Cultura

La esgrima de machete: la tradición caucana que convierte el combate en arte; esta es su historia

Preservado gracias a una larga tradición de macheteros del Cauca, este arte de defensa afrocolombiano acaba de ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Nación.

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Escuela de esgrima con Machete y Bordón de Puerto Tejada.
El maestro Miguel Lourido, de 66 años, es el sucesor de los legendarios macheteros del Cauca y director de la academia de Esgrima de Machete y Bordón de Puerto Tejada. | Foto: Bernardo Peña/El País

15 de ago de 2025, 05:57 p. m.

Actualizado el 15 de ago de 2025, 07:02 p. m.

Sentados en un banco de madera, dentro del salón donde cada domingo entrena a sus discípulos, respirando el dulzor maduro de las plantas de cacao sembradas en el patio de la casa, Miguel Lourido me cuenta que los antiguos macheteros caucanos “hablaban mucho de los duelos con el diablo, dizque buscaba a los mejores para derrotarlos”.

Aquí, a dos cuadras del parque principal y la iglesia Inmaculada Concepción, se encuentra la Academia de Esgrima de Machete y Bordón, dirigida por el maestro Lourido, heredero de una tradición ancestral recibida de los últimos macheteros que usaron este conjunto de técnicas de defensa para proteger a sus comunidades y ganar la libertad, pero que luego —acabando las grandes guerras patrióticas— decidieron convertirlas en un arte y un deporte.

Escuela de esgrima con Machete y Bordón de Puerto Tejada.
El maestro Miguel Lourido frente a un mural en la Academia de Esgrima de Machete y Bordón de Puerto tejada. | Foto: Bernardo Peña/El País

“Hay una historia —empieza su relato—, la de un machetero muy bueno que iba en bicicleta por el camino a Padilla y, en un tramo, se encontró con un hombre como blanquito, que lo paró y le dijo: ‘Me han dicho que usted juega bien a la esgrima’. El maestro quiso evadirlo: ‘No, yo no sé de eso’. Pero el tipo sacó un machete y retándolo respondió: ‘A mí me tenés que demostrar la verdad’. Se encendieron a machete, porque el maestro llevaba siempre el suyo, y, cuando en un lance el tipo se giró y dio la espalda, vio que tenía una cola como de marrano saliéndole del rabo”.

El machetero, “del susto gritó ‘Dios mío’ y, como si estallara pólvora, el otro desapareció. Dicen que lo encontraron al maestro privado, allí en el camino”.

El maestro Lourido tiene 66 años, pero escuchó leyendas como esta desde niño en Puerto Tejada, la orgullosa comunidad afrodescendiente donde nació y cuya historia, como cuenta él mismo, “empezó a finales del Siglo XVIII, cuando llegaron aquí africanos que huían de las haciendas esclavistas y empezaron una vida libre en el palenque conocido como Monte Oscuro, donde, entre otras cosas, cultivaron el mejor cacao de la región”.

Escuela de esgrima con Machete y Bordón de Puerto Tejada.
El maestro Lourido instruye a su nieto en la esgrima de machete. | Foto: Bernardo Peña/El País

Entre sus saberes ancestrales traían conocimientos de artes marciales y formas de esgrima de pueblos africanos “que se mezclaron en América con el uso del sable que tenían los españoles”.

De allí se originaron una serie de técnicas que los primeros maestros de esgrima adaptaron a los machetes y combinaron con el uso del bordón, una vara hecha de guásimo.

De acuerdo con registros históricos, los macheteros afrodescendientes fueron una de las principales fuerzas en las batallas de la Independencia, donde lucharon con la promesa de que abolieran la esclavitud.

Bernardo Peña, reportero gráfico de El País que me acompaña en Puerto Tejada, comenta al escucharlo: “Si mal no recuerdo en el Monumento de los Héroes de la Independencia que fue destruido en Bogotá, mencionaban a los macheteros del Cauca, siempre quise saber a qué se debía”.

