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Imagen de referencia. | Foto: Archivo de El País

ECONOMÍA

Reforma tributaria: la natilla, el buñuelo y los otros productos que tendrán impuesto

¿Qué otros bienes quedarán gravados en la reforma tributaria que aprobaron esta semana el Senado y la Cámara?

6 de noviembre de 2022 Por: Redacción El País y Colprensa

Las familias colombianas tendrán que pagar más por consumir productos tan populares como empanadas, natilla, buñuelos, galletas, cereales y chocolates.

La mayoría de gaseosas y bebidas azucaradas también tendrán impuestos. Ese nuevo gravamen que le aplicarán dependerá del contenido de azúcar, medido en gramos.

Lo anterior es producto de la controvertida reforma tributaria que se aprobó esta semana, y que quedó lista para la conciliación en el Congreso la semana entrante.

En contraste, del listado de productos que quedaron por fuera se cuentan las bebidas gaseosas que no superen los 4 gramos de azúcar, así como los panes (en cualquiera de sus presentaciones), el salchichón, la leche, las obleas, el arequipe, la miel, el yogurt y los bocadillos. También quedaron por fuera aquellos productos que se destinarán para los programas asistenciales.

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Los siguientes son algunos de los puntos clave de la reforma:

¿Qué pasará con las gaseosas?

La tarifa del impuesto se fijará en función del contenido de azúcar en gramos por cada 100 mililitros.

Las bebidas azucaradas con menos de 4 gramos no pagarán impuesto, para las que tengan entre 4 y 8 gramos la tarifa será de $18, y para las de más de 8 gramos, el impuesto será de $35 por cada 100 mililitros.

Sobre la ‘comida chatarra’

Aumentarán los impuestos de la carne de hamburguesa, las salsas, la pastelería, algunas bebidas con mucho contiendo de azúcar, el chocolate y los cereales.

El impuesto será progresivo. La tarifa oscilará entre 10 % y 20 % para los años comprendidos entre el 2023 y 2025. Aquí se incluyen también los embutidos, ‘snacks’, cereales, galletas, dulces, productos apanados, las empanadas, la natilla y los buñuelos, entre otros.

Analistas consideran que en la práctica esto no afectaría al tendero sino a las grandes cadenas. “El Gobierno ha tratado de mantener al margen a los pequeños negocios”, señaló Adrian Garlati, director de economía de la Universidad Javeriana.

Entre los alimentos que se salvaron de ser gravados se encuentran el pan, en cualquiera de sus presentaciones, las obleas, el arequipe, la miel, el yogurt y los bocadillos.

¿Cómo pagarán los más ricos?

Según el texto aprobado en el Congreso, los colombianos que ganen más de $10 millones (algo así como US$1.980 mensuales) tributarán más.
De igual manera, las llamadas ganancias ocasionales, es decir aquellas que se derivan de ventas o herencias pasarán de pagar 10% al 15%.

Asimismo, aquellos nacionales que tengan patrimonios de más de $2.700 millones (alrededor de US$530.000) pagarán un equivalente al 0,5%.

Quienes tengan patrimonios de entre US$1 millón y US$1,9 millones pagarán el 1% y para los que manejen US$2 millones, el porcentaje aumenta a 1,5%.

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El impuesto a los dividendos empresariales también aumentará entre 15% y 20%.

Dentro del articulado también se aprobó el impuesto a los plásticos de un solo uso para la venta e importación de productos fabricados con este material, utilizados para empacar, embalar o envasar bienes por única vez.

Este tema generó fuertes críticas por parte de la oposición y algunos sectores como Acoplásticos. Argumentan que le costaría más al bolsillo de los colombianos por cuenta del impuesto al empaque de los alimentos.

Sin embargo, el presidente de la Cámara, David Racero, señaló que el impuesto únicamente aplicará para productos que no tengan relación con alimentos de la canasta familiar, ni los usados para fines médicos, ni contacto con animales para fines de sanidad.

Sobre los hidrocarburos

Lo primero que hay que decir es que la renta de las empresas petroleras serán gravadas entre 35 y 60%, dependiendo del precio internacional del petróleo.

Lo segundo es que las regalías que se pagan a las regiones donde explotan recursos ya no serán deducidas de sus impuestos.

A los productores de carbón se les aplicará un impuesto a la renta de entre 35% y 45%.

Las empresas mineras tampoco verán las regalías deducidas de sus obligaciones de renta.

A las empresas hidroeléctricas se les aplicará un impuesto de entre un 3% y un 5%, con lo que pagarán un total de entre 35% y 40% de su renta.
Para el director de economía de la Universidad Javeriana, Adrián Garlati, el punto más complicado es que no se permite la deducción de regalías del impuesto de renta.

¿Las iglesias pagarán impuestos?

No hay una respuesta concreta sobre el artículo que establecía una contribución porque el Senado tumbó el gravamen, pero la Cámara de Representantes mantuvo el impuesto.
La última palabra se definirá en la conciliación de la semana entrante.

La voz de un empresario del Valle del Cauca

“En general, la reforma tributaria le está asignando una mayor carga a las empresas, especialmente a las del sector minero. Por esta razón, en el corto y mediano plazos veremos un ajuste importante en la tasa de cambio, toda vez que se esperaría una reducción en las inversiones y las exportaciones asociadas a este sector”.

Así opina el economista y gerente de la empresa CentroNet, Carlos Pérez, quien agrega que los impuestos aprobados sobre algunos alimentos procesados impactarían de manera especial al Valle del Cauca, “pues esto representará un aumento en los precios percibidos por los consumidores y, a su vez, una reducción en los ingresos para los productores. Siendo este el principal departamento productor de alimentos procesados en el país, se esperaría un mayor impacto de esta medida en nuestra región, lo cual se reflejaría en una reducción en la dinámica de generación de empleo en estas empresas.

De otra parte, el aumento esperado en la tasa de cambio representará una mayor dificultad para que las empresas de tecnología puedan acompañar a las micro y pequeñas empresas en su procesos de transformación y adopción de nuevas herramientas para impulsar su productividad, ya que el valor de importación de la mayoría de equipos tecnológicos se incrementaría por cuenta de un mayor precio del dólar.

Finalmente, se podría esperar que en el mediano plazo se registre una mayor presión en el mercado laboral para las empresas desarrolladoras de software y exportadoras de servicios que operan en la región, toda vez que una mayor tasa de cambio llevará a que las empresas pierdan competitividad frente a las extranjeras”

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