NFT?

NFT es la sigla del término ‘Token No Fungible’. Token es una palabra inglesa cuyo significado más simple es ‘ficha’. Los ‘tokens’ son tan antiguos como la humanidad misma, pues se usaron inicialmente como medida monetaria para representar una determinada cantidad de una mercancía. Y siguen utilizándose hoy en el mundo físico. Una ficha de un casino, por ejemplo, es un token simple.

Por otro lado, en economía el término ‘no fungible’ hace referencia a un bien que no puede ser sustituido por otro, pues no existe en el mundo uno de su misma especie y características.

Llevada al mundo tecnológico, esta expresión se usó para designar a un formato digital inimitable, irrepetible e insustituible, que puede estar asociado a cualquier objeto virtual: una foto, un video, un dibujo, un meme de internet, una canción.

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Pero, ¿qué es lo que hace que ese ‘Token’ digital sea, efectivamente, ‘No fungible? Que el conjunto de datos de ese formato digital está grabado en la ‘blockchain’ -la tecnología que sirve como base a las criptomonedas como el bitcóin-, y gracias a ello resultan inmodificables.

Así, en resumen, un NFT es un certificado de autenticidad de un objeto virtual único, irrepetible y, por lo tanto, escaso, que se convierte en un activo digital negociable.

¿Y por qué están en auge? Porque en un mundo que utiliza cada vez más criptomonedas para sus transacciones físicas, y que empieza a crear una economía virtual apoyado en conceptos como el ‘metaverso’, los NFT son un nuevo activo digital para hacer negocios.

El mercado del arte digital fue el detonante del fenómeno en el 2021. Por su escasez y su rareza, muchas piezas de artistas digitales casi desconocidos fueron vendidas como artículos de colección por millonarias sumas.

Solo en los primeros seis meses del 2021 se vendieron NFTs por más de 2.500 millones de dólares en el mundo. Fue un conjunto de cosas excéntricas, sobre las que muchos aún se preguntan si en efecto representan bienes valiosos o son, simplemente, una ‘venta de humo’: collages de fotos digitales, dibujos de prendas de vestir, personajes de videojuegos.

ECO-NFT Sicoinco2 es el primer NFT asociado a una solución para un problema ambiental del mundo real.

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