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Martín Bala y sus secuaces, según la Policía | Foto: Especial para El País

TECNOLOGÍA

El 'big data', la nueva arma contra las bandas criminales de la región

Agentes de la Sijín (Policía) y la Fiscalía usan la tecnología para capturar a la delincuencia y reducir los índices de los principales delitos que se cometen en contra de los caleños.

2 de junio de 2019 Por: Redacción de El País

El hombre tiene un Cristo tatuado en la muñeca de su mano izquierda. Lo dice un denunciante de atraco a mano armada. En otras denuncias, las víctimas refieren la misma característica del agresor. El dato aparece en varias denuncias y esa coincidencia ya es como oro en polvo para los investigadores de análisis criminal.

De la misma manera que estos agentes de inteligencia cruzan variables para identificar las zonas más afectadas por determinada actividad delictiva, focalizan los llamados ‘puntos calientes’, aquellos donde ocurren esos delitos, o las horas de mayor ocurrencia de hurtos o de tráfico de estupefacientes, por ejemplo, y así es como van atacando las bandas dedicadas al homicidio, al hurto, al microtráfico y otros delitos en la ciudad.

“Hacemos un análisis criminal de un contexto determinado, en conjunto con agentes de la Fiscalía y de la Sijín y así hallamos una correlación de casos con delitos penales en una zona específica”, explica un agente de la Sijín, de la Policía Metropolitana de Cali.

Luego de tener esa información, se van a la calle a hacer trabajo de campo, consistente en identificar posibles víctimas, los lugares que frecuentan los bandidos o donde cometen los delitos, los vehículos en los que se movilizan, y sobre todo, detectar su ‘modus operandi’.

En ese estudio, identifican GDO (Grupos delictivos organizados), aquellos en los que simplemente le pagan al mejor postor cuando necesitan hacer algo. Por ejemplo, contratan un sicario en cualquier comuna del Distrito de Aguablanca si requieren liquidar a alguien.
O en hurtos, hay alguien que tiene la información para planear un robo a gran escala, entonces busca fichas para ello y las manda, es el jefe porque es el que tiene la información y es el que tiene el control.

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Pero también han encontrando bandas que están organizadas y son ellas las que deciden y ordenan los hurtos, los homicidios. Son las GDCO o grupos de delincuencia común organizada.

“En sicariato y en homicidios sí hay bandas estructuradas en el oriente de Cali y hemos desarticulado once bandas de ese tipo en lo que va corrido de 2019, además de las dedicadas al hurto y al tráfico de estupefacientes, que totalizan 25”, explica el investigador de la Sijín.

Lo cual no significa que no las haya dedicadas a dos o tres de esas actividades delictivas al tiempo, por la sencilla razón de que un delito lleva al otro y porque les resulta más rentable. Por ejemplo, vender estupefacientes y cometer homicidios, ambas actividades les dan dinero, entonces buscan hacerse a ellas.

El análisis criminal les ha permitido a las autoridades establecer que la gran mayoría de los bandidos capturados, son reincidentes y tienen varias entradas a la cárcel por diferentes delitos. Algunos tienen la casa por cárcel o domiciliaria, pero salen para cometer otros ilícitos.

Pero la gran sorpresa son los bandidos de alto y mediano perfil, como la banda Los Vaqueros, recientemente desmantelada, que era una agrupación de reconocidos abogados que se dedicaban a llevar procesos penales, pero a la vez también cometían ilícitos.

Un caso mayúsculo fue la investigación de ocho meses para lograr la detención y captura el pasado 22 de mayo, de Greilyn Fernando Varón Cadena, alias Martín Bala Jr., exintegrante de Los Rastrojos y líder de ‘La Gran Alianza’, una red de estructuras que ordenaba homicidios.

Era un tipo de alto perfil, de esos que no son fáciles de judicializar porque utilizan segundos, terceros y hasta cuartos en el eslabón criminal para no dejar rastro ni quedar comprometidos. A los investigadores se les dificulta recoger la evidencia, pero al final con controles técnicos y fuentes humanas logran establecer que viene de Bogotá y lo capturan.
Los ‘Sherlock Holmes’ de hoy tienen a su disposición, más que una lupa, mecanismos tecnológicos de verificación, como dos sofisticados ‘software’ que los acercan más al rastro de la delincuencia.

Uno es el Sistema Único de Comparación Balística (Sucoba), que cruza la información de todos los patrones de armas de fuego que han sido incautadas y hace la correlación de en qué hechos delictivos estuvieron involucradas dichas armas, especialmente en homicidios y en qué zonas o áreas fueron usadas.

Esos datos les permite inferir asociaciones para llegar al origen de la cadena delictiva, obtenidos gracias a estas herramientas de apoyo técnico científico que les facilita hacer la comparación de la evidencia.
Un segundo mecanismo de verificación es Watson, una herramienta de big data o sistema policial de información, que utilizan la Fiscalía y la Policía desde 2018 y les ha permitido seguir más rápido y con certeza el rastro de los criminales. Por esa razón toma su nombre del reconocido amigo del sabueso Sherlock Holmes, en las novelas del escritor escocés Arthur Conan Doyle.

