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Colombianos deben aprender a ahorrar para el futuro: presidente Bbva

El presidente del banco Bbva, Óscar Cabrera, anunció que la entidad invertirá US$300 millones en plan de expansión y $5.100 millones en programas sociales este año.

4 de febrero de 2013 Por: Redacción de El País

El presidente del banco Bbva, Óscar Cabrera, anunció que la entidad invertirá US$300 millones en plan de expansión y $5.100 millones en programas sociales este año.

La meta es grande en el 2013 para el Bbva: invertir $5.100 millones en programas de responsabilidad corporativa en todo el país que beneficien a 11.000 niños y niñas de 50 instituciones educativas de 19 ciudades colombianas.Y también dentro de su plan de expansión el banco abrirá 150 nuevas oficinas, elevando su participación en el mercado de 7 % a 10 %. La inversión es de US$300 millones a tres años.Las cifras las entregó el presidente de la entidad, el español Óscar Cabrera Izquierdo, quien hizo un balance en Cartagena sobre los resultados que han dejado los proyectos de responsabilidad corporativa y habló de las perspectivas económicas de Colombia.Entre los programas del banco figura uno de educación financiera. De hecho se habla de una Escuela para el Emprendimiento...El programa va dirigido a jóvenes y adultos para que mejoren sus finanzas personales y puedan desarrollar proyectos productivos. La idea a largo plazo es crear un fondo o capital semilla de emprendedores para apoyar sus iniciativas.No es usual que la banca se preocupe por educar a los consumidores, porque está más ocupada en que gasten y adquieran servicios financieros…Es una labor que el Bbva está haciendo en todo el mundo. Creemos que no se trata solo de hacer una banca responsable, sino de estimular a los ciudadanos y consumidores a hacer un uso responsable de sus recursos. Es un acuerdo con la sociedad, gana el sector financiero y gana el consumidor.En ese sentido, ¿cómo describir al consumidor promedio colombiano? Da la impresión de que nos ocupamos más por gastar que por ahorrar…Es verdad. Hay un abandono total del pensamiento hacia el futuro. Se piensa en el ya, en lo inmediato. Falta planeación, proyección. Esto tiene que ver también con lo volátil que han sido durante años las economías latinomericanas. No es un comportamiento exclusivo de los colombianos. Y como han salido bien librados de las crisis no se piensa en ahorrar para el futuro. En Europa, antes de esta grave crisis, la gente vivía un poco al revés, cuando lo importante era ahorrar. Aquí la gente piensa más en endeudarse.Entonces, nos falta mucha educación y de administración de bolsillo…Sí, puede sonar aparatoso, pero independientemente del salario, uno sí debería preocuparse por ahorrar para el futuro. Hay que pensar, por ejemplo, cuánto debo depositar en una cuenta de ahorros, para que con las tasas actuales de interés en el mercado y con los años que me faltan para terminar mi vida productiva, pueda tener un complemento a mi renta y llevar una vida digna. Eso puede significar unos niveles de ahorro cercanos al 15 % de lo que se percibe. Uno se retira en promedio a los 65 años y de ahí en adelante se viven unos 20 años sin producir un peso. En ese periodo de la vida es en el que hay que pensar.Pero en un país como Colombia, donde la desigualdad es tan grande y hay cerca de 30 millones de pobres, ¿cómo se puede ahorrar?Mi visión es que hace falta en Colombia más capacitación para que la gente pueda desarrollar proyectos productivos. Quienes se ganan un salario mínimo no solo tienen un problema de dinero, tienen un problema de formación y creen que la única opción es emplearse, no ser el propio dueño de su negocio. Es a eso a lo que le deben apuntar las iniciativas sociales del sector financiero.Mucha gente cree que los bancos se ven obligados a invertir en proyectos sociales por la mala imagen que tienen frente al ciudadano de a pie que cada año ve cómo crecen sus millonarias ganancias... Es una buena pregunta. Lo que pasa es que, a diferencia de otros sectores de la economía, los bancos manejamos lo más sensible que posee un ciudadano: su dinero. Por eso nunca será fácil que nos quieran. Lo que muchos ignoran es que los bancos son los únicos que están obligados a revelar sus ganancias. Ya quisiera yo ver las ganancias de otros grandes conglomerados para ver la reacción que causarían. Y lo otro que quizás no saben es que los bancos pagan los impuestos más altos (un 27%) y cumplidamente. Se dice que soplan buenos vientos económicos para Colombia y que cada vez somos más atractivos para la inversión extranjera. ¿No hay demasiado optimismo en el ambiente?Muchas veces el principal enemigo de Colombia es Colombia misma. Todas las condiciones están dadas para que este país supere muchas de las dificultades económicas del pasado. En Colombia las cosas suelen ir frenadas. Yo caricaturizo un poco al país diciendo que somos un Ferrari con gran capacidad para ir a toda velocidad, pero quieren andar con el freno de mano. Cuesta mucho arriesgar. Y cuando las cosas empiezan a ir bien, entonces nos llenamos de temor y comenzamos a pensar que muy pronto nos va dejar de ir así de bien. Y cuando alcanzamos buena velocidad en ese Ferrari, preferimos parar. Aquí les gusta hablar todo en diminutivo. Eso es cultural. Soy uno de esos optimistas: creo que a Colombia le irá cada vez mejor, pero urge resolver temas como el de la infraestructura y la educación.¿En qué está el plan de expansión del Bbva en Colombia?Aumentaremos la capacidad física con 150 nuevas oficinas, elevando nuestra participación en el mercado de 7 % a 10 %. Es una inversión de US$300 millones a tres años. A parte de eso habrá inversiones en tecnología, banca móvil y potenciación de negocios con pequeñas empresas. ¿Qué enseñanzas deja la debacle económica que vive la España de hoy?España lleva mucho tiempo en recesión. Y este año seguirá siendo igual de malo. Una de las grandes lecciones es que entre más pronto se tomen las decisiones, más pronto se saldrá de la crisis. Las decisiones se han tomado en la dirección correcta, pero les falta velocidad. Otra lección es que esta crisis nos dejará un modelo de bienestar distinto al que la gente en España estaba acostumbrada. España quiso ser un papá rico que acostumbró mal a sus hijos, quería darles todo, salud, educación, vivienda. Pero un día se dio cuenta que sus recursos no le alcanzaban para atender ese modelo de bienestar. Era un modelo exageradamente benévolo.

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