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Alberto Cortez, cantautor y poeta argentino.​ | Foto: Especial para El País

MUSICA

Alberto Cortez: el artista universal que le cantaba al amor y la amistad

Así fue el hombre que con sus canciones le dio voz al amor y a la amistad en todo un continente: el cantautor argentino Alberto Cortez.

4 de abril de 2019 Por: Redacción de El País y EFE

Fue en 1969, hace exactamente 50 años, cuando un tipo más bien desconocido sacudió las radios de todo el cono sur de América Latina y luego las de todo el continente con una canción que, de inmediato, se convirtiría en un clásico inmortal: ‘Cuando un amigo se va’.

Y este jueves 4 de marzo de 2019, 50 años después de la aparición de esa canción, es el poeta y cantante que la escribió y la inmortalizó quien a su vez se hace eterno y a quien también se le canta: “cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar, ni con las aguas de un río”.

Antes de volver a escuchar en la mañana de ayer esa canción infinita, pensando en que es justamente quien la canta el que ya no está entre los vivos, la última noticia que se había conocido de Alberto Cortez fue la cancelación de su concierto en Santo Domingo, República Dominicana, por problemas de salud, el 27 de marzo pasado.

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Para entonces sus dolencias eran noticia: padecía unas úlceras gástricas que menguaban con ferocidad siempre puntual, cada día, los alientos de su existencia. Cuando se anunció la cancelación de su concierto, el poeta Cortez se hallaba en la unidad de cuidados intensivos de una clínica en Madrid, hasta que ayer, luego de 79 años, el “cantor de las cosas simples” no pudo más.

En Rancul, un pueblo remoto de las Pampas argentinas que apareció en los mapas cuando Cortez apareció en las radios, lloran y llevan flores a la que fue su casa.

Aunque lo cierto es que más bien lo llora un continente entero. En Ecuador el presidente Lenin Moreno declaró un luto oficial la muerte de Cortez, y lo lamentan en México y en Colombia y en España, en donde reposa su cuerpo.

Lo lloramos, claro, porque sabemos muy bien que “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”.

Poesía para todos

Lo que intentó siempre, y siempre lo dijo, fue hacer de su música y su poesía un placer para todos, para el tipo instruido que también escucha a Beethoven, y para el argentino de la provincia que prefiere la cumbia. Para Cortez su música tenía el objetivo de “acercar la poesía al pueblo, de donde nunca debió salir”.

De ahí que el escenario era el lugar donde más feliz se sentía, como afirmó en ‘La vida’, biografía de más de 500 páginas escrita por Laura Etcheverry, en la que relataba que compuso su primera canción a los 12 años de edad, ‘Un cigarrillo, la lluvia y tú’, cuando descubrió el erotismo.

Con solo 20 años tomó un barco desde su Argentina natal con dirección a Europa, tras los pasos de grandes maestros de la música popular como Jacques Brel, George Brassens o Gilbert Becaud, y allí grabó su primer disco, sin saber que este salto continental se convertiría en una constante en su carrera.

Luego llegaría una música que habría de instalarse en lo más profundo no solo en la memoria, sino también de la nostalgia colectiva de millones: canciones como ‘Me lo dijo Pérez’, ‘El abuelo’, ‘Mi árbol y yo’, ‘Distancia’ o ‘Te llegará una rosa’, y la que es quizá su canción más insigne, ‘Cuando un amigo se va’, un hito que nació del dolor pues fue escrita en 1963 a raíz del fallecimiento de su padre.

“Escribí esa canción porque mi padre me trató como a un amigo desde pequeño, llevándome a todas partes”, explicó el artista, quien pasó entonces por una crisis que le llevó a pensar en dejarlo todo y volver al pueblo donde nació.

El espíritu de exaltación de la amistad que emanaba esta composición marcó también su trayectoria, muy prolífica en colaboraciones sinceras. Entre las más relevantes, destacan los cuatros discos que realizó con el músico y filósofo Facundo Cabral, muy cercano, por lo que su asesinato en Guatemala representó un duro impacto.