“Y en honor a ellos también hay un batallón del Ejército Nacional que se llama así: Batallón de Contraguerrilla Macheteros del Cauca”, agrega Lourido.

Escuela de esgrima con Machete y Bordón de Puerto Tejada.
Antes de tomar un machete, el alumno debe dominar el bordón de guásimo. | Foto: Bernardo Peña/El País

También estuvieron en la Guerra de los Mil Días. “Los macheteros caucanos, en ambos bandos, tanto liberales como conservadores, eran de los más temidos”, dice el maestro.

La última gran guerra en la que participaron fue en la colombo-peruana, donde cuentan que sorprendieron a las tropas del Perú en operaciones nocturnas.

“Yo me hice esgrimista por tradición familiar, porque mi bisabuelo materno, José Vélez, era maestro de esgrima de machete, y aquí hablaban mucho de eso. Yo estaba pequeño y me quedaba sorprendido con las aventuras que contaban, luego empecé a ir donde algunos maestros se reunían y, poco a poco, me fueron dando instrucción, luego mi bisabuelo se enteró que yo también iba por ese camino”, recuerda Lourido, quien es electricista de profesión y jubilado de las Empresas Municipales de Cali.

El principal maestro de Lourido, fue Héctor Elías Sandoval, más conocido como ‘don Sando’, un antiguo machetero, poeta, luthier y coreógrafo, quien falleció en 2022 a los 93 años y fue reconocido con el Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura.

La frase preferida de don Sando cuando invitaba a alguien para jugar a la esgrima era: “No traiga machete, que aquí le damos”. Otra era: “Para la esgrima de machete hay que sabérselas todas y una más”, refiriéndose a las paradas y técnicas de este arte, como el falso diagonal, en el que el machetero describe un triángulo de ida y regreso, amagando un lance, para que el otro se cubra, pero luego lo manda para el lado contrario.

Escuela de esgrima con Machete y Bordón de Puerto Tejada.
La esgrima con Machete es un arte de defensa, no de ataque, la mayoría de sus técnicas no son para herir, sino para detener al oponente. | Foto: Bernardo Peña/El País

Se conservan cartillas o artes de la esgrima que datan del siglo XIX —similares a los manuales de caballería—, donde los primeros maestros describían con textos y dibujos los diferentes movimientos, paradas y técnicas para el machete y el bordón, “cuando un contramaestro, es decir, un discípulo talentoso llegaba al nivel más alto de la esgrima, el maestro mayor lo graduaba entregándole la cartilla, con lo que ya podía llamarse maestro y enseñar a otros los secretos de este arte marcial”.

En la actualidad, el maestro Lourido no solo dirige la academia de Puerto Tejada —donde, entre otros, tiene como alumno a su propio nieto—, sino que viaja por el mundo compartiendo sus saberes sobre la esgrima de machete con otros estudiosos de las artes marciales.

“Me han invitado a eventos de artes marciales en Puerto Rico, Ecuador, y a Los Ángeles y Austin en los Estados Unidos, donde expertos en karate, kung-fu, incluso de krav maga, el que practican en Israel, me dicen que para Colombia debería ser un orgullo tener su propio arte marcial y una forma conservar la tradición, pero no como generador de violencia, como dicen algunos, porque no entienden que la esgrima de machete nació para defendernos, no para atacar a otros, y hoy es una arte de exhibición, una danza, un deporte y gimnasia corporal, que es nuestro patrimonio, igual que la capoeira en Brasil, o el arte de los samuráis en Japón”, comenta el maestro.

En la sala de recepción de la academia se pueden observar los retratos de aquellos maestros cuya vida y obra hoy se confunde con las leyendas y la tradición oral del Pacífico: Manuel María Caicedo —que peleó en la guerra contra el Perú—, Ananías Taniquí, Luis Vidal, Teófilo Arboleda, Eliécer Mera Lasso, Samuel Balanta, Torelia Sandoval y Fanny Molina, entre otros y otras, puesto que las mujeres también dominaron el arte de la esgrima de machete y bordón, o la grima.