Como él, Watson les permite hacer análisis de las noticias criminales y sacar patrones identificados en distintos hechos delictivos. Por ejemplo, si el hombre del Cristo tatuado en su muñeca izquierda aparece en 10 o 15 denuncias, ya se procede a ver cómo se judicializa el individuo o si pertenece a una banda.

El proceso puede tardar desde 3 o 4 meses, hasta 9 meses o el año. En ese lapso, los agentes hacen vigilancia y seguimiento y reconocimiento fotográfico o laboran como agentes encubiertos, para poder acopiar las pruebas que conduzcan a la judicialización. Cuando ya han recopilado material probatorio suficiente, lo entregan al fiscal encargado para que procedan a la captura y judicialización.

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Otra estrategia de los investigadores, es que cuando desmantelan una banda de tráfico de estupefacientes, las autoridades buscan dar el golpe en simultánea a su banda rival. La razón es elemental: es que si desarticulan una sola, la otra va a comenzar a tomarse ese espacio para obtener el control de microtráfico.

“Si desarticulamos una sola estructura, no hacemos nada, porque la otra va a asumir el mando; eso nos pasó con Los Ermitaños, los capturamos, pero Los Vaqueros quedaron al mando; pero si afectamos a las dos bandas, la zona queda más tranquila”, explica uno de los investigadores de la Sijín.

Estos mecanismos de trabajo son los que les han permitido reducir delitos como el homicidio, pues las 25 bandas desarticuladas en lo que va de 2019, han dejado 233 capturados que en un 90 % están en prisión intramural.

El 10 % restante no va a establecimiento carcelario. Son generalmente mujeres que son utilizadas en la cadena criminal para el tráfico de estupefacientes o para hacer contactos para organizar una actividad ilícita. En su mayoría, quedan con prisión domiciliaria porque, regularmente, tienen niños pequeños.

En esta tarea, los detectives se especializan para perseguir delincuentes, según su actividad delictiva: hay grupos especiales para homicidio, para hurto de vehículo, para tráfico de estupefacientes, para microtráfico en entornos escolares, para hurtos a residencias y para hurto a personas, incluso, para delitos contra el medio ambiente, entre otros.

Con este método, fueron capturados alias El Tigre, líder de la banda Los Meza; y los supuestos responsable del atentado al director del HUV, Irne Torres Castro, y de un juez, entre otros homicidios.

Y recientemente, contra el ‘gota a gota’, un fenómeno difícil de evidenciar porque la gente no denuncia por temor a las retaliaciones. Uno de los resultados es la banda que fue desarticulada el pasado 2 de abril con una docena de capturas.

El investigador de la Sijín comenta que hubo que captar pruebas para demostrar delitos como concierto para delinquir con fines de usura, constreñimiento ilegal, hurto calificado y desplazamiento contra una familia de cuatro personas que tuvo que huir ante las amenazas.

Por ejemplo, tenían que demostrar que los cobradores usaban armas para cobrar o el hurto calificado como cuando le saquean la casa a la víctima y se le llevan los enseres por no pagar.

La banda de ‘Los gota a gota’ cayó el 2 de abril, con diez capturas por secuestro, extorsión, desplazamiento y hurto para cobrar préstamos pagadiario o exprés en las comunas 5, 7, 8, 10 y 22 de Cali y en Jamundí.
El líder de la red de prestamistas, alias Mahecha, había creado Créditos El Prado, París y Montana, para manejar una cartera de 15 préstamos por 200 millones de pesos. Incluso, las autoridades investigan si él estaría involucrado en el caso de tortura de un hombre.

Así, con estos métodos casi de novela como las del detective Sherlock Holmes y ‘mi querido Watson’, en la obra literaria de Arthur Conan Doyle, es que los investigadores de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cali y de la Fiscalía, le van cortando la racha a los delincuentes en la ciudad.

También cayeron

Cayeron Los Eladios, de Yumbo, dedicada al homicidio y tráfico de estupefacientes.

Los Tinos, acusados de al menos nueve homicidios y el expendio de más de 9000 dosis de drogas al mes en el oriente de Cali.

Los Pillos, dedicados al hurto de vehículos.

La banda Jezabel, dedicada al fleteo en Cali, Eje Cafetero y Valle.

Los 9 de Enero, dedicados al tráfico de estupefacientes en entornos escolares, homicidios y hurtos.

Los Rolos, dedicados al hurto de entidades bancarias.

La banda La Cancha, dedicada al sicariato.

La banda La Playita, una organización delincuencial acusada de comisión de homicidios, cobro de extorsiones, desplazamientos forzados y hurtos, con especial injerencia en la comuna 13 de Cali.

Los Pokémon, una estructura delincuencial que año y medio después de ser desarticulada, se estaba reestructurando en la comuna 6 de Cali, acusada de homicidios y microtráfico.

Además, se han hecho incautaciones de toneladas de droga, de mercancía de contrabando y de armas de corto y largo alcance, destinadas a surtir a grupos delincuenciales.

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