“Su muerte significó la muerte de todos los cantantes del mundo”, dijo.

Cortez compartió estudio y escenario con otras grandes voces de Latinoamérica, como sus compatriotas Mercedes Sosa y Estela Raval, voz de ‘Los Cinco Latinos’, con la que grabó el álbum ‘En un rincón del alma’, el cual contenía la emblemática canción del mismo nombre que también interpretaría a dúo con María Dolores Pradera.

España, de hecho, se convirtió en un lugar especial. En ese país fijó su residencia, donde cantó a Antonio Machado, a Miguel Hernández y a Federico García Lorca. También a las víctimas del atentado terrorista del 11M en Atocha (el cual coincidió con su cumpleaños) y fue donde una noche de 1967 empezó a convertir su nombre en leyenda en una velada sin micrófonos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Pero antes de todo eso la vida le había llevado a Buenos Aires en 1958 para estudiar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Allí cantaba con su guitarra en locales nocturnos y fue contratado por la banda de jazz ‘San Francisco’, trabajo que alternó con otras actuaciones con la orquesta de Armando Pontier.

Viajó a Bélgica con 20 años en una gira con la ‘Argentine International Ballet and Show’, y aunque no tuvo éxito, Cortez fue invitado por un productor a grabar un disco en solitario, ‘Mr. Sucu Sucu’. En ese país fue donde conoció a la que sería su esposa, la pintora Renée Govaert, y donde arrancó su carrera de éxito.

En 1965, un año después de instalarse en España, participó en el Festival de Palma de Mallorca con la canción ‘Me lo dijo Pérez’, que más adelante fue interpretada y promocionada por cantantes como Karina, Mochi o Los Tres Sudamericanos.

El Teatro de la Zarzuela de Madrid significó un cambio en su carrera, ya que en 1967 ofreció un recital de canciones de Yupanqui, Dávalos y algunos poemas de Pablo Neruda musicalizados.

Sin embargo, tendría que aparecer en 1969 el álbum ‘El compositor, el cantante’, con clásicos como ‘El abuelo’, ‘Hay un niño en cada hombre’ y ‘Cuando un amigo se va’, para que su carrera alcanzara un clímax del que solo menguaría con la muerte.

En los ochenta realizó diversas giras por Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y EE. UU. En Nueva York tuvo la oportunidad de cantar en el célebre Carnegie Hall.

En 1992 celebró sus 25 años como cantante con un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires y dos años después presentó un espectáculo con su amigo Facundo Cabral llamado ‘Lo Cortez no quita lo Cabral’, una puesta en escena que recorrió México, España y Argentina.

Desde 2016, con 76 años, Cortez había retornado a los escenarios con un recital al que había denominado ‘El regreso’. Era este el acto que iba a dar en Santo Domingo, República Dominicana, y que no pudo concluir porque entonces, aquel hombre que se convirtió en amigo de todos, ya estaba por partir.

Varias de sus canciones, entre ellas ‘Cuando un amigo se va’, están en la lista de las mejores baladas de la música hispanoamericana.

Clásicos de Cortez

-‘Me lo dijo Pérez’ (1965). Con esta canción participó en el Festival de Palma de Mallorca.

-‘Cuando un amigo se va’ (1969). La escribió en 1963 luego de la muerte de su padre.

-‘El abuelo’ (1969). Cortez rememora su relación con su abuelo emigrante.

-‘Distancia’ (1970). Incluida en el álbum del mismo título, años después volvería la grabar junto a Mercedes Sosa.

-‘Mi árbol y yo’ (1970). Otro himno inmortal a la amistad.

-‘Camina siempre adelante’ (1971). Recuerdos del día, cuando tenía 12 años, que se marchó de su casa.

-‘En un rincón del alma’ (1971). Un himno al amor perdido, versionado luego por Chavela Vargas.

-‘Nanas de la cebolla’ (1972). Célebre poema Miguel Hernández que musicalizó Cortez.

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