De hecho, hay una historia sobre las macheteras de La Toma, unas guerreras temibles con maestras y técnicas propias.

Las tesis internacionales de antropólogos sobre la esgrima de machete aumentan cada año, las paredes de la academia están llenas de fotografías con investigadores de diferentes países que visitan Puerto Tejada atraídos por las historias de los macheteros, incluso se han filmado películas independientes, y el escritor caucano Juan Cárdenas publicó en 2019 la novela ‘Elástico de sombra’, una odisea caucana en la que son protagonistas el maestro Héctor Elías Sandoval y Miguel Lourido.

Tengo mi ejemplar del ‘Elástico de sombra’ y le pido al maestro Lourido que lo firmé, aprovecho y le preguntó si esa técnica de machete —a la que hace referencia el título del libro— realmente existe.

“Claro que existe, aunque se ha ido perdiendo, porque los maestros que la dominaban no la transmitieron a muchos discípulos ni dejaron cartilla, pero se trata de aprender a jugar la esgrima en la oscuridad, algo que antiguamente era necesario, porque no había electricidad y los macheteros debían enfrentar peligros en medio de la oscuridad de los caminos y el monte, era una forma de saber como defenderse cuando los atacaban desprevenidos, porque era frecuente que para dañarlos, primero los ubicaban en algún salón popular y alguien apagaba las velas, entonces el maestro ya sabía cómo reaccionar en estas situaciones”.

Exhibición de esgrima de machete y bordón en el Petronio Álvarez 2025.
En la inauguración de la XXIX edición del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez 2025 se realizó una exhibición de esgrima de machete y bordón, rindiendo homenaje a la cultura afrocaucana. | Foto: Jorge Orozco

Para el año 2018, la Academia de Esgrima de Machete y Bordón fue invitada a una exhibición en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, allí estuvieron don Sando y el maestro Lourido. Si bien ya existen otras escuelas en el norte del Cauca con importantes maestros, entre ellos, Porfirio Ocoró, fue desde Puerto Tejada que se gestó todo un proceso de reconocimiento nacional que llevó esta práctica ancestral a alcanzar la condición de Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia.

Alicia Castillo Lasprilla, directora del Centro de Memoria Étnica y Cultural La Casa del Cacao, ubicada en el mismo lugar de la academia de Puerto Tejada, asegura que “ya podemos decir que la esgrima de machete y bordón es un patrimonio cultural inmaterial, porque oficialmente el pasado 25 de julio fue aprobado por el Consejo de Patrimonio Nacional, y ahora estamos en el proceso de construcción del Plan Especial de Salvaguardia, creando esos programas, esas actividades para que este arte pueda ser sostenible en el tiempo y en el espacio, generando identidad, cohesión social y empoderamiento cultural aquí en el norte del Cauca y en Colombia”.

Después de intentar algunas posiciones de esgrima de machete y escuchar ese místico “cling-cling” cuando se cruzan las peinillas en el aire, el maestro Lourido me dice que “la mayoría de macheteros han sido hombres longevos, fallecidos de causas naturales a entre los 80, 90 y 100 años, como el maestro Ángel María Vivero Altamirano, quien además fue fumador de tabaco con pipa”.

A la salida, quedamos de regresar en noviembre para el Festival de Esgrima de Machete y Bordón de Puerto Tejada, donde se reúnen todos los maestros y alumnos de las escuelas nortecaucanas, y donde se celebrará este saber libertario que hoy es un arte nacional.

Periodista y escritor, entre sus publicaciones destaca el volumen de ensayos ‘Libro de las digresiones’. Reportero con experiencia en temas de cultura, ciencia y salud. Segundo lugar en los Premios Jorge Isaacs 2022, categoría de Ensayo.

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